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El ‘jueves negro’ que vivió la SSP de Mazatlán

Atentan con presunto artefacto explosivo contra patrulla de la policía municipal del puerto

Ríodoce.- El jueves 28 de agosto, la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPyTM), estaba de luto por la sorpresiva muerte de Pablo Ramírez Suárez, Director de Operaciones de la Policía Municipal de  Mazatlán.

Fuentes informaron que el jefe policial, con 23 años de servicio en la SSPyTM, había muerto la noche del miércoles, mientras se encontraba de vacaciones, durante las cuales se habría sometido a una cirugía estética que se complicó.

En la sesión de Cabildo número 20, la presidenta municipal, pidió que se rindiera un minuto de silencio en memoria de Pablo Ramírez Suárez, mismo que se cumplió solemnemente al pie de la letra, en el Palacio Municipal.

El minuto de silencio que vivía en la memoria de sus compañeros de armas se rompió intempestivamente, la noche de ese mismo jueves, cuando manos anónimas lanzaron un supuesto artefacto explosivo a una patrulla municipal.

‘Bueno, lo que ustedes ya conocen…’

Fue el viernes 29 de agosto, cuando Estrella Palacios Domínguez, alcaldesa de Mazatlán, informó sobre el atentado perpetrado el jueves 28, a las 22:30 horas, por presuntos sujetos montados en una motocicleta, quienes habrían lanzado un artefacto explosivo (eso se dice) contra una patrulla municipal, en la calle Jazmín y avenida Azalea, en la colonia Ricardo Flores Magón.

“Bueno, lo que ustedes ya conocen es que en realidad no hay ningún lesionado, eso es lo que les podemos compartir, y se están haciendo las investigaciones sobre este tema”, afirmó Palacios Domínguez.

Según testigos, no hubo ningún lesionado, porque a esas horas de la noche no había transeúntes donde los policías municipales estacionaron la patrulla, cerca de la cenaduría de la tienda de abarrotes Mi Cuate, ubicada entre la calle Jazmín y la avenida Antonio López Sáenz, en la colonia Ricardo Flores Magón.

Se presume que mientras los policías cenaban hamburguesas, y/o hot dogs, los presuntos responsables se acercaron a la unidad policíaca, lanzaron el artefacto explosivo y se retiraron del lugar dejando a sus espaldas una estela de humo debido a la explosión que dejó zumbándoles los oídos a los habitantes en las cercanías del lugar.

Cuando los guardianes del orden salieron de la cenaduría revisaron la patrulla e hicieron el recuento de los daños causados a la carrocería, los autores de la explosión se habían esfumado sobre ruedas del lugar de los hechos.

De acuerdo a versiones de los transeúntes noctámbulos normalmente los policías municipales “recalan” a cenar tacos, en el Mercado Municipal Ricardo Flores Magón, pero al parecer, la noche del atentado, el establecimiento estaba cerrado y/o decidieron cambiar de menú.

Artículo publicado el 7 de septiembre de 2025 en la edición 1180 del semanario Ríodoce.