Diagonal.- Un despliegue de 3.000 policías ha comenzado esta mañana –24 de octubre– a desmantelar la Jungla de Calais, el campamento en el que un número aproximado de entre 7.000 y 10.000 personas viven con la esperanza de cruzar el canal de La Mancha y alcanzar las costas de Dover, en Reino Unido.
Las horas previas han estado marcadas por los enfrentamientos entre migrantes y policías. Según EUObserver, la gendarmería francesa respondió con gas lacrimógeno al lanzamiento de piedras por parte de las personas que viven en La Jungla. La ONG Calais Migrant Solidarity sospecha que se trata de gases lacrimógenos de nuevo tipo, que causa náuseas y fuertes dolores de cabeza con efectos duraderos.
Pero las primeras horas del día D están transcurriendo con aparente calma. Según el mismo medio, las autoridades han convencido a muchas de las personas que residen en la Jungla de que sus solicitudes de asilo se atenderán en los centros para refugiados dispuestos en toda Francia. Las cifras provisionales dicen que 2.000 personas ya han aceptado abandonar la zona en las últimas semanas.
Las autoridades francesas han dejado tres días para expulsar a todos los migrantes y está previsto que los bulldozers arrasen los asentamientos el jueves. La ONG Francia Tierra de Asilo explica que son casi 1.300 los menores, la mayoría de ellos no acompañados, que necesitan apoyo y permanecerán en Calais, a la espera del reagrupamiento con sus familias en Reino Unido o de que se tramiten solicitudes especiales de asilo en las islas o en la propia Francia.
Como indica Calais Migrant Solidarity, el sistema de colas estará abierto desde las 8h de la mañana hasta las 20h de hoy lunes. La gente va a ser separada en diferentes colas indicadas por pictogramas: solteros, familias, menores y “personas vulnerables”. Posteriormente serán introducidos en tiendas de campaña según el destino que hayan elegido –hay dos áreas a las que serán destinados– y llenarán 130 autobuses, que saldrán entre hoy lunes y el miércoles.
No obstante, el plan parece estar poco definido, y obedece más a la justificación por parte de las autoridades de la destrucción del campo. Así lo entiende la laborista Diane Abbott, responsable de Interior de su partido en el Parlamento inglés, quien ha declarado que “parece probado que se negará el derecho a la condición de refugiado o de asilo a personas que tienen derecho, en Francia o en este país. Los niños ahora serán aún más vulnerables a los traficantes de personas”.
Un punto rojo en la frontera norte
Los campamentos de Calais se mantienen aproximadamente desde el año 1999, aunque fue en 2002, tras el cierre de un campamento de la Cruz Roja, cuando se extendieron los asentamientos temporales. En 2015, la Administración francesa intervino, primero dotando de barracones a algunas de las personas que sobrevivían allí. Posteriormente, en febrero de este año, se desmontó una parte del campamento.
A lo largo de estos años, se han producido varias muertes en el intento de cruzar a Reino Unido. La última documentada por Calais Migrant Solidarity ocurrió el 12 de julio de este año. Una mujer de 19 años procedente de Eritrea fue atropellada –y el conductor se dio a la fuga– en una autopista cercana al campamento. Desde el comienzo de 2015 al menos 31 personas han muerto en la frontera de Calais.