Poema: José Cuauhtémoc Villegas Durán.
Cuauhtémoc Villegas Durán. Foto: María Teresa Escobedo Reyes/Objetivo7fotógrafos.
He amado y he bailado,
he reído, he cantado,
he llorado, viajado y, ví, los milagros
que me han hecho los santos y los profetas.
Los milagros de mi Seńor Jesus,
de los maŕtires y los Santos Inocentes,
he caminado por valles y montańas sagradas
he descubierto pasados, presentes y futuros.
Soy la esencia de Cristo y Jehóva
soy, el hijo de Dios y el maldito del demonio,
el pecador y el profeta,
soy la tierra y la raíz, el maíz y la tortilla.
Vengo de la tierra de la venganza y la sangre
soy el enemigo del Mencho y el Chapo
y de los carteles y los violentos, pues vengo
de la tierra de los desaparecidos y asesinados.
Pase por los infiernos y,
combatí con demonios y seres infernales
sentí el cielo y el olor de la piel de las más hermosas mujeres que me amaron y amé.
Corren en mí, los ríos y los peces
los venados, los leones y sus presas
soy el jaguar y el puma, amo la pluma
y la tinta que salpica verdades y desgracias.
Tuve madre, tuve padre y tengo hermanos,
tengo amigos y los peores enemigos:
los caciques y sus marionetas,
los generalitos y el presidentito.
Conocí hombres de honor y desgraciados
y les grité mil verdades:
generalitos vendidos, corruptos, faltos de valor
que sembraron con cadáveres y regaron sangre.
Ví el valor de la madre y el llanto del padre
de los desaparecidos y los asesinados,
sentí el amor de mi madre y el valor de mi padre
que trabajaba la tierra y cosechaba los frutos.
La guayaba y la alfalba, el maiz y el nopal y,
perdonaba la vida de los venados aunque a tiro los tuviera y sufría de dolores y enfermedades
pero nunca se quejaba.
Una mano me sostuvo y los caciques la mataron
un ejército me sostuvo y los malos se burlaron
y los generalitos los amaron y me criminalizaron
y mis perros me sanaron.
Canté a Dios y los malditos se enojaron
y a la cárcel me arrojaron y
los santos y los ángeles me liberaron
como a san Pablo, como a san Pedro.
Cuauhtemoc Villegas