La presidente Sheinbaum y su secretario de Relaciones Exteriores insistieron en que la relación con Estados Unidos en la nueva presidencia de Trump “será buena”.
Sheinbaum celebró su conversación con Trump y dijo no tener un plan específico sobre deportaciones masivas a México, sólo seguirá su “plan de desarrollo” en la frontera de Chiapas y Guatemala.
Sheinbaum y De la Fuente ofrecieron algunos detalles sobre la participación de México en la reunión del G-20 a celebrarse en Brasil.
Cortesía/Los Ángeles Press
La actividad de este viernes en Palacio Nacional quiso enviar el mensaje de que todo bien en la relación entre México y Estados Unidos, a pesar del terremoto que acaba de golpear las estructuras del sistema político estadunidense.
Con la presencia de Juan Ramón de la Fuente, su secretario de Exteriores, Claudia Sheinbaum presentó a México como un socio confiable de Estados Unidos, que ha cumplido con la tarea de reducir los, así llamados, “encuentros” en la frontera de ambos países entre personas indocumentadas y personal del gobierno de Estados Unidos.
El deseo de que todo siga según el guión de la normalidad incluso llevó a que Sheinbaum anunciara que viajará a la Cumbre del G-20, el 18 y 19 de noviembre próximos.
El G-20 agrupa a las 20 economías más importantes a escala global. Los países miembros representan casi el 90 por ciento del producto bruto global, dos tercios de la población, el 80 por ciento del comercio global y más del 80 por ciento de las inversiones globales en investigación y desarrollo.
El G-20 tiene una presidencia rotatoria que actualmente está a cargo de Brasil, cuyo presidente, Lula da Silva, había hecho una invitación muy especial a la mandataria mexicana para estar presente, según dijo De la Fuente.
Tanto De la Fuente como Sheinbaum se empeñaron en defender una idea de normalidad y tranquilidad en la relación frente a Estados Unidos, como ha sido ya común en las últimas dos semanas.
Fue en ese sentido que, al inicio de la actividad, presentaron una gráfica en la que se habla de una abrupta caída en el número de “encuentros” en la frontera. La gráfica aparece después de este párrafo.
María Berza, una de las corresponsales de The Associated Press, preguntó acerca de la calificación de humanitaria de las políticas del gobierno de México. La pregunta directa fue sobre el plan migratorio ante eventuales deportaciones masivas del futuro presidente de Estados Unidos, especialmente por el interés de las organizaciones civiles que esperan conocer las pautas de este plan.
Fiel al guión, a la plantilla a la que se ha adherido su gobierno, Claudia Sheinbaum negó que se haya referido a un plan especifíco sobre deportaciones, insistió en que hay una estrategia que, ella asegura, dará resultados, para lo cual habló entre otras cosas de los “polos de desarrollo”, al tiempo que presentaba su conversación con Trump como cordial.
El problema de esos “polos de desarrollo” es que se pensaron cuando había alguna expectativa de que el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá seguiría vigente.
Contra la actitud que sostiene Palacio Nacional, esas expectativas no son tan claras fuera de México. En Canadá, por ejemplo, se habla de aranceles a las exportaciones a Estados Unidos que podrían ser de un mínimo de diez por ciento, como se puede escuchar en esta entrevista que la Canadian Broadcasting Corporation hizo a un diplomático estadunidense con experiencia en las relaciones entre su país y Canadá.
Fragmento de un programa de la Canadian Broadcasting Corporation. Audio en inglés.
Sheinbaum reaccionó con algún disgusto cuando Berza le hizo ver que la situación en la frontera sur de México muy difícilmente podría considerarse como humanitaria cuando es claro que el crimen organizado controla vastas extensiones de territorio en Chiapas sin que, hasta el momento, haya una respuesta clara a ese tipo de denuncias hechas incluso por el cardenal de la Iglesia Católica Álvaro Ramazzini desde hace varios meses.
Y no es sólo esa iglesia, pues otras confesiones religiosas, además de organizaciones locales y de promotores de los derechos humanos hacen en Chiapas en los últimos doce meses al menos.
Además de poner en duda la calificación de humanitaria de la atención a los migrantes, Berza pidió a Sheinbaum alguna precisión sobre lo que había dicho Sheinbaum acerca de que México estaba listo para recibir a los migrantes deportados.
Una vez más, Sheinbaum mostró su disgusto con la pregunta y eludió responder al fondo, para insistir en la lógica de que nada ha cambiado y que México espera tener una buena relación con quien asumirá la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero próximo.