Erosión de playas, el silencioso deterioro de la ‘Joya de la Corona’

Las construcciones y, en menor medida, la extracción de caracoles, conchas, restos de corales y algas han impactado lentamente los ecosistemas del puerto de Mazatlán
Nelda Ortega/Ríodoce
La recolecta de conchas, caracoles y, en menor medida, algunos restos de algas y corales que están en las playas de Mazatlán se ha vuelto una costumbre histórica, sin que nadie advierta el impacto que tiene y cómo abona eso a su deterioro.
En países como Costa Rica donde solo en el 2023 se decomisaron más de 5 toneladas de conchas de mar en los aeropuertos Juan Santamaría y Daniel Oduber, a pesar de que existe una ley que prohíbe que sean extraídas del mar, los turistas no quieren dejar pasar la oportunidad de llevarse un recuerdo.
Algo similar estaría sucediendo en Mazatlán, a diferencia de que aquí no está cuantificado. Y en México la restricción se aplica principalmente en las playas del Caribe por ser de origen biológico como los corales, pero no significativo, informó Francisco Flores, doctor en Oceanografía Biológica y Pesquera, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
En Mazatlán no solo no se cuidan los elementos naturales que protegen, sostienen y dan vida a los más de 20 kilómetros de playas, sino que además hacen negocio con la venta de accesorios decorativos como collares, pulseras, ceniceros, cuadros, lámparas y hasta pisapapeles, solo por mencionar algunos.
Hay registros académicos de otras instituciones educativas, en los que se da cuenta del tráfico de conchas, caracoles y estrellas de mar que se venden en la ciudad, pues algunos vendedores refirieron que no son de origen sinaloense, sino que son traídos de Baja California Sur.
No obstante, para Francisco Flores ese sea quizás el menor de los problemas que tienen las playas de Mazatlán, pues observa que son las construcciones cercanas a estos lugares lo que más impacta.
“Mazatlán no tiene tanto problema en que te lleves las cosas, yo creo que es un problema secundario comparado con el Caribe, del Caribe, sí, porque las playas son de tipo biogénico, es decir que provienen de coral y de alguna manera, pues los coralitos llaman más la atención y es más fácil que se lleven una cantidad que puede tener cierto impacto, pero yo dudo que en Sinaloa la verdad esa sea la principal causa”, consideró.
—¿Cuáles son los principales factores que contribuyen a la erosión de las playas?
—La construcción tan pegada a la playa. La arena que encuentras este año no necesariamente es la misma arena que encuentres el próximo año (…). En la playa las dunas son muy importantes para amortiguar el efecto de los huracanes porque funcionan como colchones, si golpeas un colchón, la energía se disipa en muchas partes, en cambio, si el oleaje golpea un muro de contención, el efecto de rebote erosiona las playas.
El problema es que la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) que son estos 20 metros, no es suficiente para proteger a la playa y duna, agregó.
El problema que hay en México en general es más el efecto rebote de los muros de contención, que creen que con eso reducen el impacto del agua, pero no, todo lo contrario, incrementan la erosión de la playa, expuso.
A la playa hay que verla como un río de arena que es distribuida por la corriente litoral, agregó.
“Se supone que uno de los factores importantes en el cambio climático ya sabemos que es el ascenso del nivel del mar y de la temperatura, pero lo que no sabemos es que también va a aumentar la frecuencia de huracanes nivel cinco (…) sin embargo, no se pone mayor énfasis que cuando hay ese tipo de huracanes, también el nivel del mar sube como 6 metros, hay marejadas como de 6 metros, entonces ya con este impacto, pues cualquier cosa que esté por abajo de los 6 metros va a desaparecer”, indicó.
—¿En Sinaloa, cuál sería la playa más afectada?
—Bueno, hemos estudiado Mazatlán; en Mazatlán es curioso, la principal erosión es precisamente donde está la zona hotelera, es donde hay más. Hay un poco menos (erosión) es Gaviotas e Isla de la Piedra, pero sí el esquema ese de sol y playa en realidad fue destruyendo las playas poco a poco, el malecón de alguna manera nos protegía, en realidad, la situación ideal y también para que la playa sea para todos, es estar en un malecón, pero atrás de la duna.
El daño es irreversible
Francisco Flores señala que el daño que hay en las playas de Mazatlán es irreversible.
“La gente va a hacer siempre lo mismo (…) siempre es mejor la conservación que la restauración, pues siempre sale más económico (…) y es mejor si se logra romper ese paradigma de desarrollo, si se logra entender que es importante proteger la playa y la duna, y que los hoteles tengan accesos delimitados sobre la duna para llegar a la playa y hacer construcción con arquitectura suave como palapas, que sabemos que cuando llega un huracán van a desaparecer, pero hay que proteger la vegetación de duna”, indicó.
Artículo publicado el d de octubre de 2025 en la edición 1184 del semanario Ríodoce.
