El ‘REY’ Zambada (Centro).
Los sobornos del Cártel de Sinaloa sumaban 300 mil dólares mensuales y también llegaron a manos de miembros de la Procuraduría General de la República, Siedo (hoy Seido), Interpol, Capufe, judiciales, policía del DF y hasta gobernadores.
Jesús Reynaldo Zambada Garcíam, el Rey declaró este jueves en la Corte Este de Nueva York, en lo que fue el tercer día del Juicio contra Joaquín el Chapo Guzmán, que en 2004 también le dio un soborno de 100 mil dólares a un general de apellido “Toledano”, adscrito a Chilpancingo, Guerrero, de parte de Guzmán Loera.
Dichos pagos añadió durante la entrevista de la fiscalía en la Corte de Brooklyn eran para mantener el control del aeropuerto y transporte de drogas en la Ciudad de México.
Añadió que el cártel tenía controladas las plazas en Baja California Sur, Sonora, Nayarit, Jalisco, Guerrero, Chihuahua, Tabasco, Quintana Roo, Chiapas y Morelos,
La plaza más importante era Sinaloa por el Triángulo Dorado, debido a lo puertos de Mazatlán y Topolobampo y porque los líderes de la agrupación delictiva tienen ahí a sus familias y bienes.
Otras dos plazas muy importantes eran Sonora y Chihuahua por los cruces en la frontera.
El hermano de Ismael el Mayo Zambada, mencionó que las plazas eran controladas por sublíderes: en Guadalajara, Ignacio Nacho Coronel; Quintana Roo y Chiapas, Benny Contreras; Guerrero y Morelos, Arturo Beltrán Leyva y otro de sus hermanos; Baja California Nene Jaramillo, en Sonora el Macho Prieto y Gonzalo Inzunza, en la Ciudad de México, el Rey.
Gonzalo Inzunza era además el responsable de construir los túneles, debido a que era “una persona muy importante e inteligente”.
La plaza de Chihuahua era controlada por un hombre de nombre Fernando, quien era la mano derecha del Chapo.
En Nayarit el mando lo tenía Arturo Beltrán Leyva y el Chapo personalmente.
El Rey detalló que en un principio cruzaban la droga por la frontera por vía terrestre en camiones, tractocamiones, pipas de gas y a veces en vehículos en operación hormiga, pero después se utilizaron túneles que permitía que el tráfico fuera más rápido, de ahí que los narcotraficantes colombianos empezaron a decirle el Rápido, al Chapo.