A poco más de una semana del atentado en el bar “El Pirata”, sobrevivientes prefieren guardar silencio
Internado en un hospital de Culiacán, David N es mudo testigo del atentado en el bar “El Pirata”, donde fallecieran dos mujeres y un hombre. Él, con 24 años de edad, a pesar de sus heridas, corrió con mejor suerte.
Invitado por sus amigos, la noche del jueves 23 de febrero cambió la vida de David N. Un impacto de bala le destrozó la mandíbula y con ello, de manera temporal, su capacidad para hablar, convirtiéndolo en un testigo mudo del atentado.
“Él no habla porque… pues su cuerdas vocales no resultaron afectadas pero al destruirle por completo la quijada y las cirugías que le han practicado, él no debe hacer el más mínimo esfuerzo ni para tomar alimentos; está siendo alimentado directamente por una sonda a su estómago y para respirar lo está haciendo por sí mismo ayudado por un tubito con oxígeno”, explica la madre de David.
Desde la madrugada del 24 de febrero, la atención médica le permitió salvar la vida, no así a dos mujeres (una de ellas menor de edad) que perdieron la vida en el lugar junto con un hombre. David, así como ocho jóvenes más, resultó con heridas de consideración.
“Él está consciente, siempre ha estado consciente, nunca perdió la consciencia ni cuando el incidente, sólo durante las cirugías por la anestesia pero él está consciente”, añade la mamá del herido.
Entre las complicaciones de David debido a su lesión, se encuentra la obstrucción de las vías respiratorias y la incapacidad para ingerir alimentos y hablar, así como el futuro problema con la alineación dental, la cual requerirá una eventual cirugía.
Junto a la herida de la mandíbula, el joven de 24 años, presenta también daño en su mano izquierda, en donde tiene una perforación producto de un disparo, y al igual que en su mandíbula, recibió un injerto de su propio fémur para reconstruir la parte perdida.
La mujer relata que su hijo, trabajador de un restaurante local, recibe apoyo en los gastos de hospitalización tanto por parte del Estado como del Ayuntamiento de Culiacán, y a poco más de una semana del evento, David es uno de los que sigue internado.
“Está recuperándose muy bien gracias a Dios, se le han realizado las cirugías necesarias para la restauración de sus partes dañadas. Una de las partes más dañadas fue la mandíbula y su dentadura, que al impacto de bala que recibió volaron. Él se quedó sin dentadura y sin mandíbula y ya con las cirugías, con parte de su fémur quedó completamente restaurada”.
Otro de los heridos, César N, también permanece internado en un hospital de la capital sinaloense, producto de una herida en el costado derecho, la cual le perforó el hígado. Su estado es reportado como estable, y sus familiares, por temor a cualquier represalia, sólo se limitan a responder que el estado de salud del joven va en mejoría.
Fuentes de la Secretaría de Salud reportan que fueron dados de alta todos los internados en el Hospital General de Culiacán, jóvenes que fueron atendidos por el departamento de atención a víctimas de la Procuraduría General de Justicia del Estado, sin embargo, la versión de lo sucedido en el bar la madrugada del 24 de febrero, permanece en el misterio.
La fiesta continúa
En las inmediaciones de la plaza 2255 los locales continúan sus actividades, una calma postiza se percibe. Dedicados a la prestación de diferentes servicios, durante el día el lugar parece normal, y por la noche, los negocios que expenden bebidas alcohólicas, también regresaron a su actividad regular, excepto por “El Pirata”.
La lona blanca con que cubrieron la visibilidad al interior del bar a curiosos permanece colgada, mientras que en los demás establecimientos la música viva, el alcohol y los alimentos, continúan ofreciéndose a los asistentes.
“Ni modo que cerremos todos, oiga, nosotros no tenemos la culpa”, justifica uno de los empleados de un bar de la zona.
Añadió que durante ese fin de semana, las terrazas de la plaza lucieron con poca gente, a pesar del fin de semana largo. Las ventas, poco a poco fueron repuntando, aunque aún son malas.
Por otra parte, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, Víctor Hugo Sánchez Mendieta, explicó que tras sostener reuniones con autoridades de seguridad a nivel estatal y federal, se acordó crear una estrategia para reforzar el área del Desarrollo Tres Ríos, la cual consiste en incrementar la vigilancia así como los operativos de alcoholimetría, además de que una patrulla siempre custodia la plaza 2255, escenario del atentado.
Al cierre de esta edición, los agresores continúan sin identificar. Las autoridades repiten el discurso: el seguimiento puntual del caso en coordinación con las autoridades competentes, no dejará impune el caso.
El único dato certero que se tiene es que en los dos primeros meses de 2017, en Sinaloa han ocurrido 232 homicidios dolosos. La comparativa señala que en 2016, durante los dos primeros meses, ocurrieron 194 con 77 en enero y 117 en febrero mientras que en este año se han repartido en 116 en cada mes.
De los demás sobrevivientes de la funesta tripulación del bar “El Pirata” nadie sabe nada, nadie dice nada, y en el lugar, los restos del naufragio continúan.