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XALAPA, VERACRUZ, 01MAYO2024.- Los familiares de periodistas asesinados se plantaron en la Plaza Lerdo, frente al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, para protestar por el poco avance que hay en esos sus casos, esto durante la marcha del Día del Trabajo. Personal de gobierno los hostigo para que se retirarán. Jorge, hijo de periodista asesinado Moisés Sánchez, confrontó al mandatario y le pidió que los atendiera. FOTO: YERANIA ROLÓN/CUARTOSCURO.COM

Cortesía/Río Doce/Balbina Flores Martínez.

Estamos pocos días del cierre del gobierno de AMLO, también llamada cuarta transformación, un periodo de una relación ríspida con los medios y periodistas por el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador. Nos guste o no, el sexenio que cierra se puede resumir en cuatro palabras: confrontación, descalificación, estigmatización y falta de compromiso, para acabar con una quinta: la impunidad. 

En una de las mañaneras AMLO expresó: “No veo a periodistas como enemigos, sino como adversarios”, fue la respuesta que el presidente, dio a la Misión Internacional que visitó México en noviembre de 2019, cuando a pregunta de una de sus representantes de la Coalición Internacional de Organizaciones Civiles defensoras Libertad de Expresión, le preguntó, ¿se compromete a apoyar el rol del periodismo en la sociedad, aunque este fuera crítico con su gobierno”.  

Y agregó, “no tengo que hacer ningún compromiso ya que nunca he utilizado un lenguaje ofensivo y siempre he sido respetuoso. Y durante seis años la política fue esta, ver a la prensa como sus adversarios. 

Desde los primeros años de gobierno hubo varios indicios de que la lucha contra la impunidad en los asesinatos de periodistas no era una prioridad. Lo que fuimos reconfirmando después era que hasta la fecha los asesinatos y desapariciones de periodistas, poco o nada le importaban a este gobierno, y que la impunidad tenía nulas esperanzas de modificarse. Al cierre de este sexenio por lo menos 47 periodistas han sido asesinados y cinco han desaparecido. Pero la negación de este gobierno siempre ha sido una de las características frente a esta situación que no solo lastima a las familias de los periodistas sino a la sociedad y a la libertad de expresión.   

Tres factores siguen presentes en la realidad de la prensa y el periodismo en México en el sexenio que termina; por un lado, los diversos contextos de violencia en diferentes regiones del país donde el crimen organizado en contubernio con políticos sigue presente y ha matado a más de un periodista; la impunidad que continuó en un 99 por ciento y la inseguridad para ejercer el periodismo, frente a unas instancias de protección y defensa debilitadas. Pero un factor nuevo se agregó a este panorama de por sí desalentador y fue el discurso estigmatizante y la exposición pública de periodistas desde Palacio Nacional en las llamadas mañaneras, que se replicó incluso en autoridades locales. La forma de comunicar del gobierno de AMLO, novedosa sin duda, pero también peligrosa porque con ello inició la narrativa de la descalificación y el tribunal de las mañaneras, un ejercicio importante pero mal conducido.  

En resumen, los ataques a la prensa continuaron en el sexenio que ahora está por terminar. Aun así, en su 6to informe de gobierno el presidente minimizó el tema cuando dijo que en su sexenio no hubo periodistas asesinados, ni políticos asesinados, las mañaneras fueron el único espacio de libertad de expresión y los medios públicos habían incrementado su audiencia, así lo resumió su largo discurso en el Zócalo. 

En este contexto en su informe balance de un sexenio la organización Article19 destacó algunos datos que vale la pena retomar aquí. “Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se registraron 3 mil 408 agresiones contra la prensa desde el 1 de diciembre de 2018 al 31 de marzo de 2024, lo que representa un promedio de una agresión cada 14 horas, incluidos los asesinatos de por lo menos 47 periodistas y cuatro desaparecidos. Mientras que al cierre del sexenio de EPN se cometieron por lo menos 2 mil 502 agresiones a la prensa”. 

Con este panorama podemos concluir que tanto en este sexenio que está por terminar, como indicó Article19, la violencia contra la prensa no logró detenerse por el contrario “hubo un incremento del 62.13 por ciento de agresiones contra la prensa respecto al gobierno anterior”, según registró en su informe del pasado mes de junio. Las amenazas continuaron siendo la cifra más alta junto con la intimidación y hostigamiento. 

En el rubro de protección, la cifra de periodistas bajo protección se elevó en más de un 60 por ciento en este gobierno. Datos confirmados por Reporteros Sin Fronteras, indican que, hasta noviembre de 2023, estaban bajo protección del mecanismo 653 periodistas. Fue en este sexenio en que más periodistas bajo protección fueron asesinados: de nueve casos, cinco ocurrieron en la actual administración, algo que se debe analizar, ¿por qué? 

La realidad es cruel y por más que quisiéramos encontrar un indicio de que la situación cambió en el sexenio de la 4T no fue posible encontrar datos concretos, porque la realidad fue otra. 

Cerramos una administración con datos desalentadores, pero, peor aún, con un contexto de impunidad donde el 88 por ciento de las investigaciones no van a ningún lado, un mecanismo que hace esfuerzos admirables por dar respuesta a las peticiones de protección, frente a un discurso que va por el lado contrario.  

Unas autoridades locales que se niegan a colaborar en asumir la responsabilidad que les toca en la protección y una sociedad polarizada donde ya no importa mucho que se ataque, se mate o desaparezca un periodista, es una cifra más, un nombre más.  

Artículo publicado el 08 de septiembre de 2024 en la edición 1128 del semanario Ríodoce.