Cayetano Ozuna/Río Doce.- “Hay una lloradera en altamar, donde los pescadores están reportando muy escasa producción; esperamos que con los efectos de luna creciente y luna llena, dentro de 15 días, el camarón repunte”, dijo Carlos Rojas López, presidente de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas de la Industria Pesquera de la Ciudad y Puerto de Mazatlán.
Rojas López argumenta que la pesca abundante depende de varios factores y el de mayor peso fue la falta de vigilancia durante la veda del camarón por parte de las autoridades, mientras la pesca furtiva hacía su “agosto” impunemente.
“Si las cosas siguen así, no va a salir ni para pagar el millón de pesos que se gasta en el avituallamiento de cada barco, y las cosas se pueden poner más difíciles para los pescadores que son el sector más vulnerable”, advirtió.
El ruego
La tormenta tropical “Narda” ya había pasado por la zona sur causando estragos y apagones, y los servicios de energía eléctrica, telefónico e Internet, ya se habían restablecido en algunos sectores del puerto de Mazatlán, cuando algunos católicos confirmaron su fe desde el “púlpito” de las llamadas “benditas” redes sociales, en Facebook.
“Yo sí soy una mujer de fe, la Virgen de la Puntilla dio la batalla, se cayó, defendió y otra vez está de pie, solo con algunos raspones (en su corona)”, opinó una mazatleca.
Otro católico, clamó: “Aunque el viento te quitó del pedestal, Santísima VIRGEN DEL MAR en ti creemos y protégenos como siempre lo has hecho”.
En la explanada de La Puntilla, cercana a la Capitanía Regional de Puerto se alza el pedestal donde la “Reina del Mar” despide a los pescadores que viento en popa de los casi 500 barcos que integran la flota camaronera, zarpa esperanzada hacia altamar, cuando cada año se abre la veda del camarón.
En ese lugar, las familias de los pescadores mazatlecos se congregan año con año, al pie del altar de la “patrona de esta ciudad” para pedirle una abundante pesca y que los regrese sanos y salvos de los peligros de marejadas y vientos huracanados que tienen que enfrentar para traer el sustento a sus hogares.
El 30 de septiembre se abrió formalmente la veda de camarón, pero muchos barcos zarparon “vía lastre”, para empezar a pescar en otros puertos cercanos a los “bancos de camarón”, mientras otros de la flota pesquera que atraca en el puerto salieron hasta el lunes 1 de octubre, abierto el canal de navegación.
La tarde del lunes 30, “Narda” ya había agarrado como escobas y trapeadores a los árboles y palmeras, y la imagen religiosa yacía en el piso arrancada de su pedestal, cuando corrió la voz sobre la caída de la Virgen de La Puntilla.
La embestida de “Narda” había afectado los transformadores, líneas conductoras de energía eléctrica, cableado de líneas telefónicas e Internet.
Como pudieron, algunos mazatlecos, esquivando cables de líneas eléctricas y telefónicas, anuncios comerciales y árboles tirados en calles inundadas del puerto, llegaron a La Puntilla para levantar a la sacra efigie derribada.
Huracán ‘Ismael’
Atrás del pedestal donde la virgen de la puntilla enarbola su corona como un timón, en el obelisco levantado como un mástil simbólico del barco Mazatlán que tiene su proa dirigida hacia altamar, sendas lápidas se consagran a los fallecidos en el mar.
“Necesito del mar porque me enseña: no sé si aprendo música o conciencia: no sé si es ola sola o ser profundo/ o solo ronca voz o deslumbrante/ suposición de peces y navíos”, se lee en el memorial que cita El Mar, poema atribuido a Pablo Neruda.
Una lápida permanece en memoria de los pescadores fallecidos durante el huracán “Ismael, el día 14 de septiembre de 1995, con los nombres de 32 personas.
Otra lápida está dedicada en memoria de Julio César Osuna Godínez, pescador fallecido durante el huracán “Newton” que tripulaba en la embarcación “Mariano Pérez” del año 2016.
El enigma
La familia de Gerardo Lizárraga Robles había pedido desesperadamente auxilio para realizar una búsqueda marítima del pescador desaparecido, quien formaba parte de la tripulación del barco atunero “El Titi I”, pues sus consanguíneos angustiados se preguntaban qué había sucedido, si estaba vivo o si había resbalado y caído al mar durante el huracán “Lorena”.
Pero todo había terminado, la noche del jueves 26 de septiembre, el cuerpo de Gerardo Lizárraga Robles fue encontrado sin vida flotando en las playas de Celestino Gasca, en Elota, mientras su trágica muerte permanece en el enigma.
Artículo publicado el 6 de octubre de 2019 en la edición 871 del semanario Ríodoce.