Cortesía/Río Doce/Roxana Vivanco.
La pugna entre Mayos y Chapos ha tomado también como campo de batalla localidades y sindicaturas de Culiacán y municipios del sur, donde los patrullajes y los rondines y la presencia del Gobierno simplemente no existen
La confrontación entre Mayos y Chapos que detonó en Culiacán el 9 de septiembre, ha tomado también como centro de batalla las calles, caminos y carreteras de sindicaturas, localidades, ejidos y rancherías contiguas al casco urbano de la ciudad, y de los municipios aledaños de Eldorado y Navolato. Serían parte de “la zona rural”, esa que llama el gobierno estatal para animar a los culichis de que la ciudad está tranquila, como si allá solo habitara el ganado.
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En el sur, las zonas más afectadas han sido poblados y comunidades de Elota, Concordia y San Ignacio, donde grupos armados, al igual que en la zona urbana y rural de la zona centro, llevan a cabo violentos enfrentamientos, llevando a familias enteras a emigrar hacia otros lugares.
En 48 días de pugna, aun cuando ha habido un número mayor de denuncias, se han confirmado 38 agresiones a personal militar y policiaco en las zonas rurales, de las cuales 21 han ocurrido en poblados y sindicaturas situadas entre Culiacán, Navolato y Eldorado, y que han dejado al menos 51 personas fallecidas, entre los que se cuentan militares y policías.
Pese a que los actos violentos se han mantenido constantes en las zonas rurales desde el 9 de septiembre, las autoridades han enfocado sus esfuerzos en aumentar la presencia militar y blindar la ciudad capital del estado, que aun cuando ha reducido los enfrentamientos, no ha ocurrido lo mismo con los asesinatos, despojo de vehículos, “levantones” y abandono de cadáveres.
En contraste, en las localidades y sindicaturas, que también forman parte de Culiacán las fuerzas de seguridad acuden cuando ocurre un hecho violento, mientras que el resto de los días los patrullajes son esporádicos.
Hasta el viernes, en el marco de la pelea interna del Cártel de Sinaloa, se contabilizaron además 14 bloqueos, la mayoría dentro de la ciudad de Culiacán, pero también en la maxipista Culiacán-Mazatlán, en tramos ubicados en la sindicatura de Costa Rica, Elota, Las Labradas, en San Ignacio, la carretera México 15, carretera a Eldorado, en la autopista Mazatlán-Durango y en la carretera a Villa Unión, en Mazatlán. Ahí se implementó una estrategia para retirar las unidades que utilizan los grupos delincuenciales, y en donde se ha logrado la detención de algunos responsables.
El martes 22 de octubre, el secretario de Seguridad Pública estatal, Gerardo Mérida Sánchez, señaló que los “eventos relevantes” que causan inquietud a la población, se estaban llevando a cabo a las “afueras de la ciudad”, dentro de las zonas rurales, y que ese día y el anterior iban a menos, gracias al cerco de seguridad implementado para proteger a la ciudad de Culiacán.
“Ante todo esto vemos que realmente el trabajo que se está realizando, al mantener, por lo que corresponde a Culiacán, un cerco de seguridad, como queramos llamarle, las puestas de tarea, los puestos de control, los trabajos de acercamiento hacia las escuelas, hacia la zona centro, lo que está trabajando, creo que tiene parte, de lo que se ha logrado como aprovechamiento y ventaja”, dijo.
Mientras la estrategia se focaliza en la ciudad de Culiacán, algunas localidades se han convertido en zonas de batalla como ocurrió el 17 y 23 de octubre en el Campo El Diez, ubicado a escasos dos kilómetros de la ciudad, y donde un vecino de una localidad aledaña, relató que vivieron un “infierno” cuando dos facciones antagónicas se enfrentaron primero en las inmediaciones de la iglesia y después en el sitio conocido como la curva, que comunica al ejido El Quemadito.
“La primera balacera duró como una hora… levanté a la mujer, eran como las diez de la noche y terminó como a las 11. Esa vez no paraban los balazos, fue un infierno. Dicen que de esa primera noche los militares juntaron como un balde o dos de puros casquillos, y para qué no haya muertos, quién sabe qué pasaría, dicen que se los llevaron”, relata.
La noche del jueves 17 de octubre, los vecinos del Campo El Diez hicieron una veintena de llamadas al 911 pidiendo ayuda, pero las autoridades acudieron a la mañana siguiente. En la zona quedó una camioneta en llamas y dos vehículos perforados por las balas. Ningún cadáver. De la segunda confrontación, que quedó grabada en un video en el que se escucha “¡Balazos otra vez!”, solo quedaron casquillos, una motocicleta accidentada, un chaleco táctico y algunos cargadores.
“Yo he visto que pasan carros hacia el sur o norte, o de venida por la que era la Costera, la del Diez, pero ver soldados, policías, acá, nada. Estamos solos, quién sabe en qué se concentren o que están haciendo, o si de veras están dejando que se maten entre ellos, pero no se arriman…”, dice.
