Con una definición de terrorismo tomada de manuales de seguridad de la década de 1970, Harfuch minimizó los dos coches bomba en Guanajuato ayer.
En la misma lógica de Harfuch, el secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Trevilla, explicó la letalidad de los operativos en Sinaloa como resultado de la eficacia de las tropas a su cargo.
Cortesía/Los Ángeles Press
Con una definición de terrorismo tomada de los manuales de seguridad nacional de la Guerra Fría, Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad del gobierno federal hizo lo posible por minimizar el alcance y los efectos de la explosión de dos coches bomba en Guanajuato ayer jueves.
En el diseño original de la actividad de este viernes en Los Cabos, Baja California Sur, la presidente Claudia Sheinbaum deseaba cantar las maravillas de su programa de vivienda.
Estuvieron presentes algunos de los funcionarios de las instancias del gobierno federal encargados de esos asuntos. Sin embargo, la realidad terminó por imponerse.
Aunque los primeros minutos se ofrecieron detalles de esos planes de vivienda, cuando se abrió la posibilidad de hacer preguntas, García Harfuch debió salir a responder por lo ocurrido en Guanajuato y Guerrero.
García Harfuch empezó su intervención con detalles de lo ocurrido en Guerrero, con la presentación de un vídeo de una cámara en una autopista de aquel estado, que aparece al final de este texto, las respuestas más significativas las ofrecieron Sheinbaum y Harfuch al dar cuenta de lo ocurrido en Guanajuato.
Luego de esa intervención de García Harfuch, Sheinbaum mostró su deseo de dejar para el próximo martes la explicación de por qué su gobierno no considera lo ocurrido en Guanajuato como terrorismo, como se le puede escuchar decirlo de manera expresa en el vídeo que aparece después de este párrafo.
Sin embargo, las preguntas fueron demasiadas y ello forzó a que García Harfuch volviera a tomar el micrófono.
Ofreció una explicación tomada de los manuales de seguridad nacional de tiempos de la Guerra Fría, los que quizás usaron su padre Javier García Paniagua o su abuelo Marcelino García Barragán, cuando pasaron por esas áreas de los gobiernos del abominable Partido Revolucionario Institucional.
Esa explicación, sin embargo, pierde de vista al menos dos cosas. La primera y más obvia es que, más allá de las definiciones de manual, el efecto logrado es el de causar terror. Eso lo lograron los promotores de esos hechos. Basta ver la prensa local de Guanajuato para darse cuenta de la zozobra que domina el ánimo de los medios en ese estado.
El segundo problema que la definición de cajón, de manual, de García Harfuch pierde de vista es que incluso en Estados Unidos ya se reconoce que junto a las motivaciones ideológicas o religiosas, puede haber motivaciones de orden económico.
Los grupos extremistas requieren de dinero para hacer lo que hacen y pocas cosas son tan rentables como el tráfico de sustancias prohibidas. Ello explica el que justo el lunes de esta semana, el fiscal de distrito de Chicago, Illinois, haya publicado un comunicado acerca de la resolución de un caso en el que se enjuicia a un narcotraficante con vínculos con organizaciones terroristas (disponible en inglés aquí), que se presenta como imagen después de este párrafo.
Ahí se puede leer claramente cómo hay un vinculo entre narcotráfico y los grupos que se atienen de manera más precisa a la antigua definición de terrorismo a la que hizo referencia García Harfuch hoy.
Narcoterrorismo
¿Es posible descartar ese tipo de asociaciones terroristas en el caso de México? Resulta difícil de suponerlo. De ser así, sería útil que el gobierno federal ofreciera la evidencia que les permita descartar el que las operaciones de narcotraficantes en México no tengan vínculos con grupos criminales internacionales que se ajustan a la definición tradicional de terrorismo o a otras más recientes que reconocen los límites de la que usó García Harfuch hoy.
Pero también tendrían que demostrar que las mismas prácticas de violencia de los narcotraficantes no incurren en actos terroristas. La definición de narcoterrorismo refiere a la combinación de actividades terroristas con el tráfico de drogas. No solamente el terrorismo está asociado a cuestiones políticas, ideológicas o religiosas, como ya se argumentó líneas arriba, una definición de los años setenta.
En el actual contexto, los grupos criminales utilizan la violencia y el miedo asociados al narcotráfico para promover sus intereses, ya sea para controlar territorios, tal como dijo Harfuch, y para intimidar a autoridades o desestabilizar gobiernos. Además, los antecedentes del narcoterrorismo en Latinomérica nos remiten a las acciones realizadas por el Cártel de Medellín, en Colombia, entre otros casos.
En todo caso, además de hablar de Guanajuato, García Harfuch también ofreció detalles sobre lo ocurrido en Guerrero. Además del primer ataque que aparece en el vídeo que se enlaza al final de este texto, el secretario de Seguridad dio cuenta de otros dos ataques.
Los detalles del primero aparecen en el vídeo que aparece antes de este párrafo y los del segundo en el vídeo que aparece después. Fue una jornada marcada por la violencia que genera terror aunque sea claro que no se ajusta, al menos en principio, a las definiciones tradicionales de terrorismo.
Fragmento de la actividad en Los Cabos, B.C.S., 25 de octubre de 2024.
Casi al final de la actividad de este viernes, fue el turno del general secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo, quien eludió una pregunta sobre la letalidad de uno de los operativos de la secretaría a su cargo.
Los medios le preguntaban cómo era posible que hubieran muerto 19 miembros de un grupo delincuencial y no hubiera siquiera algún herido de las fuerzas federales.
El vídeo que aparece antes de este párrafo deja ver que Trevilla admira a sus tropas, las colma de elogios, pero no responde a la pregunta que se hizo este viernes en Los Cabos, Baja California Sur.
Apenas ayer informábamos que la presidente Sheinbaum negaba que pudiéramos regresar a la “guerra contra el narcotráfico”. Quizás sea cierto que no es su deseo, pero la realidad se empeña en contradecirla.
Como se puede ver en la gráfica que aparece después de este párrafo, su gobierno acumula mil 792 homicidios en 24 días de gestión, por lo que está a 207 de empatar la marca de Enrique Peña Nieto para el primer mes de gobierno. Sheinbaum ya rebasó a todos los presidentes anteriores a Peña.