La violencia transforma la industria estética en Culiacán

En medio de la pugna, clientes asiduos a cirugías plásticas, así como especialistas se han marchado a otros estados
Armando Quiroz/Ríodoce.
El primer retoque fue en los labios. Una jeringa de bótox los hinchó; se levantaron, carnosos. “Rebeca”, feliz, con su trompita parada. Después fue la nariz. El doctor la dejó di-vi-na: puntita respingada, inmune a imperfecciones. Luego vino la lipo. Una parte de la grasa de su cuerpo se extrajo para trasladarse a los glúteos, elevándolos y dejando ese deseado aspecto montañoso.
Desde hace unos meses, “Rebeca” abandonó Culiacán. El trote de la violencia terminó por desplazarla, y su intención es no volver a poner un pie en tierra de escandalosa violencia, al menos no por un largo tiempo. Detrás de ella, cirujanos y clínicas siguieron sus pasos. Pero no fueron solo ellos —detalla— los lugares donde realizaba sus tratamientos cosméticos también trasladaron sus equipos a otros estados.
“Está muy interesante porque hasta la fisioterapeuta, o sea, ya también en temas de salud y todo eso se desplazaron aquí, y como que da un poco de risa que dices: ‘Ay, pues qué raro que en un lapso de un año todas se cambiaron aquí’, y pues (…) funcionan más a domicilio, pero pues en general yo ya no toco de nuevo, o sea, por ningún motivo. Para mí está Culiacán descartado”, comentó.
Para mantener la plenitud de su cuerpo, es necesario un cóctel mensual de tratamientos faciales, drenajes linfáticos (masaje suave para eliminar líquidos y toxinas), depilación láser por todo el cuerpo y carboxiterapia. Antes de irse, “Rebeca” dejó todos los tratamientos pagados en Culiacán; solamente en las 10 sesiones de depilación láser perdió una inversión de 110 mil pesos.
Durante el periodo 2023-2024, la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de Sinaloa (COEPRISS) realizó 137 visitas a hospitales públicos y clínicas privadas en todo el estado. En 2023 se verificaron 50 hospitales durante 69 visitas, en las cuales se implementaron medidas de seguridad en 16 casos. En ese año, se identificaron deficiencias en infraestructura y falta de permisos y licencias.
Durante 2025, 51 clínicas fueron verificadas, implementando ocho medidas de seguridad. En 2024, se mostró una baja y solamente 20 clínicas privadas fueron verificadas, realizando 68 visitas en total. Aplicando medidas de seguridad en 12 establecimientos, y detectando incumplimientos en permisos y contaminación cruzada en áreas críticas.
COEPRISS puntualizó que, de las 51 clínicas verificadas en 2024, todas son privadas y realizan procedimientos quirúrgicos generales y estéticos; es decir, no existe una lista clara de cuántas clínicas de cirugía plástica están activas en el estado.
Agendas vacías
En el consultorio de “Octavio”, su recepcionista apenas recibe unas cuantas llamadas a la semana; hay días en que los renglones de su agenda quedan en blanco, el timbre no suena y el bisturí permanece inmóvil. Aquí en Culiacán —explica— se ha observado un notable descenso en los procedimientos estéticos. La economía que circulaba en las clínicas disminuyó: “Los pacientes que antes pensaban operarse están desviando sus recursos a cosas más importantes que verse bien”, precisó.
Previo a la crisis de inseguridad, su consultorio atendía quincenalmente entre 15 y 20 pacientes para recibir valoraciones médicas, y a la semana podía realizar entre cuatro y cinco intervenciones estéticas. Hoy los números bajaron.
“Antes las clínicas que operaban se veían saturados los quirófanos prácticamente de lunes a sábado y actualmente se presentan de dos o tres cirugías por semana, que no es suficiente para el ritmo que teníamos antes de esta crisis”, detalló.
Para “Octavio”, trasladar su clínica a otros estados no es una opción. Incluso considera imprudente hacer un movimiento de tal magnitud y comenzar desde cero. “Inclusive hay quien se ha ido del país a trabajar a España. Otros se van a Guadalajara, Durango es bien sabido que hay mucha migración. Tijuana, Los Cabos, donde hacen su mercadotecnia y allá ejercen”, explicó.