“Ahorita pa’ las 8:00 (de la noche) ya se mete la gente, por ahí anda un comunicado, que yo no he visto, que advierten a la misma gente que se metan a las 8:00, que hay toque de queda, porque pa’ adelante no responden, porque se rumora que van a volver los fulanos, no solo al rancho, se habla que Villa Juárez, que no tarda en armarse fuerte también. Y sí tenemos miedo pero hay que cuidarnos, y también hay miedo pero hay que trabajar, qué le vas a hacer, no es porque Rocha diga que no pasa nada, es porque hay que salir a comer, buscarle el modo”.
Ese mismo día en las inmediaciones de El Guasimal y Tepuche, al oriente de Culiacán, soldados se enfrentaron con un grupo armado. Allí fueron abatidos seis presuntos agresores y fueron asegurados 12 vehículos, 22 armas, cartuchos y equipo táctico.
Antes, durante la noche del miércoles 16 y primeros minutos del jueves 17, un tercer enfrentamiento ocurrió en el ejido Guadalupe Victoria, conocido como El Atorón, en Eldorado. A través de redes sociales vecinos de esa y otras localidades cercanas denunciaron múltiples detonaciones de arma de fuego. Las autoridades encontraron siete vehículos baleados, tres de ellos incinerados.
Otro hecho de alto impacto en una zona rural de Culiacán fue en el ejido Plan de Oriente o El Doce, ubicado a 5 kilómetros de la ciudad de Culiacán, por la carretera a Sanalona, la tarde del lunes 21 de octubre, elementos del Ejército enfrentaron a una célula liderada por Edwin Antonio Rubio López, el Oso y/o el Max, dentro de una finca campestre ubicada al fondo del callejón Unión, abatiendo a 19 presuntos sicarios.
En la localidad de apenas 300 habitantes, dedicada a la preparación y venta de empanadas, pan y queso, pocos quieren hablar de lo ocurrido. De ese día recuerdan el sonido de las balas y que ninguno de los muertos era de ahí.
En la zona centro se han registrado también enfrentamientos en la sindicatura de Costa Rica, la comunidad de Monte Verde, en El Salado, Quilá, Jacola, Laguna de Canachi, Baila, Portezuelo, Ayuné, Carrizalejo, Los Naranjos, sindicatura Emiliano Zapata, campo pesquero Las Puentes, en Villa Juárez y San Pedro, en Navolato, Las Arenitas, ejido El Caimán, en Eldorado, así como la carretera Culiacán-Eldorado.
El viernes, en la sindicatura de San Pedro, en Navolato, una patrulla de policías municipales que mantenía un punto de vigilancia, fue agredida por un grupo armado, dos agentes murieron.
En los municipios del sur, se ha reportado la presencia de hombres armados y enfrentamientos en las localidades de Potrerillos del Norote, 26 de Enero, Vida Campesina, Alta Rosa, El Chirimole, Tanques, Nuevo Salto Grande, en Elota. Ahí se confirmó la muerte de tres fallecidos, y se aseguraron 14 vehículos, de los cuales siete estaban calcinados y con impactos de bala, y uno tenía blindaje artesanal, además de dos armas y tres cubetas de cartuchos.
En Concordia las pugnas han tomado como escenario los poblados La Liebre, El Palmito, Potrerillos, La Petaca, El Batel y Santa Lucía y Loberas. En esta última las fuerzas armadas abatieron a ocho presuntos delincuentes el 25 de septiembre, mientras que el 4 de octubre en La Petaca, a cinco. Cinco autos fueron asegurados.
En San Ignacio, grupos armados se enfrentaron en la comunidad La Caña y en Barras de Piaxtla una célula atacó a un convoy de militares. Otros enfrentamientos ocurrieron en Guadalupe de los Reyes, Cosalá, el Tecomate de Siqueros, Mazatlán, El Camarón, en Escuinapa y en Chinitos, Angostura. En estos hechos violentos fueron abatidos cinco personas, tres resultaron heridas y hubo un detenido. En la mayoría de los casos, las autoridades acuden al lugar una vez que terminan las jornadas violentas, que han desplazado a decenas de familias.
En la comunidad de San Cayetano y Juntas de San Ignacio, en Tepuche, alrededor de 50 familias huyeron de la violencia hace 10 días, y aún cuando buscan regresar, ninguna autoridad los ha volteado a ver.
Lo mismo ha ocurrido en localidades serranas de Concordia, como Chirimoyos, Santa Lucía, El Palmito, Potrerillos, donde también abandonaron sus hogares ante amenazas de grupos delincuenciales.
En Sinaloa se estima que el 21 por ciento de la población vive en comunidades rurales, y en Culiacán el 15 por ciento. La mayoría se dedica a la agricultura y trabajos informales, y padecen algún tipo de pobreza.
Presentamos un mapa de los enfrentamientos y bloqueos denunciados por pobladores y que han sido confirmados por las autoridades en las zonas rurales de Culiacán y municipios del sur, donde se han registrado la mayoría de los hechos violentos en el marco de la confrontación interna del Cártel de Sinaloa.
Artículo publicado el 27 de octubre de 2024 en la edición 1135 del semanario Ríodoce.