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Ciudad de México | Desinformémonos. En 2016, el número de 65.6 millones de personas se convirtió en la mayor cifra registrada de desplazados y refugiados en el mundo a causa de la violencia en sus países de origen, los conflictos armados, las persecuciones y los fenómenos naturales, lo que equivale a que cada tres segundos un ser humano tiene que huir para sobrevivir, indicó un informe de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).

“Esto equivale a que una persona cada tres segundos se convierte en refugiado, menos del tiempo necesario para leer esta frase”, señaló la organización. “Es una cifra inaceptable, y habla por sí sola, más que nunca, sobre la necesidad de solidaridad y un objetivo común para prevenir y resolver crisis”, expresó Filippo Grandi, jefe de ACNUR.

Tan sólo el año pasado 10.3 millones de los desplazados se vieron obligados a huir por la inseguridad en sus hogares, incluidos los 3.4 millones que cruzaron las fronteras para pasar a ser refugiados, apunta el informe.

A finales del 2016, los países que registraron el mayor número de desplazados internos, es decir, dentro del mismo territorio al que pertenecen, fueron Siria, Irak y Colombia. Sólo por parte de Siria, que debido al conflicto armado reporta los más altos números de refugiados, se registraron 825 mil desplazados internos en el 2016.

Sin embargo, de acuerdo con Grandi, la crisis de refugiados y de desplazados que más rápido se agrava en el mundo se encuentra en Sudán del Sur, donde la guerra civil del 2013 dejó decenas de miles de muertos y 3.7 millones de refugiados, lo que representa casi un tercio de la población.

El informe de ACNUR señala que la población de refugiados del país más reciente del mundo aumentó en un 85 por ciento el año pasado para alcanzar 1.4 millones a fines de abril. Desde entonces se sumaron a ellos medio millón de personas más, agrega.

Por otra parte, el informe también describe los desplazamientos poblaciones en países como Palestina, a casi 70 años de la ocupación israelí, Afganistán, Irak y Sudán, y denuncia que existe una “repetida falta de consenso internacional sobre la acogida de refugiados y la proximidad de muchos países pobres a las regiones de conflicto”.