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Río Doce.-En la antigua Roma, el robo a las arcas del Estado, el cohecho, el tráfico de influencias, la extorsión, la adjudicación de obras públicas a los amigos y la compra de votos; eran delitos que se castigaban con la pena de muerte o el destierro. Actualmente también deberían incluir el alza desmedida de impuestos y los gasolinazos.

Los gobiernos de los tres últimos sexenios sinaloenses: Juan S. Millán, Jesús Aguilar Padilla y Malova, fueron de impacto por la excesiva cantidad de crímenes que se cometieron a lo largo y ancho del Estado, más de 5 mil en cada uno de ellos, miles de tranzas y abusos; el 99.99 por ciento sin ser aclarados, y por consecuencia sin aplicación de justicia.

Mucho se ha comentado al respecto, y lo que aflora al final es el temor. El miedo no es de balde, la barbarie impuesta por el llamado crimen organizado, y el notable contubernio de nocivos gobernantes con malosos, imponen un ambiente de terror. Los miles de muertos por causa de la venta de drogas, descaradamente descartaron la posibilidad de investigación, el argumento: “ajuste de cuentas” y punto.

En el gobierno de Malova hubo crímenes que apuntaban hacia su feudo. El primero fue la violenta muerte de Luis Pérez Hernández, quién había sido operador del mismo gobernador y Sub secretario de Gobierno.

Se anota también el del periodista Humberto Millán, el de la señora Sandra Luz Hernández quien buscaba a los culpables de la muerte de un hijo suyo, el del líder campesino de los Comuneros de Picachos Atilano Román; el de Ramón Corrales, líder campesino de la mina Paradox en Choix, y Octavio Alfonso Castro Olivas (Topacio), quien fuera Secretario de la Federación de Transportistas de carga en el Municipio de Culiacán, fue asesinado por protestar contra el gobierno que les coartó el derecho a trabajar en obras del Estado.

Estos asesinatos dejaron muy claro que quien se atreva a reclamar al gobierno, asume el riesgo de perder la vida. Esta contundente y por demás cavernaria manera de actuar de aquel maleante, mengua los ánimos de enfrentar a los gobernantes.

Sin embargo. Ahora que nos hemos convertido en la “sociedad de la información”, las cosas cambian a favor de ese ciudadano temeroso. El respaldo de las llamadas “redes sociales”, armas poderosas que sirven para denunciar a los sinvergüenzas, sean de la ralea y organización a la que pertenezcan; abiertamente y sin riesgos se les puede señalar, ya que ello puede ser de manera anónima, sin límite de tiempo y espacio.

En los últimos meses hemos sido testigos del efecto que causan este tipo de denuncias, recordemos el caso del presidente de Guatemala y sus secuaces, todos fueron a dar a la cárcel, con la previa confiscación de sus bienes. Ahora mismo se sigue un juicio contra la señora Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta de Argentina. También sabemos que México es, gracias a sus gobernantes principalmente, el país más corrupto de América latina. Y también sabemos, gracias a las redes, que nuestro país forma parte de los primeros diez países más corruptos en el mundo; se codea con Eritrea, Etiopía, Azerbaiyán, Vietnam, Irán, China, Mynmar.

En nuestro país desde siempre ha existido la corrupción, pero el acelere se dio con Carlos Salinas de Gortari, quien el 6 de julio de 1988 empezó robándose la presidencia de nuestro país, impuso el neoliberalismo para con ello desatar una terrible ola de corrupción en la que se han involucrado una gran cantidad de empresarios y negociantes de toda laya. Nombres que con sólo recordarlos nos dan urticaria por lo nefasto que son: Raúl Salinas de Gortari, quien se encargaba de cobrar los porcentajes a los narcos durante el gobierno de su hermano; Elba Esther Gordillo, ladrona multimillonaria de la SEP; Carlos Romero Deschamps, ladrón líder de Pemex; Tomás Yarrington, Rubén y Humberto Moreira, Arturo Montiel, Guillermo Padrés, Jorge Herrera, todos ellos gobernadores corruptos que ahora amasan fortunas a pesar de las múltiples denuncias en su contra.

El mismo presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera, son ladrones denunciados por el caso Casa blanca. Todo esto sigue impune debido a que los representantes de las autoridades, desde policías, jueces y magistrados, están en la misma línea y juego de corrupción; por esta razón, lo único más eficaz y de menos riesgo es la denuncia a través de las redes. Y esperar a que las instancias Internacionales como La Corte Penal Internacional, respaldada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), o finalmente la Virgen de Guadalupe y Jesús Malverde se apiaden de nosotros, y de alguna forma detengan tanto abuso.

Yo, tú, él y todos los demás, estamos rabiosos con el alza de la gasolina. Acto traidor de un Presidente que sólo busca la forma de explotarnos para seguir disfrutando de su glamur, su avionzote y sonrisa de milloneta corrupto. Son muchas las voces que se han alzado para manifestar con justificado enojo, y palabrotas también justificadas, en contra de estos ladrones.

Ante esta situación se me ocurre sugerir que intentemos NO comprar gasolina. Los que podemos caminar hagamos un esfuerzo, caminemos y de paso demos a nuestro cuerpo el ejercicio necesario para cuidar nuestra salud y figura. Con esta medida les bajamos a aquellos ladrones sus ingresos. Y si estimas que se están robando tus impuestos pues… ¡deja de pagarlos!… ¿Qué? ¿Tendrías que cerrar el changarro?… ¡Pues ciérralo! Te hará bien darte unas vacaciones. No olvides indemnizar a tus empleados y también sugerirles que se vayan a dar la vuelta.

Visiten el sur, tiene mucha riqueza histórica: Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Campeche, Yucatán, cuentan con lugares de lo más impresionantes, buena comida y gente amable. Además muy económico si lo caminas a pie… bueno, en autobús de un lugar a otro, pero sus ciudades a pincel.

Otra alternativa es que te compres una bicicleta y te avientes “La Baja 1000”, conocerás un desierto espectacular, con toda seguridad puedes acampar en cualquier parte porque también está desierto de ladrones y corruptos. ¡Anímate! Es una buena aventura.

Recuerda que pertenecemos a la “sociedad del Cyber”, y miles de ojos nos acechan; tampoco olvidar que esa arma también es tuya.

leonidasalfarobedolla.com