Cuauhtémoc Villegas Durán/Ajo Blanco
No quisiera escribir una sola palabra de la muerte de Felipe González Ramírez. Su muerte me confundió, era, un acto improbable para las personas que lo conocíamos de lejos y no se diga para los aguascalentenses.
Lo tenía todo. La fortuna de los González es inmensa, sus ganancias son millonarias a diario. Camiones, camionetas, trailers y tortons se llenan y llenan el estacionamiento de su principal negocio, el de abarrotes, que es el más importante del estado y de la región y que se ubica en el mercado Agropecuario.
Era según todos y lo parecía, un hombre sano, deportista, ocupado y con familia y más aún, era parte de la élite local que vive una descomposición luego de que el Partido Acción Nacional fue tomado el actual gobernador haciendo a un lado a grupos como el de Felipe González González, primero, hace tres años cuando impuso su candidato a la presidencia de Aguascalientes donde el ganador Antonio Martín del Campo del Campo fue sólo un presidente títere de Martín Orozco que ya era cacique del PAN Aguascalientes y que es un neoliberal convencido, un producto del fascismo.
Mentiría si dijera que lo conocí o no porque simplemente no lo recuerdo. Recuerdo que la asociación de su padre “Espartanos”, me invitó cuando se lanzó su padre como pre candidato a la presidencia luego de que el ahora occiso no pudiera serlo. Le pregunté a al ex gobernador sobre la precampaña de su hijo y como había resultado un lastre él, ya que fue el ex gobernador la principal razón que argumentaron algunos panistas para negar el apoyo a González Ramírez. Luego vino la censura de González a Objetivo7. Entonces el PAN Aguascalientes ya tenía un dueño que, admirado por el ex gobernador priísta Carlos Lozano, lo impuso en la gubernatura no sin el apoyo de Luis Armando Reynoso Femat también ex gobernador y emparentado con Lozano a través de sus hijos, como en las monarquías o las mafias, por eso no se investigan, ni se detienen, ni se encarcelan entre sí y es un acuerdo que Orozco debe respetar.
Y no quiero escribir de esto porque saludo bien a quien publicó las fotos del muerto y a quien lo trató de cerdo por hacerlo. Uno dice que el gobernador lo mantuvo y luego lo dejó sólo y el otro dice que el que publicó las fotos traicionó al ex gobernador González quien por favor censuró las fotos en todos los diarios de la hija del periodista. Y es que cuando la muerte llega en Aguascalientes de esta manera todo se enciende y cae de peso pero también demuestra le descomposición de una élite que ya no respeta partidismos ni grupos, ni mucho menos compromisos sino unos voraces ladrones en busca de su bien y que se han llevado a México, a la nación entera entre sus patas ensangrentadas y llenas dinero con su neoliberalismo y su guerra bárbara.
Aquí el problema es la ética: todos los medios que censuraron las fotos por conocer al personaje, por ser su amigo, excepto el que lo hizo. ¿Quién actuó con ética? ¿todos los medios que censuraron las fotos quienes pueden sin ningún respeto ni calidad humana, dar nombres y fotos de víctimas de otros suicidas que por no ser de la élite califican de seres menores por alcohólicos o drogadictos, por pobres. Para el “noble” muerto no hubo adjetivos, ni acusaciones, ni justificaciones, ni radionovelas como las que hacen patrulla 790 o Cesár Rojo de los suicidas pobres, un reportero, producto de Infolínea que en la lucha por los likes en su página Código Rojo, publica todo lo que sea viral sin mostrar como su protector, ética alguna, todo lo sexualmente llamativo e ilustrativo, casi pornográfico o altamente sangriento que pase en Aguascalientes, México y el mundo y quien ha pedido en la radio que maten a los ladrones de Aguascalientes pero que ayer nunca se atrevió a dar el nombre del muerto. Si existiera, palidecería la revista Alarma ante lo que publica Rojo.
Sólo los que se suicidan conocen sus razones excepto los que dejan cartas pero en Aguascalientes a veces “los suicidan”. Los que se quitan la vida no quieren dejar de vivir, temen a la muerte, pero es más el sufrir. Y en Aguascalientes se sufren todos los males del neoliberalismo y de la mal llamada democracia que no es otra cosa que partidocracia en putrefacción.