Cuauhtémoc Villegas Durån
Nunca más volveré a escribirle ni una palabra, ni una línea, ni un verso, y, sé, que tal vez vuelva a querer pero nunca más volveré a confiar en nada, en nadie.
Mas a ella, nunca la amaran así, ni la pensaran día y noche, ni la recordarán media vida ni la buscaran por su esencia, ella siempre tuvo oscuras razones siempre quiso ocultarlo, es sombra, paranoia.
No tendrá quien le cante nunca más y nunca más volvería a amarla ni a buscarla, es un ser sin corazón, ni alma, pertenece al status quo, es la esencia, la vocera de la barbarie y lleva la sangre de los bárbaros que todo lo destruyen.
Son los voceros y los directivos de las policías que matan y desaparecen, trabajos pata toda la vida: un uniforme, una charola y un arma para matar y destruir personas.
“Nosotros estamos bien, él está loco, no te merece, no se pone un uniforme azul como monstruo que labora todos los días y gana desde el Estado para matar y destruir, personas, familias, para acumular desaparecidos y agravios, así son los sanos de la mente, los adictos a la sangre de un pueblo, los que trabajan, los que nos representan poder y dinero”.
Los sueños y la vida no son importantes para la maquinaria de Estado criminal y deben ser perseguidos por amar a, quien los ama aun más, pero los sanos intereses, la familia, la apariencia son más valederos y dejan más dinero, más puestos, posiciones.
Nunca, nunca más volveré a escribirle nunca más nada, ni una célula mía la amará, la detestará por usar la razón antes que el amor y nunca, nunca más volveré a buscarla, ni a amarla, ni será amada solo idolatrada…