Lo deslizaba como una posibilidad pero lo negaba cuando se le pedía una respuesta concreta. “Yo soy la panista”, le dijo a Ríodoce en junio, durante una gira en el estado como parte de ese parapeto engañabobos llamado #YoConMéxico. Y aseguró que no dejaría el PAN, aun cuando no fuera favorecida con la candidatura presidencial.
—Pero, si a pesar de todo, no se te favorece con la candidatura, ¿qué pasaría con Margarita?, se le cuestionó.
“Depende de muchas cosas porque si las condiciones son parejas, son muchas cosas que se tienen que valorar… pero la panista soy yo, así es que del PAN no me salgo y uno es panista para siempre, la intensidad del trabajo eso uno la revisa, pero no…”
Parece que las condiciones no fueron parejas porque Margarita y presentó su renuncia al PAN el pasado viernes, después de un jaloneo mediático en el que se filtró la posibilidad de que renunciara para participar como candidata independiente por la presidencia y de que el dirigente del partido, Ricardo Anaya, a través de un mensaje en video, la llama a dialogar, ponderando su valía como panista. Margarita le respondió con un twett: “Llevo dos años buscando diálogo. La división del PAN es tu responsabilidad, eres el presidente del partido. Ya hablaremos.
Minutos más tarde, la esposa del ex presidente de la república, Felipe Calderón, hizo público un mensaje de varios minutos para anunciar su renuncia formal al partido. La carta ya había llegado a la sede del PAN, indeclinable. La decisión ya estaba tomada.
En la perspectiva de las elecciones de 2018, la formación del Frente Ciudadano por México —donde han confluido hasta ahora el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano— y la renuncia de Margarita Zavala al PAN son los dos acontecimientos más importantes en cuanto a la correlación de fuerzas políticas. De entrada, por evidentes razones, la decisión de Margarita es un golpe seco a las aspiraciones de un Frente, nacido para sumar fuerzas. Aparece en todas las encuestas como la aspirante presidencial mejor posicionada junto con Andrés Manuel López Obrador, muy por encima de Ricardo Anaya, quien, a pesar de los buenos resultados para su partido en los procesos electorales recientes, sigue estando muy abajo en las preferencias electorales.
Pero quiere ser candidato del Frente y eso le hizo perder la noción de la coyuntura al interior de su partido, que exigía a fuerzas prever los movimientos del otro, como si se tratara de una partida de ajedrez.
Extraordinario operador, a Ricardo Anaya le faltó visión y al final resultó presa de sus propias aspiraciones, por encima de los intereses del país, a pesar de que había estado pregonando lo contrario.
Ahora habrá de ver las consecuencias a mediano plazo, una vez que empiecen las campañas. Ya se da por hecho que Anaya será el candidato del Frente, pero con este cisma en el panismo, que afecta sin duda las aspiraciones de su dirigente, las cosas pueden cambiar al grado de que se busque a un candidato que esté más allá de las efervescencias partidistas.
Lo que es un hecho es que la salida de Margarita del PAN y su eventual postulación por la vía independiente le hacen un hoyo no solo al PAN sino al Frente. ¿Qué representa Margarita Zavala fuera del partido en que militó toda su vida y cuánto podrá crecer ya como candidata independiente? Eso es una incógnita ahora. Lo cierto es que hay dos frentes electorales felices en este momento: uno, el principal, es el PRI, porque es más factible que buena parte de las simpatías que perderá un PAN dividido puedan orientar sus preferencias hacia el partido en el gobierno, sobre todo lo que tiene que ver con la clase empresarial.
El otro frente feliz está en Morena y su líder, Andrés Manuel López Obrador, pues el Frente Ciudadano se había convertido en su pesadilla, debido a que están ahí sus viejos aliados, el PRD y MC. Por eso la apresurada declaración del Peje en el sentido de aprobar la salida de Margarita del PAN y de sugerir que Miguel Ángel Osorio Chong debía hacer lo mismo en el PRI, debido a que lo están marginando a pesar de estar arriba en las preferencias electorales.
Bola y cadena
PERO NADIE DEBE CANTAR VICTORIA porque el candidato del Frente todavía no se define y mientras esto no ocurra, la esposa del ex presidente tiene posibilidades de encabezar la cruzada de 2018, ahora como ciudadana. Y qué paradoja, pero entre más fuerte se sienta el golpe al interior de esta alianza, más posibilidades tiene de imponerse como la abanderada del Frente Ciudadano por México.
Sentido contrario
EL PANORAMA DEL PERIODISMO ES cada vez más sombrío en México. Después del crimen de Javier Valdez, un periodista de estatura internacional, todo puede ocurrir. En agosto fue asesinado Cándido Ríos en Veracruz y apenas el jueves pasado el fotoperiodista Edgar Daniel Esqueda, de San Luis Potosí, fue levantado y asesinado. Según informó Reporteros sin Fronteras, “en junio de 2017, cuando cubría una escena del crimen, policías le quitaron su cámara y lo obligaron a suprimir las imágenes. Tras ello, Edgar presentó una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos en San Luis Potosí. El Mecanismo Nacional de Protección tomó conocimiento del caso y entró en contacto con él Edgar Daniel para obtener más informaciones sobre su situación de riesgo. Ninguna medida de protección le fue otorgada.
Humo negro
PERO EL PERIODISMO ES AGREDIDO DE MUCHAS formas. El mismo día que nos enteramos de la muerte de Edgar Esqueda, supimos de la censura al programa de radio Enfoque Noticias, pues el dueño le pidió a Leonardo Curzio que corriera a María Amparo Casar y a Ricardo Raphael de una tertulia semanal donde hacían análisis político. Al negarse, presentó su renuncia. Y las preguntas siguen siendo las mismas ¿A esto se llama “democracia”, “Estado de derecho”, “sociedad abierta”? ¿Cuántos muertos más tenemos que poner? ¿Quién detiene la censura?