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Cortesía/Río Doce.

Pocas veces se vio tan destanteado. Ante los cuestionamientos sobre la detención de Ismael Zambada García y de Joaquín Guzmán López, el presidente AMLO respondió siempre con evasivas, datos falsos, mentiras y salidas absurdas como “vamos a esperar información oficial (de los gringos) para saber qué pasó, a los amigos hay que tenerles paciencia”… como si el gobierno mexicano no hiciera trabajo de inteligencia.

Fue falsa la primera versión de que el avión que llevó a los capos a Texas salió de Hermosillo, se confundieron de avión, de matrícula y hasta de piloto, y tuvieron que pasar dos semanas para que esa información oficial llegara en forma de carta que firma el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, donde afirma que Joaquín Guzmán López se entregó a las autoridades estadounidenses y el Mayo Zambada fue llevado contra su voluntad.

Y trata de salvar, para eso está, la relación con México: “Quiero que lo entiendan muy claramente, no hubo recursos de los Estados Unidos en esa operación, no fue un avión de los Estados Unidos, no fue un piloto de los Estados Unidos, no fueron nuestros agentes o nuestra gente en México”, señaló.

Horas después, vaya casualidad, viene la carta filtrada por uno de los abogados del Mayo, Frank Pérez, donde Zambada afirma que ese 25 de julio a las 11 de la mañana, se reuniría con el gobernador Rubén Rocha, pero a esa hora este iba volando a Los Ángeles, California, para reunirse con su hermana y su sobrino. También dice que fue convocado por Joaquín, hijo del Chapo, para mediar en un conflicto entre Rocha y Héctor Melesio Cuen y que, al llegar al lugar, Huertos del Pedregal, fue secuestrado y Cuen asesinado.

¿Nos tragamos esa sopa? Pues cada quién. Vi uno de los videos que se grabaron en la gasolinera donde supuestamente —supone la Fiscalía— trataron que robarles la camioneta a Cuen y a Fausto Corrales, pero queda la impresión de que no fue balaceado allí, no se aprecian forcejeos, la acción dura entre tres o cuatro segundos y no hay destellos de arma de fuego adentro de la camioneta. Esto tendería a coincidir con la versión del Mayo, de que Cuen Ojeda fue asesinado en el lugar de la supuesta reunión. ¿Pero de cuatro balazos en las piernas? ¿Y entonces cómo llegó a la Ford Lobo Raptor? ¿qué pasó entonces con el cuerpo de Cuen desde casi las once de la mañana hasta las diez de la noche? ¿qué papel ha jugado y está jugando Fausto Corrales en esta historia?

Si siguiéramos la línea de la entrega voluntaria del Mayo entenderíamos las coincidencias entre la versión oficial del gobierno norteamericano y la versión del capo que se ventila horas después. El Mayo tuvo siempre una relación de alto nivel con los gringos, no solo con las agencias, sobre todo la DEA, sino con altos funcionarios del gobierno de aquel país. ¿Por qué entonces no se pondría de acuerdo para salvar un conflicto entre ambos países y salvarse así de una pena que lo recluya de por vida en una cárcel, aislado, en lugar de estar en una casa de seguridad recibiendo visitas de sus hijos y sus nietos en el ocaso de su vida?

Una entrega voluntaria significa cooperación de ambos lados, ganar ganar. Y si el Mayo coopera con lo que le requiere el gobierno gringo tendrá beneficios. ¿Dónde estuvo Vicente Zambada Niebla antes de ser detenido en la Ciudad de México? En el hotel Sheraton, ubicado a un lado de la embajada norteamericana. ¿Con quién se reunió? Con dos agentes de la DEA. ¿Quién lo envió a esa reunión? Su padre.

Otro fragmento de la carta refrenda el interés que tiene Zambada de quedar bien con el gobierno norteamericano porque, en otras palabras, repite lo que dijo Ken Salazar: “Durante toda esta terrible experiencia, fui sometido a abuso físico… Luego me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde me obligaron a subir a un avión privado. Joaquín me quitó la capucha y me ató con bridas al asiento. No había nadie más a bordo del avión excepto Joaquín, el piloto y yo”.
“No había nadie más a bordo del avión excepto Joaquín, el piloto y yo.”

Bola y cadena
LA OTRA ARISTA TAMIÉN ES CUESTIONABLE, la de que Rocha estaría en una reunión con él y con los Chapitos para tratar el asunto de la UAS. Cuen, hasta donde se dice en sus propios círculos en que se movía, presionó una y otra vez al gobernador para que se sentaran con el Mayo Zambada para encontrar una salida negociada al conflicto que tenían desde hace dos años, la UAS, pero también los juicios contra funcionarios, contra él y contra su hijo Héctor. Era amigo del Mayo, ya lo hemos dicho y lo dice el Mayo en su carta; y Cuen se quejaba de que Rocha no aceptaba la intermediación del Mayo y que le decía que las cosas podían arreglarse entre ellos, pero que en primer lugar sacara las manos de la UAS… y así se fueron meses y meses, en algunas reuniones de “acercamiento”, en las que participaba también Enrique Inzunza, pero que terminaban siempre abruptamente, incluso, con la presencia de su hijo Cuen Díaz.

Sentido contrario
SIGO CREYENDO EN LA ENTREGA voluntaria del Mayo Zambada. Él no hubiera ido a una reunión bajo las condiciones de los Chapitos, en el terreno de los Chapitos, porque se tenían desconfianza mutua. Y menos por algo que le interesaba a Cuen, no a él. Refuerza mi creencia el hecho de que el Señor del sombrero visitó a algunos de sus familiares días antes de subir al avión que lo llevó a los Estados Unidos. Nunca lo hacía por seguridad de él y de sus familiares, ¿por qué ahora sí? No les dijo que se iba para siempre, pero la pura cortesía pudo oler a despedida.

Humo negro
UNA DE LAS RAZONES DE LA FALTA DE CLARIDAD sobre estos temas es que tanto el gobierno norteamericano, como el nuestro han ocultado la información porque así les conviene. El gringo porque nunca aceptará que llevó a cabo una operación clandestina en México para llevarse a dos importantes capos; el gobierno mexicano porque no va aceptar que lo humillaron; ellos tienen el control de los aeropuertos minuto a minuto, del espacio aéreo también. Decir que van a esperar a que el gobierno norteamericano les informe qué pasó, es simplemente vergonzoso.

Artículo publicado el 11 de agosto de 2024 en la edición 1124 del semanario Ríodoce.