Cortesía/Altares y sótanos/Río Doce Ismael Bojórquez.
Dámaso López Serrano, el Minilic, hijo de Dámaso López Núñez, el Licenciado, fue detenido por segunda vez en los Estados Unidos y lo primero que debiéramos esperar de la justicia mexicana es que insistiera en su extradición a México para que sea juzgado por el crimen de nuestro compañero Javier Valdez Cárdenas, asesinado el 15 de mayo de 2017.
La Fiscalía General de la República, a través de la fiscalía especializada en delitos contra periodistas, que dirige Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, le imputó la autoría intelectual y, al haberse entregado al gobierno estadounidense en julio de 2017, solicitó por los canales correspondientes su extradición. Le fue negada, eso es público, y la razón, la acaba de confirmar el titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero, es que se acogió allá al programa de testigos protegidos.
Dámaso, ese “pistolero de utilería” del que hablamos en Ríodoce cuando detuvieron a su padre en la Ciudad de México, se entregó a la DEA para resguardarse allá de la intención de ser asesinado por los hijos de Joaquín Guzmán Loera, pero luego traicionó la confianza del gobierno norteamericano al reincidir, ahora desde el mismo suelo estadounidense, en el tráfico de drogas y, lo peor, las más perseguidas el gobierno de aquel país, el fentanilo, debido al brutal daño que están causando en los adictos.
En todo caso, al dirigir operaciones de tráfico de drogas desde el suelo norteamericano y estando bajo la “confianza” del gobierno en su condición de “colaborador”, coloca a López Serrano en una situación de extrema vulnerabilidad ante la justicia gringa que, se supone, querría cobrar cara la osadía.
Desde que conocimos la teoría del crimen de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) dijimos que el de Javier había sido un crimen de ira. Adicto a las fiestas de tres días, un auténtico narcojunior, se molestó porque en una nota periodística publicada una semana después de que detuvieron a su padre, Javier dijo que su hijo, el Minilic, sería incapaz de sustituirlo porque no era más que un pistolero de utilería, más dado a las parrandas y al desmadre que a la dirección de una empresa criminal. Fue una decisión estúpida mandar matar a Javier por eso y, en todo caso, evidenciaba justamente lo que el fundador de Ríodoce había dicho en su nota.
En Ríodoce no tenemos ninguna duda de la teoría del crimen de la FEADLE-FGR en cuanto a la autoría intelectual y por eso hemos insistido por todos los medios a nuestro alcance que el gobierno mexicano insista para lograr su extradición a pesar de que ya ha sido negada en dos ocasiones. El argumento ha sido que el Minilic es testigo colaborador y ahora veremos qué dicen. Se supone que, con la llegada de Donald Trump a la presidencia, a partir del 20 de enero, las relaciones entre los dos países tendrán que reacomodarse y en ese nuevo contexto la respuesta puede ser distinta.
En aquellos años, cuando quedó claro quién había ordenado el crimen de Javier, apelamos a la buena voluntad del gobierno norteamericano, hablamos con la entonces embajadora en México, Roberta Jacobson, pero no logramos incidir en una decisión positiva.
Ahora los gringos presionarán como nunca al gobierno mexicano para que potencie sus esfuerzos en contra de los cárteles de la droga y México debe también poner sus condiciones sobre la mesa. Nunca será una relación de iguales, eso lo sabemos, pero ya es hora de que México exija correspondencia en la lucha contra el narcotráfico. Es un asunto —principalmente— de dos y hasta ahora nuestro país ha estado subordinado a los designios del gobierno norteamericano. Han sido ellos los que han manejado las cartas como han querido, siempre a su conveniencia, sobre todo cuando se trata de líderes del narcotráfico que México les ha entregado para ser juzgados allá.
Bola y cadena
LOS GRINGOS HAN JUGADO SIEMPRE para ellos y allí están los casos de Vicente Zambada Niebla, Reynaldo Zambada García, Miguel Caro Quintero, los hermanos Arellano Félix, Emma Coronel, Lucero Sánchez López… Jugaron igual con el Minilic, pero se les salió del huacal.
Sentido contrario
HAY DATOS INCOMPRENSIBLES en el asesinato del agente federal parte del equipo de Omar García Harfuch. Uno de ellos es que él y su acompañante viajaban en un auto compacto sin placas. Esto es inaudito en el contexto de guerra que se vive en Culiacán. El general Mérida dice que, a su juicio, fue un ataque dirigido a ellos y, por tanto, al Gobierno. Pero aunque no hubiera sido así, el yerro es el mismo. Se supone que son de inteligencia, pero esto no se vio en los hechos, por el contrario. Por lo demás, el hecho representa un reto directo al Gobierno… o debiera representarlo.
Humo negro
LA SENADORA IMELDA CASTRO cometió un error que le puede costar el futuro de su carrera política. Proponer a los grupos en pugna desde el 9 de septiembre una tregua navideña porque “ellos también tienen familia” y porque debe prevalecer “el humanismo”, es lo peorcito que le hemos escuchado a un político cuando se refiere a estos temas. ¿Quiso reinventar la narrativa del poder respecto al narco o no la deja dormir su obsesión de perfilarse a la gubernatura? Porque si es esto último, creo que, en vez de eso, la estaría descarrilando.