Con Donald Trump Estados Unidos abre una nueva fase en su política exterior y hay que esperar lo peor, señala el Doctor en ciencia política, Hassan Dalbang
Río Doce.- El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos anuncia el inicio de una nueva era en la que México y el resto del mundo tendrán que esperar lo peor. Él representa el arribo a una nueva fase en la que el miedo y la violencia, en todas sus formas, será el elemento clave para imponer su política exterior y aniquilar todo lo que se resista u oponga a sus intereses, opina el doctor en ciencia política, Hassan Dalbang.
Dijo que México debe prepararse para vivir un escenario complicado en materia de derechos humanos, porque siendo el patio trasero de la nación más poderosa del mundo y donde se concentran la mayor parte de los megaproyectos financiados por las trasnacionales, Estados Unidos reaccionará violentamente contra los defensores de los derechos ambientales, humanos y políticos, y esto anuncia más muertes y represión contra los movimientos de resistencia.
Y no es Donald Trump, aclara. Es la nueva fase que abre el modelo económico neoliberal que buscará a toda costa controlar las regiones con reservas de petróleo y gas, agua y otros recursos naturales que le sean necesarios e indispensables para reforzar y sostener su hegemonía que le disputan las potencias militares de Europa del Este, Asia y el Norte de África.
Afirma que en el contexto internacional la política de Estados Unidos con Trump al frente, será devastadora. Y lo ejemplifica con la intención de cancelar acuerdos internacionales hechos por administraciones anteriores y la de Obama con China, Rusia e Irán, que apuntan a construir una propuesta de paz en el mundo.
Dijo que esta decisión ha generado reacciones de alerta en el bloque opositor, con el despliegue de flotas militares a zonas estratégicas del mundo, como Medio Oriente y el Mediterráneo.
Para el doctor en ciencia política por la Universidad de la Habana, la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos complicará más la relación con los países en resistencia en Medio Oriente, donde las invasiones militares y devastación de sus economías ocasionó el desplazamiento forzado de millones de personas y la muerte de otros más, durante los ataques perpetrados por las tropas de la OTAN.
Lucha antidrogas: más muerte de mexicanos
Señala el especialista de origen iraní y colaborador en medios y revistas internacionales, que la guerra contra las drogas será una de las herramientas más efectivas a las que apostará Estados Unidos sobre todo en países como México y el resto de Latinoamérica, a los que no puede intervenir abiertamente por la vía militar.
Argumenta que la lucha contra las drogas le ha resultado muy efectiva a Estados Unidos porque con el narcotráfico se apropió de las zonas más ricas en reserva de metales, energéticos, gas, agua, y de los puntos estratégicos de la geografía nacional, de tal forma que sin enfrentar la crítica de organismos internacionales, se apropia del patrimonio natural de México y la responsabilidad de las muertes de los ambientalistas, defensores de derechos humanos y luchadores sociales que se oponen, se las carga a los narcotraficantes o grupos paramilitares o a las mismas fuerzas armadas que se encargan de combatir la siembra y el tráfico de estupefacientes.
Destaca que el narcotráfico se intensificará y podrá ampliarse a otras regiones porque no ha habido otra forma más efectiva de imponer el miedo y el terror. Para Estados Unidos la consigna es aniquilar lo que le estorba y en un país que no investiga los asesinatos, y menos los que se asocian al narcotráfico, refuerza el terrorismo de Estado que promueve en su política exterior.
Agrega que los “latinoamericanistas” dedicados a estudiar el tema del narcotráfico coinciden en que es el narcotráfico el que está desplazando a las comunidades campesinas e indígenas que se resisten contra los proyectos de las empresas multinacionales y se organizan por la defensa de sus territorios tanto en centro y sur América.
Además, agrega, el narcotráfico ha sido un instrumento para fortalecer la industria armamentista, pues la lucha contra las drogas genera un consumo elevado de armas, negocio en el cual Estados Unidos es el principal productor en el mundo, según una fuente especializada en Estocolmo.
Política migratoria sin cambios
La política migratoria, que es junto con la lucha antidrogas uno de los temas más vulnerables en la relación México-Estados Unidos, seguirá siendo un arma de sometimiento del vecino país. Ahora se suma el riesgo latente de movimientos con tendencias a promover la caza de inmigrantes y la discriminación de las minorías racionales que representan una amenaza para ese amplio filón de votantes anglosajones.
El especialista pondera que no es casual la avalancha de movimientos de protesta que están surgiendo en los Estados Unidos y otros países que ven en el nuevo presidente una amenaza para el respeto de los derechos laborales, políticos y humanos de los millones de inmigrantes que residen en este país compuesto por grupos raciales de todo el mundo.
Señala que en los Estados Unidos hay más de 20 millones de inmigrantes y pobres que no tienen cobertura médica social ni acceso a los servicios básicos establecidos en la carta internacional de los Derechos Humanos. En esta situación están casi 12 millones de mexicanos y esto nos da una idea de la crisis que viene en materia de migración.
Destaca que al margen de que se construya el muro fronterizo, las deportaciones aumentarán porque forma parte de la estrategia que se está aplicando tanto en Europa como en Estados Unidos.
Tampoco hay que esperar una reforma migratoria, dice. Para los países receptores de flujos masivos de inmigrantes, la desestabilización de las economías frágiles forma parte de la lógica del modelo económico. Provocan el desplazamiento masivo de personas de sus países de origen hacia los países con economías estables porque estos últimos requieren de mano de obra joven y que trabaje fuera del marco legal laboral que se otorga a los ciudadanos europeos o estadunidenses a los que otorgan salarios muy por debajo de los que tienen establecidos oficialmente.
Con esto, sostiene que buena parte de los migrantes mexicanos y centroamericanos en los Estados Unidos seguirán viviendo en el rango de la exclusión y la marginación social y sin derechos porque para el empresariado estadunidense le resulta más rentable sostener una amplia población de trabajadores ilegales sometidos a un régimen laboral de “sobreexplotación”.
Apunta que Estados Unidos como líder de los países de Occidente, sede del poder económico en el mundo occidental, seguirá haciendo lo que ha hecho siempre. Seguirá imponiendo esa forma de gobierno que coacciona, recurre a la violencia y aplasta resistencias porque es la única manera de sostener su plan de expansión económica, política, cultura y militar.