Bajar sus precios tampoco es una alternativa, para él no es digno profesionalmente.
“Rebeca” precisa que el precio de los tratamientos está lejos de bajar; el mercado se expande y los precios aumentan. La primera vez que se aplicó una jeringa completa de bótox fue a los 15 años, y tenía un costo de 5 mil pesos. Hoy, el costo oscila entre 8 y 10 mil pesos por jeringa. Parte de los costos toma mayor brillo de acuerdo con el médico que atiende.
Entre algunas de sus conocidas el mayor placer es atenderse con los cirujanos más cotizados. “Y, ¿quién te operó?”, se preguntan entre ellas. Salir de las clínicas desembolsando 200 mil pesos está lejos de lo que se creía hace 30 años —recuerda “Octavio”—, cuando operarse se consideraba un tabú. Los pacientes se negaban y se ocultaban durante la recuperación.
“Hace aproximadamente 20 años, un poquito menos tal vez, ya las pacientes andan comprando en los centros comerciales con sus fajas, presumiendo sus resultados. Obviamente, son gente que no le tienen temor a pronunciarse que están operadas”, rescató.
Nuevas rutas
Itzel Hernández Avilez, antropóloga de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), explicó que antes estos espacios de exhibición existían en lugares muy concretos y cerrados, como en las colonias Chapultepec o Las Quintas, donde el dinero prosperaba. Con los años, el crecimiento del crimen organizado y la masificación de las redes sociales, fungieron como espacios de intercambio y exhibición, provocando que las intervenciones estéticas se fueran popularizando.
“Esta estética también se ha ido generalizando y ya podemos observar que mujeres que no necesariamente están ligadas de manera directa a las organizaciones criminales, aspiran a estos modelos de vida y de corporalidad”, añadió.
Hace seis meses, Hernández Avilez hace la observación que, en realidad, las clínicas de cirugía plástica incrementaron su trabajo en estos periodos de conflicto. Esto ocurre porque las mujeres pueden quedarse en sus casas. Aprovechan el encierro para operarse y pasar el proceso de recuperación, permitiendo que el negocio no muera.
“Honestamente, sí veía cómo se acercaba el fin del negocio de la cirugía cosmética a gran escala. Y la verdad es que no, o sea, no, porque aquí se entrecruzan las dinámicas de la misoginia y del capitalismo, y evidentemente las dinámicas de consumo se ven acrecentadas en situaciones de estrés. O sea, muchas mujeres también se operan porque están pasando por situaciones de estrés, por la inseguridad, y es una vía de escape”, aseguró.
Este fenómeno es variable. En la colonia Chapultepec existe todo un corredor que va desde la calle Luis de la Torre hasta el boulevard Pedro Anaya, donde se concentran alrededor de ocho clínicas activas.
Una recepcionista que trabaja en uno de estos consultorios se limitó en responder que el trabajo continúa. Hubo meses donde el número de pacientes disminuyó, pero se fue recuperando, y así como algunos médicos mantienen sus agendas completamente vacías, en otros la constante se conserva.
La respuesta que brindó “Rebeca” sobre esta variable se explica en el doctor que se encarga de aplicarle el bótox. Aunque es de Culiacán, viaja hasta Guadalajara y no solo atiende a su clientela, sino que también realiza cursos de inducción a otros doctores del estado. Es decir, el médico traza una ruta constante para mantener su práctica y a su clientela en un nuevo estado, mientras que otros cirujanos se establecieron directamente en Guadalajara.
“Octavio”, señaló que con la mercadotecnia que se ejerce actualmente a través de redes sociales y el exceso de publicidad, se mantiene mucha competencia. “Otro problema que se presenta es también la presencia de médicos y no médicos que se dedican a ejercer la medicina estética haciendo procedimientos que no están autorizados”.
Las tácticas publicitarias —añade Hernández Avilez— de los cirujanos son cada vez más agresivas. Muestran imágenes muy gráficas, como videoclips de la cánula (tubo hueco para extraer fluidos) entrando en los cuerpos durante una liposucción. Esto habitúa a la sociedad y normaliza estos procedimientos como si fueran algo trivial: “vas, sales tuneada y en unas semanas mejora tu vida”.
Artículo publicado el 14 de diciembre de 2025 en la edición 1194 del semanario Ríodoce.
