El gobierno de Estados Unidos montó un operativo sin precedente al iniciarse este lunes el juicio contra Joaquín el Chapo Guzmán, en lo que se espera sea el proceso judicial del siglo, e incluirá medidas extremas de seguridad en los alrededores de la corte de Brooklyn, en Nueva York, incluyendo al menos 30 agentes federales armados con rifles automáticos y vestidos con chalecos antibalas.
Esta medida habría sido tomada luego que los fiscales del caso, liderados por Andrea Goldbarg, anunciaran que los hijos de Guzmán Loera pudieran estar planeando un golpe violento para “dañar a algunos de los testigos protegidos que testificarían contra el capo”, señalan documentos que componen el expediente 1:09-cr-00466-BMC-RLM-4.
“Sabemos que uno de los hijos podría estar involucrado en tratar de dañar a algunos de los testigos protegidos, y es claro que tienen la capacidad, los recursos, y ganas de hacerlo”, según trascendió está semana.
Eso ha provocado que, diferentes agencias federales, estatales, y municipales resguarden toda la zona de Brooklyn, además de reubicar al Chapo durante el juicio en una especie de vivienda, cuya ubicación sólo los US Marshalls conocen.
También trascendió que cada vez que el capo sea llevado a la corte, será trasladado en un vehículo completamente blindado, escoltado por elementos de la DEA, US Marshalls, FBI, y elementos del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD).
Pero además, según revelaron fuentes del Departamento de Justicia de Estados Unidos (USDOJ), el Chapo no sólo viajará en un vehículo blindado, también será introducido en una especie de cápsula hecha de un material especial que lo protegerá en caso de presentarse cualquier tipo de ataque o accidente, pues la meta del gobierno estadounidense es resguardarlo para que vivo enfrente a la justicia de ese país.
Mientras tanto, el juicio parece estar listo para que este lunes 5 se elijan a los 12 miembros del jurado.
Los requisitos para ser parte del jurado son jamás haber escuchado el nombre de Joaquín Guzmán Loera, ni tampoco ninguno de sus alias, como el Chapo, el Rápido, el Señor, como tampoco debieron haber escuchado el nombre de Cártel de Sinaloa en sus vidas.
La lista de requisitos también incluye que ninguno haya estado o esté a favor de la legalización de las drogas, y nunca haber visto ni leído películas sobre narcotráfico, crimen organizado o drogas.
“Si vieron la conocida serie Narcos, o bien series como Breaking Bad, o incluso, si alguna vez leyeron sobre Jesús Malverde, entonces no calificarían para ser elegidos como miembros del jurado”, se lee en el cuestionario del USDOJ.
Otro de los acuerdos sugeridos por los fiscales del caso que el juez Brian M. Cogan aprobó, es que quienes vayan a integrar el jurado deberán mantenerse en completo anonimato, es decir, no se conocerán sus nombres, ni sus domicilios, ocupaciones, ni lugares donde trabajan, y que aunque no serán reubicados durante los tres meses que se espera que dure el juicio, sí serán escoltados por elementos armados del US Marshalls, cada vez que asistan a la corte.
Al respecto, Eduardo Balarezo opinó que esta medida de seguridad es injusta, pues de alguna manera predispone a los integrantes del jurado a entender que su cliente, Guzmán Loera, es de suma peligrosidad, y por lo tanto influirá en su decisión para encontrarlo culpable, lo que significaría que “no tendría un juicio justo”.
“Nosotros seguimos confiando en la justicia, pero está claro que las condiciones no son las mejores para defender a nuestro cliente, y peor aun cuando, a pocas horas del juicio, tenemos cientos de miles de páginas que revisar”, dijo Balarezo, quien lidera un grupo de ocho abogados que estarán defendiendo al Chapo.
Sin embargo, lo que verdaderamente se cree que hundirá a Guzmán Loera son el grupo de testigos protegidos que están dispuestos a testificar, y que los US Marshalls han tenido que reubicar, puesto que “pudieran estar en peligro”, dado que el sistema de inteligencia de la DEA ha detectado que los hijos pudieran estarlos cazando, sobre todo a Dámaso López Nuñez el Licenciado, junto a su hijo Dámaso López Serrano, el Minilic, quienes, según los fiscales, jugarán un rol determinante al momento de presentarse las acusaciones.
“Los testigos protegidos que van a testificar contra el señor Guzmán son personas que venderían a sus propias madres con tal de reducir sus condenas, y no deberían tomarse muy en cuenta, pero entiendo que los fiscales están dispuestos a todo para hundir a nuestro defendido”, dijo Balarezo.
Pero no sólo Balarezo criticó a los testigos protegidos, sino que hasta el mismo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, los calificó de “Aletas” (Flippers), “porque es evidente que lo hacen para reducir sus sentencias”.
“Este tipo de prácticas deberían ser ilegales, pues todos sabemos que lo único que motiva a sus antes asociados es reducir el número de años que pasaran en prisión”, expresó Trump, refiriéndose a otro juicio sobre tráfico de drogas.
Jeffrey Litchman, otro de los abogados de Guzmán Loera, señaló que aunque es interesante la observación de Trump, no significa que lo llamará a declarar.
“No estamos en Texas, sino en Brooklyn”, enfatizó Litchman, en referencia a que en Texas hay más racismo.
Guzmán Loera, a quien se acusa de ser el líder de la organización criminal más poderosa de Latinoamérica, el Cártel de Sinaloa, enfrenta 11 cargos criminales, siendo los tres principales narcotráfico, conspiración y lavado de dinero.
De acuerdo con expertos, bastará con que el jurado lo halle culpable en uno solo de esos cargos para que el juez Cogan le imponga una sentencia de por vida.
Para convencer al jurado, el USDOJ contará con un equipo de 11 fiscales, los mejores de Estados Unidos, liderados por la fiscal de hierro, Andrea Goldbarg, quien tiene fama de ser una de las más duras que tiene el gobierno estadounidense.
Artículo publicado el 4 de noviembre de 2018 en la edición 823 del semanario Ríodoce