José A. Rojo/Río Doce.
Badiraguato es un municipio de los más pobres del país, conocido mundialmente por su mariguana y amapola. Es un lugar de muchos votos para el PRI, en donde la alternancia no ha llegado, ni los verdaderos proyectos productivos que lo saquen de la pobreza. De vez en cuando llegan algunas despensas y bultos de láminas.
Según Héctor R. Olea, la toponimia de Badiraguato alude con todo acierto a un arroyo que brota en la sierra de Surutato, pasa en forma caudalosa por la villa de Badiraguato y, después, en las estribaciones de la sierranía se unía frente al pueblo de Alicama al río Humaya.
Su jefe y guía inicial, el coronel don Eduardo Fernández, hombre cabal, ranchero honrado y digno, de Santiago de los Caballeros, fue ejemplo para todos. Se forjaron en su espíritu. Él los enseño a ser hombres. A darlo todo a cambio de nada.
Los jóvenes que integraban el regimiento de los “Carabineros de Santiago” envejecieron. Muchos murieron: unos en el campo de honor; otros al calor del hogar. Casi todos olvidados por el gobierno al que ayudaron a formar. Los pocos sobrevivientes trataron de adaptarse a la nueva situación. ¿Lograron hacerlo? No lo creemos. La mayoría quedó absolutamente desamparada, débil, deshecha, sin raíces y sin esperanza. Así empieza el libro de mi maestro de literatura, Carlos Manuel Aguirre, Los Carabineros de Santiago.
Los logros de la Revolución Mexicana no llegaron a Badiraguato, los carabineros de Santiago murieron en la pobreza y en el olvido; pero llegaron los chinos, y con ellos la amapola.
La Operación Cóndor fue una campaña contra el narcotráfico que se desarrolló en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado en los Estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua. Se pretendía destruir las plantaciones de mariguana en alrededor de 70 mil kilómetros cuadrados. En esta demarcación se producía 70 por ciento de las drogas que se originaban en el país. Con ello se mermaría el poderío de los grupos de la delincuencia organizada.
Quienes participaron en la operación fueron casi 20 mil efectivos del Ejército Mexicano, de la Fuerza Naval y de la Procuraduría General de la República (PGR). Al frente del operativo estaban el comandante de la PGR, Carlos Aguilar Garza, y los generales Ricardo Cervantes García y José Hernández Toledo.
Sus acciones contribuyeron a que los campesinos que ya vivían de la siembra de drogas huyeran de la región serrana hacia las ciudades. Esto provocó que, si bien se mermó la presencia de sembradores en la sierra, se acrecentara la violencia en las ciudades de Sinaloa y Durango.
El objetivo de la Operación Cóndor de disminuir el poderío de los grupos de narcotraficantes no se logró, sino todo lo contrario; ahora son más poderosos que antes. El fracaso fue contundente. La pobreza y la marginación de los pobladores de Badiraguato sigue. La cosecha de votos para el PRI, también.
En estos días el nombre de Badiraguato vuelve a estar en la prensa nacional e internacional, el periódico El País habla de este terruño. La posibilidad de que los gobiernos del PRI volteen la mirada a Badiraguato no es posible, prefieren los viajes a Europa, el oropel es primero.
Enrique Peña Nieto y su equipo prefieren comprar helicópteros y material bélico a los franceses para combatir, según ellos, la violencia en la sierra. Los proyectos productivos no son prioritarios. La pobreza sigue.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Badiraguato integra el grupo de los 200 municipios con la miseria más alta en México. La tercera parte de sus 35 mil habitantes padecen crisis alimentaria. Con la situación que se avecina con el famoso Presupuesto Cero y la eliminación de 246 programas sociales, nada bueno se augura para Badiraguato. La cosecha de pobres seguirá y la de votos del PRI, también.
¿Dónde estás Alfonso G. Calderón?