De Badiraguato a Culiacán, desplazados por la guerra

Los enfrentamientos entre civiles armados en la zona han llevado a las familias a dejar sus hogares
Lorena tiene a sus pies la despensa que le acaba de entregar la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable (SEBIDES) y espera a las afueras del Polideportivo Juan S. Millán, el transporte que la lleve al lugar donde está instalada. Llegó un día antes a Culiacán, el miércoles 24 de septiembre, desplazada por la violencia que azota la sierra de Badiraguato.
Ella, salió junto con su esposo y su cuñada, una niña de alrededor de unos diez años, de El Chorro, Badiraguato, la tarde del miércoles. No vio la guerra, pero la escuchó: el estruendo de las bombas, los disparos y los drones cimbraron el lugar y comunidades colindantes.
“Está crítica (la situación), crítica se puede decir. (Dejamos) todo, todo, salimos sin nada. Por la violencia porque pues estábamos entre la guerra”.
El conflicto, cuenta, había iniciado alrededor de hace un mes. Se calmó un tiempo, pero regresó hace una semana atrás y con mayor fuerza.
Ella y su esposo salieron durante la tarde y tuvieron que caminar alrededor de una hora y media desde El Chorro hasta Huixiopa, Badiraguato. No fueron los únicos: pueblos aledaños a su comunidad también tuvieron que salir. Lorena calcula que fueron alrededor de 15 familias que salieron de El Chorro y otras cinco familias de comunidades de cercanas.
Algunas personas se fueron días antes y otros están a la espera de poder salir de los poblados, entre ellas, más familiares suyos, con quienes no se pueden comunicar porque desde hace un mes la comunidad sufre la falta de luz e internet a causa de la violencia.
“Todavía se quedó una familia allá que es pariente de nosotros, que es mi suegra y mi cuñada, ellas no se alcanzaron salir, no sé si alcanzarían. Es que las iban a sacar, la gente los iba a sacar, pero no sabemos si ya llegaron o no… allá se quedaron hermanitos también chiquitos, se quedaron varios hermanos de él (de su esposo) que no pudieron salir, no sé si salgan ahora, ojalá que lleguen ahora”.
Lorena salió de su hogar caminando entre la lluvia y cuidándose de los drones para que no fueran a sorprenderla junto a su familia con alguna bomba.
En la zona serrana, grupos armados antagónicos mantienen enfrentamientos constantes por el control de los territorios, testigos señalan que además de utilizar armas de grueso calibre, arrojan artefactos explosivos desde drones.
En Huixiopa, gente en camionetas los ayudaron a salir. Primero los llevaron a la cabecera municipal Badiraguato y luego, en otra camioneta, los trasladaron a Culiacán.
“Nos sacaron en unas camionetas y hay gente que pidió raite para poder salir. Eran camionetas que andaban por ahí, nos subieron y nos llevaron. Gente desconocida, nos dijeron súbanse y nos sacaron a la carrera”.
Cuatro horas de camino, calcula, hicieron de la sierra a la capital. Los dejaron en medio de la lluvia en una plaza de la colonia Feria Ganadera, en Culiacán, alrededor de las 11:00 de la noche, de ese miércoles 24 de septiembre.
Ella pudo llegar con una cuñada que vive en Culiacán, se instaló en esa casa junto con otras 10 familias. Su pariente les ofreció techo y comida. Las otras familias desplazadas se regaron, tuvieron que irse cada uno por su lado. “Familias de unos se fueron con otros, se llevaron un puño de gente”.
Lorena dejó todo en la comunidad. No trajo ropa, dinero, cobijas. No hubo tiempo. Salieron con lo que traían puesto y llegaron empapados. Acudió al Polideportivo Juan S. Millán porque una señora le informó que iban a entregar despensas y, ahí, le dijeron que fueran a la oficina de SEBIDES para que les dieran cobijas, catres o abanicos.
María Inés Pérez Corral, titular de SEBIDES, declaró que se tenían registradas en Culiacán 269 familias desplazadas de diversas comunidades a causa de la violencia, a quienes les han entregado despensas y diversos tipos de apoyos.
La titular señaló el caso particular de tres comunidades de Culiacán que se encontraban desplazadas en su totalidad: Tachinolpa, sindicatura de Imala; Ayuné, sindicatura de Sanalona y El Guayabito, sindicatura de Tepuche.
En el caso de Ayuné, señaló que los pobladores, hasta el cierre de esta edición, aún no regresaban a su comunidad, a pesar de su petición de volver, porque estaban trabajando en las solicitudes que hicieron de suministrarles agua y limpiarles el camino de acceso, temas que se estaban tratando con el ayuntamiento de Culiacán y otras dependencias.
Además, manifestó que la Comisión de Vivienda del Estado de Sinaloa también iba a acudir a la comunidad para observar las condiciones en que se encuentran las casas y hacer reparaciones en caso de daños por violencia.
Sobre El Guayabito, señaló que también se encontraba sin población y se trataba de territorios de Tepuche, como Bagrecitos, en los que no había nadie.
Y sobre Tachinolpa, dijo que se había acudido a entregar a apoyos pero que no se encontró población.
Artículo publicado el 28 de septiembre de 2025 en la edición 1183 del semanario Ríodoce.
