El presidente AMLO ha creado una dinastía en la Cuarta Transformación con la que se gesta un nuevo capítulo de impunidad y simulación en México.
Cortesía/Los Ángeles Press/Joel Ortega Juárez
Jueves, 26 Septiembre, 2024
AMLO personifica al caudillo de orígenes rurales y militancia temprana en el PRI, capaz de captar todas las habilidades, destrezas, mañas y manipulación de las turbias redes del poder.
Por Joel Ortega Juárez
Ni los peores presagios de los malquerientes de Andrés Manuel, se imaginaron el desenlace de “Andy”, colocado en la línea sucesoria dinástica, para ser él continuador del Tercer Piso de la Cuarta Transformación.
Estamos ante la instalación de una dinastía, no se trata de una monarquía parlamentaria al estilo británico, español, europeo en general, con sus anacrónicas cortes, sino de una monarquía de huaraches, una gran simulación, una estafa mayor, en ese contexto, no es aleatorio que la propuesta de Andy para secretario de organización, la hiciese el senador Héctor Vasconcelos, hijo de José Vasconcelos, primer gran opositor en 1929 al jefe máximo, una paradoja un tanto cruel, al competir contra su candidato a la presidencia Pascual Ortiz Rubio, en una campaña célebre donde al final se realizó un gran fraude. Vasconcelos al final de sus días, se convirtió en admirador de Hitler.
Nunca pensé que, por mi camino universitario, tendría tan cerca a la casta, ello me ha dado un lugar en primera fila, en el espectáculo grotesco de la casta que cumplió cien años en el poder y ahora se prolongará por tiempo indefinido con la máscara roja de los redentores millonarios, fervorosos devotos del castrismo.
No es extraño que sean también admiradores de Irán, aquí vale la pena recordar ese pensamiento que dice se puede despertar a los que están dormidos, pero no a quien simula estar dormido. De mis primeras imágenes de la casta, tengo en la memoria cuando nos llevó Palillo, el jefe de la porra de Pumas, al entierro del creador del lema de la Universidad, Por mi raza hablará el espíritu, tenía 13 años. No imaginaba el largo y sinuoso camino de la élite dominante, en los poderes del México posterior a la derrota de las tendencias populares de la Revolución Mexicana. Cuando se creó el PRD, decidí no ingresar.
Consideré que era un matrimonio imposible, donde los priistas terminarían contaminando a los de izquierda y por esa vía conseguir lo que no pudo la represión, sumar a su corriente hegemónica a esos antiguos perseguidos.
Eso se debió en buena medida a la comunión ideológica castrista de los de las izquierdas, antes independientes, con los priistas nacionalistas revolucionarios, por ello son convencidos defensores de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Incluso su esquematismo geopolítico, traslada las visiones de la Guerra Fría y por eso apoyan a Putin en la su invasión a Ucrania y tienen en su corazón la esperanza de que China derrote “al imperialismo yanqui”.
Para los seguidores de MORENA y AMLO, la “democracia burguesa” es una falacia o en el mejor de los casos una “fase” para “acumular fuerzas” para derrocar a la burguesía. Aunque ese discurso, choque abiertamente con su sometimiento al gran capital “mexicano” y su subordinación a la política de los gringos contra los migrantes, desempeñando el papel de policías en la vida diaria, con acciones criminales cada día más graves, contra los millones que cruzan el territorio nacional. La Guardia Nacional, el INM, las policías y fuerzas militares suplieron con creces el “MURO” que quería construir Trump.
México es en los hechos el “tercer país seguro” a un precio muy alto. Ese es el fenómeno que está detrás de la hegemonía ideológica cultural política del PNR, PRM, PRI, MORENA, que encontró en AMLO el personaje sincrético de esa genética nacionalista estatista, que se tragó a la izquierda independiente en 1989 con la creación del PRD. Andrés Manuel personifica al caudillo de orígenes rurales y militancia temprana en el PRI, capaz de captar todas las habilidades, destrezas, mañas y manipulación de las turbias redes del poder. Un personaje con su malicia, su talento y cálculo muy semejante a Fouché, equivocadamente bautizado como maquiavélico, insultando al pensador político más refinado del estado antecesor de la república.
Es el personaje que pudo llegar al gobierno del país, superando las trampas, las aviesas y torpes manipulaciones jurídicas, como el desafuero fallido de Vicente Fox, que le dio las credenciales de mártir y al mismo tiempo aprovechó las mezquindades de sus ”padrinos” de las izquierdas, como las maniobras de Cuauhtémoc Cárdenas para deshacerse de Porfirio Muñoz Ledo y Heberto Castillo, dando las migajas que buscaban los jefes de los pequeños aparatos del PCM, PSUM PMS y las apetencias de poder de los grupúsculos maoístas, castristas, ex guerrilleros y todo tipo de cortesanos procedentes del PRI y los restos del naufragio de las izquierdas, aparentemente independientes.
AMLO capitalizó el fracaso de la llamada Transición y sobre todo el hartazgo del binomio PRIAN, con la filosofía gatopardiana, todo debe cambiar para seguir igual. Esa gran destreza política, resumida en consignas primitivas : por el bien de todos, primero los pobres; no somos guales; no más gobierno de ricos y pueblo pobre; tengo otros datos; contra los fifís, los oligarcas y conservadores que se oponen a la cuarta transformación; acabamos con el neoliberalismo, el desempleo y la pobreza; los que perdieron sus privilegios están muy enojados, manipulan en lugar de informar; los periodistas e intelectuales recibían millones del PRIAN por eso nos calumnian; luchamos contra el injerencismo y defendemos la soberanía nacional a toda costa; el pueblo mexicano es el más politizado del mundo; con el pueblo bueno todo, amor con amor se paga.
Esas vulgaridades que las élites intelectuales despreciaron se convirtieron en poderosas ideas fuerza. Millones las consideran verdades indiscutibles, por lo que veneran al cabecita de algodón, al abuelito, al mejor presidente de México.
Pero AMLO no solamente tiene adeptos y fanáticos, que forman su inmensa base social; también ha sabido atraer a sus filas a casi todos los jefes de los clanes del poder en los estados: se jaló a los antiguos integrantes del grupo Atlacomulco, mediante acuerdos y dádivas a Alfredo del Mazo Junior; a los del viejo clan de Hidalgo dando cargos a Omar Fayad y otros; a los del clan de los Murat en Oaxaca, a los de grupos dinásticos en Michoacán, Guerrero, Morelos, Tamaulipas; Chiapas y casi todo el país.
Esa política de chantaje o premios, también la aplica con viejos integrantes de los gobiernos priistas y ahora también lo hace con importantes dirigentes del PAN. MORENA tiene un alto porcentaje de dirigentes de origen priista y panista, es el verdadero PRIAN. La entronización de Andy en MORENA, es el principio de una perpetuación en la presidencia, el Congreso de la Unión y el de los Estados, ahora. También con el control del poder judicial, que puede durar varios sexenios.
AMLO ha fundado su dinastía con la aprobación del pueblo bueno, la oposición oficial aturdida, la tolerancia de los gringos y la exclusión de los millones de olvidados de la tierra. El gobierno de AMLO estafó a los familiares de los 43 de Ayotzinapa y erigió murallas en torno a Palacio nacional, es una autarquía que le tiene pavor a la gente, así comienza la dinastía de López, el final de una infamia y el principio de una pesadilla.
El presidente AMLO ha creado una dinastía en la Cuarta Transformación con la que se gesta un nuevo capítulo de impunidad y simulación en México.