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Juan Manuel Martínez Macías apodado “El Padre Trampitas” nació el 14 de junio de 1900 en Aguascalientes y murió en mayo 1990 en Guadalajara Jalisco, México. Hijo de Juan Martínez y Simona Macías. El padre “Trampitas” tuvo dos hermanas, María Guadalupe y Petrita -que luego se convertiría en monja-.

El 2 de febrero 1930, su madre doña Simona había encontrado unos papeles en la habitación de su hijo, en donde se daba cuenta que en complicidad con otros sujetos tenían planeada una explosión en la Catedral de la Ciudad para el día 11 de ese mes. Juan Manuel era conflictivo y anticlerical, llegó a apedrear a sacerdotes y sus consignas contra la Iglesia eran subidas de tono.

Nunca se imaginó que su madre, lo que más quería en vida, sufriera tanto por sus acciones. Se acercó a ella, la levanto, pues estaba de rodillas y le dijo: -Madre, por este Cristo que tienes ante ti, te pido que me perdones y te juro que voy a cambiar. Voy a entregarme por completo al Cristo del perdón, si te lo cumplo que esta imagen me bendiga, si no es así, entonces que me maldiga por toda la vida. Su madre le dijo: “¿Para qué quieres la vida Juan Manuel, si no la das por Cristo”? Esa pregunta de su madre fue su sostén en los tiempos más duros de su estancia en las Islas Marías.

Fue así que, teniendo 30 años ingreso al Seminario, que en aquel entonces se ubicaba en lo que hoy es Andrea Alameda y de ahí se trasladaría años después a otro de Texas, Estados Unidos, para formarse como sacerdote con los jesuitas. Él mismo decía que no podía estudiar para sacerdote en México, porque si le veían en el seminario, no faltaría alguien que dijera que estaba planeando algún buen golpe en contra de la Iglesia. Se ordenó en el año 1937.

Origen del apodo de “Trampitas”

Cuentan que la primera cárcel a la que llego para ejercer su ministerio fue la de Levenworth, en Estados Unidos y ahí lo mandaron al área donde estaba la zona de los negros, a los que se les decía “tramps” (vagabundos), por lo que a él le decían “Father Tramps”, de ahí que al regresar a México se le conociera como el “Padre Trampitas”.

Ya en México como sacerdote se fue a la Sierra Tarahumara, las del sureste, en Puebla, la de Santa Martha Acatitla en México y luego a las Islas Marías en el año 1948. Siempre elegía lo más difícil, nunca quiso la comodidad de un templo en un pueblo o una ciudad. Era su forma de querer pagarle a Dios todas las ofensas que había hecho en su juventud.

El padre Trampitas vivió más 39 años en esa Islas como preso voluntario, sometido al régimen carcelario, incluso en los permisos para salir y entrar, comiendo como otro preso, sin ningún otro privilegio más que el que le correspondía por el trabajo pastoral.

Después de muchos años en aquellas Islas tuvo que salir por cuestiones de enfermedad allá por el año 1987. Después de ahí estuvo en Guadalajara donde murió el año 1990. Sus cenizas fueron después llevadas y dejadas cerca de la tumba de aquel criminal llamado “el sapo” que se convirtió a Cristo antes de morir.

El Padre Trampitas murió a los 87 años de edad, tras dejar un legado de más de mil presos bautizados en Islas Marías. En Internet pueden encontrar un audio testimonio que compartió en una de sus visitas a México.