Marcelo Pérez era un líder local que pedía a los gobiernos estatal y nacional mejoras concretas en las políticas para enfrentar la violencia en Chiapas.

Cortesía/Los Ángeles Press/Rodolfo Soriano-Gómez.

La policía encontró su cadáver dentro de un vehículo cerca de la capilla donde había celebrado una misa en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

La Conferencia del Episcopado Mexicano pidió en un comunicado mejoras en las políticas que enfrentan la “violencia y la impunidad” en Chiapas y México.

Por Rodolfo Soriano-Núñez

El domingo fue un día de extrema violencia en los Altos de Chiapas, México.

Hombres armados desconocidos mataron al padre Marcelo Pérez Pérez, un sacerdote católico de casi cincuenta años, con una larga historia de trabajo con organizaciones de base en su diócesis.

El padre Pérez fue asesinado justo después de presidir una misa matutina dominical en el barrio de Cuxtitali. Era párroco del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en el lado este de San Cristóbal de Las Casas.

El padre Pérez se convierte en una víctima más de la violencia que envuelve gran parte de los estados del sureste mexicano de Chiapas y Tabasco. Hasta el viernes 18, el actual gobierno de México acumulaba mil 308 asesinatos en 17 días de mandato.

Cuando llegaron los primeros auxilios, antes de las 9 AM, el padre Pérez se encontraba dentro de un vehículo, ya sin vida tras recibir al menos cuatro disparos de un arma no especificada.

Nacido en 1974 y ordenado sacerdote en 2002, el padre Pérez tenía una larga trayectoria impulsando proyectos para construir paz, resiliencia comunitaria y desarrollo en Chiapas. Era tzotzil, una de las etnias originarias de Chiapas y una presencia frecuente en actividades pastorales, académicas y de derechos humanos encaminadas a encontrar una solución a la violencia en Chiapas.

Antes de su nombramiento como párroco de Nuestra Señora de Guadalupe en San Cristóbal de Las Casas, había servido en San Andrés Larráinzar, donde nació y creció, y en Pantelhó, un municipio con una larga historia de violencia y graves violaciones de los derechos humanos.

San Cristóbal de Las Casas es la sede de la diócesis homónima, una de las más antiguas de México y ha sido desde finales del siglo XX un actor clave en los debates regionales y nacionales sobre los efectos de la violencia y el papel de la Iglesia Católica.

La autoridad de la iglesia no es absoluta allí, y ha habido episodios de violencia entre católicos leales a Roma y una facción de supuestos católicos tradicionales residentes en San Juan Chamula, con profundas diferencias con Roma y el obispo local de San Cristóbal.

También ha habido episodios de violencia entre católicos y no católicos, lo que ha llevado a masacres y desplazamientos masivos de residentes de pequeños municipios aislados.

El 1 de enero de 1994, San Cristóbal fue el epicentro de una movilización que desafió la manera en que el gobierno nacional mexicano lidiaba con las pueblos originarios mexicanos.

La violencia disminuyó por un tiempo, pero en los últimos diez años ha habido un resurgimiento de la violencia en el estado. Un factor importante de dicha violencia ha sido el papel de los capos de la droga y sus socios locales que intentan traer drogas de América Central y del Sur a México y Estados Unidos.

Recientemente, Los Angeles Press documentó cómo el Cártel de Sinaloa instaló un puesto de control en la frontera entre México y Guatemala, a unos metros de donde se encuentra el cuartel local de la Guardia Nacional de México.

No es que Chiapas sea hoy un semillero de oposición política contra el actual gobierno nacional. Todo lo contrario, el Movimiento de Regeneración Nacional, el movimiento populista liderado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, controla el Ejecutivo y la legislatura estatales.

El estado votó abrumadoramente a favor de Claudia Sheinbaum, la actual presidente del país, y sin embargo hubo episodios de violencia que involucraron a los tres partidos que apoyan a su gobierno nacional.

A pesar de su masivo apoyo al actual gobierno nacional, Chiapas muestra el segundo aumento más pronunciado en el número de homicidios de 2023 a 2024, como lo muestra la gráfica que aparece después de este párrafo.

Han sido muchas las advertencias sobre la magnitud de la violencia que afecta a Chiapas y al vecino estado de Tabasco. Hace menos de dos meses, en agosto, el cardenal guatemalteco Álvaro Ramazzini llamó la atención del gobierno mexicano por renunciar a ejercer cualquier control sobre la frontera entre Chiapas, México y Guatemala.

No es que no haya presencia o actividad de las Fuerzas Armadas mexicanas, en vísperas de la toma de posesión de Sheinbaum como presidente, el 30 de septiembre, al menos dos soldados mexicanos dispararon y mataron a por lo menos seis migrantes indocumentados que supuestamente no quisieron detenerse cuando los soldados se lo pidieron.

El padre Marcelo había estado involucrado más recientemente en protestas masivas pidiendo alguna mejora en las políticas que enfrentan la violencia en el Estado.

En el video que aparece después de este párrafo, de la misa del funeral del padre Marcelo Pérez en lo que fue su parroquia, se ven algunas de las mantas que se utilizaron en las movilizaciones en las que participó Pérez Pérez, tanto en San Cristóbal de Las Casas como en la capital del estado, Tuxtla Gutiérrez. Las mantas llevan la palabra paz.

No hay un comunicado oficial de lo que ocurrió esa noche, pero la explicación inicial de la brutalidad del ataque contra los migrantes es difícil de creer si se tiene en cuenta que viajaban en una camioneta pick-up de mediados de los años noventa.

Es difícil creer que el conductor de un vehículo así estuviera dispuesto a desafiar a los nuevos vehículos que utiliza a diario el Ejército mexicano.

El padre Marcelo Pérez será enterrado mañana en San Andrés Larráinzar, el pueblo natal de su familia, a 16 kilómetros al norte de San Cristóbal de Las Casas, como lo solicitaron sus familiares.

Durante una misa presidida por el obispo Rodrigo Aguilar Martínez en la antigua parroquia del padre Pérez, pidió a los feligreses que oraran por los asesinos, como se puede ver en el video que aparece a continuación de este párrafo.

El cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, quien fue obispo de San Cristóbal de Las Casas de 2000 a 2017, emitió un comunicado desde Toluca, en el centro de México, donde vive actualmente.

Allí, elogia al padre Marcelo, quien lo ordenó en 2002, y critica la “descomposición social” en México que explica la violencia detrás del asesinato de este domingo.

Las cuentas de redes sociales de la Conferencia del Episcopado Mexicano publicaron la declaración del cardenal Arizmendi, que aparece en español a continuación de este párrafo.

La propia conferencia emitió un comunicado sobre el asesinato. También elogian al padre Marcelo Pérez al tiempo que piden una investigación exhaustiva de su caso, mientras piden en su segunda página una mejora en las políticas “para enfrentar la violencia y la impunidad” que afectan a Chiapas y México. Su declaración está disponible solo en español después de este párrafo.

La Fiscalía del Estado emitió un breve comunicado, disponible después de este párrafo, que ofrece poca información más allá de la marca y el modelo del automóvil donde estaba el cadáver del padre Marcelo.

Un aspecto del final de la misa de cuerpo presente en la que fue la parroquia del padre Marcelo Pérez en San Cristóbal de Las Casas.

Varios políticos, entre ellos la presidente, Claudia Sheinbaum, su secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez; el gobernador en funciones del estado, Rutilio Escandón; y el gobernador electo, Eduardo Ramírez, expresaron algún pesar por el asesinato del padre Pérez Pérez.