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XI

Juan, el literato, ninguneado

Por cuanto guardaste con perseverancia mi palabra, yo te guardaré de la hora de la tribulación que va venir sobre el orbe entero y que pondrá a los que habitan en la tierra, al que resulte vencedor e hare columna en el templo de Dios, retén lo que posees para que nadie arrebate tu Corona en el templo de Dios. Apocalipsis 3:10. Apostol y profeta San Juan.

Cuauhtémoc Villegas Durán

Si los números son el lenguaje con el que Dios habla de su existencia a los científicos que buscan negar o demostrar su existencia y, a algunos de sus elegidos, es, la palabra, con la que estos se dirigen hacia los demás hombres de Dios y del mundo, y es, Juan, el que más enaltece la palabra y llega a ser uno de los lieratos más grandes de la humanidad y, de los menos reconocidos como autor de literatura por ser, su género, profético de la que, además, fue el portador del mensaje más grande de todos los tiempos: El Apocalipsis, el libro más complejo de La Biblia.

Aunque su evangelio es una crónica de la vida pública de Jesús, empezando por el profeta Juan el Bautista, quien anuncia la llegada del Señor, narra como Jesúcristo recluta a sus discipulos y describe la historia hasta la muerte, resurección y ascensión del Cristo ya no, como hombre, profeta e hijo de Dios sino como el Topoderoso heredero del reino de Jehova, el Dios Verdadero.

Para Juan, Jesúcristo es la palabra, la palabra de Dios, es el verbo, y la palabra es Dios mismo, Él es el principio y, hasta la eternidad, y lo hace, de manera sublime, en una de las entradas más gloriosas de todos los libros del Evangelio y de la literatura universal:

1:1 En el principio ya existia el Verbo; y el Verbo estaba con Dios; y el Verbo era Dios.
2 El Verbo estaba con Dios en el principio. Todo fue hecho por el Verbo y ni una cosa de cuantas existen ha llegado a la existencia sin Él.
3 Y el Verbo era la vida. Vida de los hombres es Luz, Aquella Luz que brilla en la tinieblas y las tinieblas nunca la han detenido.

El Apocalipsis es un libro escrito para los profetas pero cualquiera puede interpretarlo según lo léa o lo reléa y tiene el mensaje para cada quien y es que, las señales del Apocalipsis son las que se han dado en el periodo entre la ascención de Jesúcristo y el día que regrese para el Juicio Final. Ese es el periodo del Apocalipsis y los jinetes, entre ellos, el del hambre, han existido desde siempre pero ahora más de 800 millones de personas en el mundo no tienen nada que comer en este momento. Ese jinete cabalga desde hace siglos.

Desde la partida de Cristo el Apócalipsis ha estado presente. Así por ejemplo, para algunos, la destrucción de Jersualem por las fuerza romanas en el años 69 AC, fue considerado el final de los tiempos y en el siglo XX lo fue el Holocausto. Hay quienes consideraron el anticristo a Napoleón Bonaparte en el siglo XVII un hombre que asoló el Viejo Mundo para beneficio de Francia. En el siglo XX fue Hitler el anticristo.

Juan es claro: es todo el que niega el nombre de Cristo de Dios verdadero y punto. Es el ateo que niega a Cristo aunque se bien comporte o es el católico que se santigua pero peca sabiendo que lo hace. Cristo no habita en el que odia, miente, roba, mata, calumnia, juzga, come o se relaciona como animal, entre otras decenas o centenas de defectos que nos alejan de la perfeción que elije Cristo. Yo no conozco a ninguna persona verdaeramente cristiana. Mis padres si lo eran. Eran buenos cristianos. Mi padrino don Jorge Díaz, fundador de Dizher, una empresa local con decenas de años trabajando para la ciudad y en uno de barrios bravos y queridos de mi ser: Mezquitán. En la calle de Tepic por donde está el mejor menudo de Guadalara y que se pone los domingos para la cura de los crudos o que amanecen con resaca.

igual, los hombres de Dios, pocos, han sido, verdaderamente puros, por lo general, fueron unos cabrones, unos hijos de la chingada como el rey David, que mandó matar al esposo de su amante. Los verdaderos hombre de Dios no son beatos ni mochos, temen pero se envalentonan, pelean batallas espirituales o físicas, desean, aman, gozan, son lños hombre que han salvado a la humanidad y no la Iglesia que prohibe la verdad y es creadora de mountros, curas pederastas, homosexuales o con relaciones entre hombres y mujeres ocultas. Entre padres y monjas y laicos. Toda esa Iglesia es hipocresia. durante siglos hasta bañarse, fue pecado. Las iglesias exsudan podredumbre, muerte, mentira, hipocresia, avaricia, falsedad. Las Iglesias más importantes del mundo son, siete.

Es tal el desprecio por Juan, que para los masones, su obra es fruto “de una mente desordenada y calenturienta”. Más afines al judaísmo que los fundó y al que sirven, los masones llaman a Cristo, “víbora” a diferencia de musulmanes que le dan cierto rango en en su panteón. De hay el dicho: “Nunca mates una víbora en viernes.