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La nueva versión de Sheinbaum emerge en momentos en que la prensa financiera global ve con preocupación el futuro del TMEC, que habrá de renegociarse en 2026.

Sheinbaum aprobó sin mayor comentario los operativos en plazas comerciales del Centro Histórico de la Ciudad de México en los que se venden productos de China.

Cortesía/Los Ángeles Press

La actividad de este lunes 2 de diciembre en Palacio Nacional se centró en celebrar la ampliación de los servicios de la Universidad Rosario Castellanos o al menos eso es lo que intentó hacer Claudia Sheinbaum y su equipo en la presidencia.

En realidad, una vez más, la actividad en el Salón Tesorería fue más notable por otros temas, señaladamente por el de las versiones encontradas de la conversación telefónica entre Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos, y la mandataria mexicana.

Igualmente conflictivas son las versiones sobre la cena que tuvo, durante el fin de semana, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau con el ya citado Trump en Mar-A-Lago, Florida, aunque—a diferencia de lo que ocurre en México—el consenso de los medios canadienses es que no hay acuerdo y que Canadá debe seguir en alerta ante el eventual desplome del acuerdo comercial de América del Norte.

Debe recordarse que incluso si ya se pudiera considerar conjurado el riesgo de amanecer el 21 de enero del año próximo con aranceles del 25 por ciento en todas las exportaciones a Estados Unidos, de todos modos el acuerdo se va a revisar en 2026 y hay todo tipo de dudas acerca de la percepción que se tendrá para entonces, por ejemplo, de la reforma judicial o de la manera en que evolucione la violencia en México.

Aunque no era el tema principal del día, Sheinbaum debió regresar a ofrecer detalles de su interpretación de la conversación telefónica con Trump. Es, por donde se le vea la repetición de lo que ocurrió en 2017 cuando Enrique Peña Nieto también tuvo una conversación telefónica con Trump de la que sólo hasta que alguien en los servicios de inteligencia de Estados Unidos la filtró a los medios se pudo saber qué se había discutido en realidad.

El gobierno de México y el equipo de transición de Trump podrían evitar esta situación si publicaran un resumen consensuado entre Palacio Nacional y Mar-A-Lago de lo discutido en ese intercambio telefónico, pero en la era de Trump y de la Cuarta Transformación prácticas que eran comunes en intercambios similares entre, por ejemplo, Carlos Salinas de Gortari y George Bush padre o Bill Clinton, se han abandonado.

Por razones que escapan al control de los medios en México o Estados Unidos, ahora los gobiernos prefieren controlar su narrativa desde las redes sociales donde, no en balde, se terminan por generar más confusión y conflicto, como ha ocurrido en este caso.

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