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Cortesía: Río Doce.

Los hechos en la gasolinera duraron menos de un minuto según las cámaras de seguridad

Fausto Ernesto Corrales Rodríguez, quien manejaba la camioneta Raptor 2024 donde viajaba también Héctor Melesio Cuen Ojeda, asesinado de cuatro balazos en las piernas, le mintió a la Fiscalía estatal, o la Fiscalía estatal le mintió a los sinaloenses.

De acuerdo a lo que la Fiscalía informó a la prensa el lunes 29 de julio, cuatro días después del crimen del ex rector de la UAS, Fausto Corrales habría declarado que Héctor Melesio Cuen y él estuvieron desde la mañana del 25 de julio y hasta entrada la noche, esperando a unos abogados en el campestre Condado de San Francisco, cerca de La Presita, y que al no llegar regresaron a la ciudad de Culiacán, y que de paso llegaron a una gasolinera a cargar combustible.

El mentís

Un video de una de las cámaras de seguridad que tiene la gasolinera, muestra que, en realidad, la camioneta donde iban Cuen y Fausto no llega de norte a sur, sino de sur a norte; es decir, no venía del campestre Condado de San Francisco —aunque hubieran estado antes en ese lugar—, sino que iba de Culiacán hacia el norte.

Cuando llegan a la gasolinera y se estacionan frente a la bomba, Fausto abre la puerta y le pide al despachador que le llene el tanque. Luego cierra la puerta.

En las imágenes se observa que la camioneta ingresa a la gasolinera a las 21:56:15 horas. Segundos antes, aparece a cuadro un tipo en una motocicleta (con fachada de “puntero”) por el paso lateral poniente, es decir, de lado de la carretera. Luego se pierde a la vista de la cámara y no vuelve a mirarse.

La camioneta Raptor donde viajaban Cuen y Fausto es estacionada en la primera bomba de la fila oriente y segundos después ingresa por el mismo lado una motocicleta donde van dos jóvenes, pasan por un costado de la camioneta, avanzan hasta perderse del ojo de la cámara para aparecer de nuevo en sentido contrario y, al pararse junto a la camioneta, se baja el que va atrás, abre la puerta de la Raptor con la mano derecha (el tipo se pierde de vista) y cuatro segundos después regresa y se monta de nuevo en la motocicleta mientras se faja algo (que puede ser una pistola) en la cintura, para luego regresar por donde ingresaron. La camioneta, a la que ya se le estaba cargando gasolina Premium, sale disparada. Cuando el despachador va a ver qué pasó, el video marca las 21:57:10 horas. Es decir, que todo ocurrió en menos de un minuto.

No se observan, durante los tres o cuatro segundos que el tipo se pierde del ojo de la cámara porque lo cubre la puerta de la camioneta (momentos en los que puede pensarse que disparó contra Cuen), flashazos o destellos como los que emite un arma de fuego al ser disparada en la oscuridad.

Fausto Corrales se dirigió a la Clínica Cemsi Chapultepec, porque, según declaró, Melesio Cuen le decía que allí lo llevara; le quedaba más cerca la Clínica 36 del IMSS, ubicada en la colonia Infonavit Humaya, si acaso a cinco minutos de la gasolinera a esa hora.

Testigos presenciales del arribo de la Raptor a la clínica por el área de urgencias, afirmaron a Ríodoce que cuando llegaron, Cuen ya había fallecido. Fausto declaró también que, durante el trayecto, Cuen le decía que se sentía débil. Unos días antes, lo habían intervenido quirúrgicamente.

La descomposición de la política

Algo muy turbio se empezó a generar en Sinaloa a partir de abril de 2024 cuando secuestraron al secretario general del Partido Sinaloense, Luis Alonso García Corrales.

Empezaban las campañas electorales cuando el funcionario pasista y el militante del partido, Juan Francisco Cerón Beltrán, desaparecieron la mañana del sábado 13 y aparecieron sin un rasguño el martes 16. Fueron secuestrados, según se supo horas después.

LUIS ALONSO CORRALES.  El secuestro.

Así, el proceso electoral local inició el primer minuto del 15 de abril con las campañas de los candidatos a alcaldes y diputados locales; y la movilización de pasistas en las calles de varios municipios para exigir la localización de Luis Alonso y Juan Francisco.

Ante la desaparición de sus militantes, el PAS suspendió el inicio de las campañas de sus candidatos y empezaron hasta el miércoles 17.

Entonces líder moral del PAS, Héctor Melesio Cuen Ojeda, aseguró que se trataba de un levantón político y responsabilizó a la “delincuencia organizada” del Gobierno del Estado; por su lado, el gobernador Rubén Rocha Moya, respondió que, si de generar hipótesis políticas irresponsables se trataba, él podía decir que fue un autosecuestro por razones políticas.

