La convivencia ordenada se da política y socialmente, sin distingo, es decir que se trata de un estilo de vida, cuyas bases se encuentran en el respeto a la dignidad humana.
Sin embargo cuando se violentan los derechos y no se convive en armonía, en el marco del respeto y la tolerancia, se vulnera la democracia.
Resulta más riesgoso cuando cualquiera de quienes transgreden no reciben su castigo, porque les permite transitar libremente por los pasillos de la impunidad.
Entendiendo que la impunidad es la falta de castigo que se impone a aquel que ha cometido una falta o un delito.
Lo ocurrido el pasado sábado a la fotorreportera Citlalli Cid, es un delito que comete el Estado y la gremial Sección XXII, hacia el ejercicio libre del periodismo, consagrado en el artículo 7º de la Constitución Mexicana.
Esta acción aberrante cometido por las profesoras aglutinadas en la Sección XXII, deja al descubierto su sed de venganza, hacia la libre expresión, que podría no estar de acuerdo con su forma de pensar o mirar la realidad.
Esa impunidad permitida por el Estado, violenta la convivencia en una sociedad “democrática”, lastima más cuando quienes gozan de la impunidad son aquellos que demandan libertad.
Es inconcebible que la utilización de la fuerza sea el único camino que conozca la Sección XXII, como vía para expresar su pensamiento y acción en su lucha.
Resulta reprobable, que mujeres de su sindicato agredan impunemente a la fotoreportera, con siete meses de embarazo. Citlalli Cid fue doblemente violentada en sus derechos, el primero en el libre ejercicio de su actividad laboral y el segundo su condición de mujer violentada por otras mujeres.
Es grave el tema, cuando existe un silencio sepulcral de las organizaciones de mujeres, que callan la agresión por el simple hecho de no pertenecer, ella, a su grupo o a su línea ideológica.
El Estado y la Sección XXII hasta este momento se mantienen callados al respecto, su silencio nos obliga a pensar que asienten esa actuación bárbara sobre la reportera, a pesar de la obligación ineludible del Estado de garantizar la práctica libre del periodismo.
Esta agresión que sufre el periodismo oaxaqueño, se convierte en una estadística más, demostrando que el ejercicio de la libertad de expresión resulta de lo más peligroso en Oaxaca. El periodismo es un trabajo incómodo para muchos, sobre todo aquellos que ostentan poder y compromiso social, que sus actuaciones se encuentran lejos de la pulcritud y la legalidad.
Conociendo de antemano el final de esta historia, es preciso señalar, que la libertad de expresión difícilmente podrán censurarlo, a pesar de las acciones bárbaras e impunes con las que se conducen algunos sectores de la sociedad, quienes no entienden que los tiempos han cambiado y que la verdad tarde o temprano sale a la luz.http://www.cortamortaja.com.mx/el-istmo/2009-el-ejercicio-del-periodismo-incomodo-para-varios