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A la memoria de Joel Díaz Fonseca

No sé quién inventó esto de hacer un balance de los primeros 100 días de un gobierno, pero se estila en las administraciones municipales, estatales y en la federal. Lo hacen los mismos gobernantes y también los analistas. Este domingo se cumplen los primeros 100 días bajo la autoproclamada cuarta transformación, y si siempre o casi siempre, los ojos de México están puestos en lo que hace o deja de hacer el presidente —empezando por el impacto de sus conferencias mañaneras—, van a sobrar balances.

Sería muy reduccionista limitar el enfoque al poder ejecutivo, que Andrés Manuel López Obrador preside. Gracias al voto y a la operación de los líderes camarales, Morena controla el Congreso de la Unión, de unas semanas hacia acá con capacidad de hacer reformas constitucionales sin ocupar un solo voto de los opositores, pues media docena de diputados del PRD se pasaron a Morena. Y es obvio que el presidente ha estado influyendo en la composición de la Suprema Corte y que, si no abyectamente como ha sido bajo otros gobiernos, ésta jugará del lado del presidente de la república en asuntos que le sean clave a su proyecto. Así, dos logros importantísimos de sus primeros 100 días podrían ser éstos, pues sienta las bases políticas y de operación jurídica para propósitos de mediano y largo aliento.

Solo con la capacidad de negociación que se demostró en el Senado de la República, el presidente salió avante en uno de los asuntos más espinosos que puso en la agenda de estos 100 días y que pudo haberle cargado un costo político importante: la Guardia Nacional. Después de intensos debates en foros y en los medios, se logró un consenso en el Senado, gracias a que Morena cedió y lo hicieron también el resto de las fuerzas políticas, logrando un acuerdo que tiene pocos antecedentes. Así, la aprobación en la Cámara de Diputados fue de trámite y puede decirse que también lo será en los congresos estatales. ¿Qué resultados le dará esta Guardia Nacional al presidente y al país?, eso no lo sabemos, lo que sí es cierto es que, hasta ahora, es la gran apuesta de López Obrador en materia de seguridad. Por eso, para el país y para él, vale más que su estrategia funcione.

El gran problema del presidente en estos 100 días, a nivel de proyección, es la economía que, por razones externas pero también de política propia, parece no crecerá más allá del 2 por ciento. El gobierno federal está poniendo atención en los programas de apoyo a los jóvenes y adultos mayores, pero esto no le alcanzaría para mantener sus niveles de aceptación si la economía se viene abajo. El presidente está muy bien con la mayoría de la gente, trae entre el 70 y 80 por ciento de aprobación —lo cual es insólito—, pero no ha logrado convencer a un sector clave para el crecimiento, que son los empresarios, ni a los nacionales ni a los extranjeros. El manejo del tema del “nuevo aeropuerto” que ya no fue, metió miedo a los inversionistas y parece que no están muy dispuestos a arriesgar mientras no vean reglas claras. Les asustó también la actitud del gobierno frente a los bloqueos de vías en Michoacán, que les trajo pérdidas multimillonarias. Igual las huelgas en las maquiladoras de Tamaulipas gravitan en el ánimo de los empresarios.

Ahora, si juntamos el tema de la seguridad con el de la economía, veremos que es en los dos problemas más importantes donde Andrés Manuel muestra mayores deficiencias. La violencia ha crecido en este lapso y la cara de la economía no tiene buen semblante. Si en el corto plazo no hay soluciones claras o, al menos luz en el horizonte, el gobierno federal se estaría deslizando hacia escenarios no deseados para nadie. No se juega con la vida de la gente. Ni con su bolsillo.

Bola y cadena
PRESENTADO COMO EL PROYECTO TURÍSTICO más ambicioso en las últimas décadas, el Centro Integralmente Planeado es ya uno más de los fracasos de la administración de Felipe Calderón, además de que implica al ex presidente en muy probables actos de corrupción, empezando por la compra turbia de más de mil hectáreas al finado Antonio Toledo Corro. Qué poca…

Sentido contrario
HACE 17 AÑOS SURGIÓ EL Club de Lectura La Hojarasca en el CBTA 133, ubicado en Recoveco. La idea y el principal impulso desde entonces ha sido del maestro Cruz Hernández, oriundo de Tuxpan Veracruz y avecindado en ese pueblo de Mocorito y que, desde entonces, llama “Macondo”. No es gratuito. Nombraron La Hojarasca al club en honor a la primera novela de Gabriel García Márquez, con quien el profe Cruz mantuvo una relación de amistad y devoción desde entonces y hasta su muerte. Cada año se hace una jornada cultural que incluye lecturas, presentaciones de libros, reconocimientos, conferencias, música, teatro, trasmisión de películas. Esta vez le tocó el turno a La Promesa, de Óscar Blancarte y se corrió la cinta el jueves, con la presencia del maestro. La película es un homenaje bien ganado a este esfuerzo de Cruz y todo el equipo que lo apoya en la preparatoria y ahora también con el respaldo de las autoridades municipales. Un esfuerzo “chingón”, que merece replicarse en Sinaloa y en México.

Humo negro
CONTRARIO A ESTO, EN EL CBTA 261 que se ubica en Villa Juárez, municipio de Culiacán, se había estado haciendo algo similar desde hace cinco años, pero de pronto se suspendió. No sabemos las causas. Inició como un homenaje al escritor culichi Élmer Mendoza pero luego se extendió también a mesas de discusión, conferencias, presentaciones de libros… Javier Valdez no faltaba a esos eventos. Pero de pronto ya no se hicieron. ¿Alguien puede explicar por qué clausuran un evento así? ¿Alguien puede hacer algo para recuperarlo? Ojalá que sí.

Columna publicada el 10 de marzo de 2019 en la edición 841 del semanario Ríodoce.