Aseguró que ellos no se dedicaban a secuestrar ni levantar gente ni vienen de familias dedicadas al crimen, por lo que no existía ninguna razón para que los responsabilizaran a ellos. Eso fue un lunes. Al día siguiente fueron liberados y pudo ventilarse que no tenían un solo golpe, aunque ninguno de ellos habló públicamente sobre los hechos.

Semanas más tarde, Luis Alonso sería catalogado de “traidor” por parte del líder del PAS, Víctor Antonio Corrales Burgueño, y lo acusó de haberse robado la base de datos del partido para dársela a Morena.

El caso nunca se aclaró.

El atentado contra Arnoldo Valle

El 5 de julio ocurriría un hecho que sacudió a la opinión pública estatal y particularmente a la comunidad universitaria rosalina. Alrededor de las 2:15 horas de ese viernes, en el estacionamiento de las instalaciones de rectoría, campus Rafael Buelna Tenorio, el director de Comunicación Social de la UAS, Arnoldo Valle Leyva, sufrió un atentado a balazos.

No se estableció si el comando que lo atacó quería levantarlo o asesinarlo, pero salió ileso y alcanzó a refugiarse en la torre de rectoría.

En videos difundidos por Aristegui Noticias semanas después, se observa que Valle Leyva libró una persecución que comenzó afuera del Campus Buelna, hasta donde lo siguieron al menos tres vehículos y un hombre a bordo de una motocicleta.

Se distingue una camioneta blanca en la que Valle sale del Campus Buelna tras haber participado en una reunión oficial con otras autoridades de la UAS, y posteriormente regresa a toda velocidad perseguido por tres vehículos (una camioneta y dos autos compactos) y una motocicleta.

Los hombres armados irrumpen en el Campus, también se puede ver que los presuntos sicarios fallan en todos sus intentos por asesinar o secuestrar a Valle Leyva, quien logró refugiarse. Le dispararon en al menos nueve ocasiones.

Valle resultó ileso pero la policía estatal demoró en llegar al lugar, 22 minutos.

ARNOLDO VALLE. Intento de ‘levantón’ en el corazón de la UAS.

La Universidad condenó el ataque y el gobernador consideró que la Fiscalía General del Estado (FGE), no debía descartar ninguna hipótesis y recordó que al interior de la Universidad “traen algunos problemitas”.

Señaló que es probable que pretendan dar al atentado tintes políticos. “A los casos se les puede dar (tinte político), pero aquí no hay temor de nosotros en ese sentido”.

Tampoco la Fiscalía reportó algún avance de las investigaciones.

El insondable caso Cuen

Pero lo que vino a coronar el clima de violencia en torno a personajes ligados a la UAS, fue el crimen de Héctor Melesio Cuen Ojeda, el 25 de julio, herido en ambas piernas con cuatro balazos, dos en cada una. Hasta ahora no se ha hecho público el calibre que se usó en el ataque, pero sí que dos de los tiros no presentan orificios de salida, por lo que las ojivas debieron ser recuperadas en la necropsia.

Cuen fue llevado a la clínica Cemsi poco después de las diez de la noche, donde murió, aunque fuentes de Ríodoce advierten que, en realidad, el ex rector llegó muerto al nosocomio.

La versión de la Fiscalía es que fue balaceado, presuntamente, en un intento de robo del vehículo en que viajaba, una camioneta Ford Lobo Raptor 2024 que conducía Fausto Ernesto Corrales Rodríguez, quien había pasado por Cuen a su casa por la mañana.

Las inconsistencias de las declaraciones de Fausto ante el Ministerio Público y las declaraciones de la Fiscal, Sara Bruna Quiñonez, sobre las mismas, enturbian más el caso.

Los teléfonos de Cuen y de Fausto no están en poder de la Fiscalía, con los cuales podrían determinarse los movimientos de ambos durante el día. Y la familia de Cuen, sobre todo su esposa, Angélica Díaz, se ha rehusado a declarar.

(Antes de las elecciones fue levantado y dicen que golpeado José Carlos Aceves, dirigente del Suntuas Académicos. No se dijo nada. Aceves se fue a la Ciudad de México, ha dicho, a terminar un doctorado, pero fue inexplicable su partida al ser uno de los líderes más importantes en la defensa de lo que ellos llaman la autonomía universitaria, en los momentos más álgidos de la confrontación con el gobierno estatal. Sobre su caso hay un hermetismo total).

Con información de archivo.

Artículo publicado el 11 de agosto de 2024 en la edición 1124 del semanario Ríodoce.