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El reto de la presidenta, cortar los lastres

Altares y sótanos/Ismael Bojórquez/Ríodoce

Parece que les está costando mucho trabajo deshacerse de él. Los jaloneos deben ser muy intensos en la penumbra. Al final de cuentas, Adán Augusto López Hernández tiene mucho tiempo integrado a la llamada cuarta transformación —mucho antes, incluso de que Andrés Manuel López Obrador acuñara la frase y la convirtiera en bandera—, ocupando altísimos cargos, algunos de ellos, como titular de la secretaría de Gobernación, vitales para un sistema político, no solo para un partido o un movimiento. En resumidas cuentas, sabe todo.

En octubre de 2022 el senador de marras estuvo en Sinaloa en el marco de una gira por todo el país buscando el acuerdo de los congresos locales para armonizar la Ley que permitiría al Ejército Mexicano labores de seguridad pública hasta el 2028, una iniciativa muy polémica en esos momentos.

La revista Proceso había publicado días antes documentos del grupo Guacamaya Leaks hackeados a la SEDENA donde balconeaban la relación de Hernán Bermúdez Requena, entonces secretario de seguridad y protección civil de Tabasco, hoy preso, de José del Carmen Castillo Ramírez, ex comisionado de la policía estatal de Tabasco y de Leonardo Arturo Leyva Ávalos, entonces director general de la policía estatal, con el Cártel Jalisco Nueva generación.

Le encargué a Aarón Ibarra que lo cuestionara al respecto. Que no se te vaya, lo que te diga, lo que sea, es importante. Primero bromeó. “Son chismes”, dijo. “En Culiacán se anda a gusto”. Y ya en serio, respondió que, “en todo caso si alguien tiene alguna prueba o cree que puede presentar alguna denuncia de carácter penal, pues yo lo invito a que lo haga y que sean las autoridades las que investiguen y nos hagan público cuál es su decisión”.

El informe de la SEDENA, fechado el 30 de agosto del 22 y que nunca se ha desmentido por la institución castrense, dice que los tres funcionarios designados por Adán Augusto son allegados a “La Barredora”, célula del CJNG, conectada con el robo de combustible.

Pasaron más de dos años para que su relación con el CJNG fuera expuesta públicamente a través de identificar plenamente a su jefe de policía, Hernán Bermúdez Requena, como parte del narco. Y entonces Morena, sus compañeros de bancada en el Senado de la República y la mismísima presidenta, Claudia Sheinbaum, se preguntan hasta cuándo harán un deslinde claro del tabasqueño. Y cómo hacerlo sin perturbar la relación que guardan todos ellos con el ex presidente AMLO.

Están haciendo sin duda, un cálculo sobre el costo-beneficio de defenestrarlo, frente al legado —Adán Augusto es parte también de ese legado, pero la parte execrable — de Andrés Manuel. No hay manera de que el senador desmienta y convenza al país que no sabía nada de los pasos de Bermúdez Requena y lo que debiera seguir en un país de verdad justo y bajo un movimiento que porta como una de sus banderas principales la lucha contra la corrupción, es desaforarlo y juzgarlo por sus presuntos nexos con el narcotráfico, el huachicoleo y seguramente de decenas de crímenes que se cometieron en Tabasco mientras fue gobernador de ese estado.

¿Nadie por encima de la Ley? Pues allí está la oportunidad de demostrar que esto no es una frase hueca. Y no solo ni principalmente para Morena, eso es lo de menos, sino para quien está a cargo de construir lo que ella misma está llamando el segundo piso de la cuarta transformación: la presidenta.

Durante su discurso en el zócalo con motivo de su primer año en el gobierno Claudia Sheinbaum enfatizó que no hay discordia entre ella y el ex presidente AMLO. Pues que bueno que no la haya porque eso sería un elemento de convulsión si el que vive en Palenque se lo propusiera. La presidenta no tiene todavía, como debiera, todos los hilos del poder. Ha estado tejiendo fino en ese empeño, pero la herencia que AMLO le dejó en las cámaras, en el gabinete y hasta en muchos gobiernos estatales es muy pesada todavía y no podría deshacerse de ella sin poner en riesgo su propia permanencia en el poder teniendo enfrente la posibilidad de revocación del mandato.

Bola y cadena

TAMPOCO PUEDE AVANZAR —ni ella ni el país— sin cortar los lastres que le dejaron; son muchos y muy pesados, empezando por ciertas formas de gobernar de las cuales se ha estado deslindando sin abrir puertas a un conflicto con su antecesor, una de ellas en el tema de la inseguridad y cómo combatirla. La política de abrazos, no balazos, quedó atrás y eso hay que reconocerlo; también los golpes al huachicoleo donde los principales operadores están ligados al gobierno y a una institución que no había sido tocada: La Marina.

Sentido contrario

ERA TANTO EL PODER DEL NARCOTRÁFICO en Sinaloa —igual ocurre en otras regiones del país—que después de un año de guerra los grupos siguen manteniendo niveles brutales de agresión entre ellos y ahora también, de ambos grupos, mayos y chapos, contra el gobierno. Hay especial encono contra las fuerzas del gobierno estatal y es explicable. Y no se ven signos de que esto vaya a acabar pronto.

Humo negro

EL REGRESO DE 500 MIL PALESTINOS a la franja de Gaza después del acuerdo de paz debe verse como un triunfo de la humanidad, no de quienes alimentaron la guerra y el genocidio durante dos años y provocaron la muerte de más de 65 mil hombres, mujeres y niños, en su inmensa mayoría inocentes. ¿Quién juzgará a Netanyahu? ¿Quién a Israel?

Artículo publicado el 12 de octubre de 2025 en la edición 1185 del semanario Ríodoce.