Desesperado, Benítez pidió apoyo a los suyos para que no lo destituyeran
Río Doce,. Los homicidas que ultimaron a balazos a Héctor Raúl Benítez Verdugo, ex secretario de Seguridad Pública de Culiacán, la noche del sábado fueron asesinados a tiros en esta ciudad capital, y encontrados en lugares diferentes, domingo y lunes.
Según versiones extraoficiales, los homicidas huían del lugar del crimen, en el fraccionamiento Lomas del bulevar, cuando fueron detectados por halcones del crimen organizado, quienes los reportaron y luego de atraparlos y torturarlos, los asesinaron.
Uno de los occisos fue encontrado en las cercanías de la Unidad de Servicios Estatales, cerca del río Culiacán, y el otro cadáver fue dejado en las cercanías del Piggy-back, en La costerita, al sur de esta ciudad. Las versiones de las autoridades que investigan el caso indican que civiles armados, aparentemente ligados al narcotráfico, persiguieron a los homicidas y les dispararon, hasta darles alcance.
Uno de los cadáveres fue encontrado a pocos metros del río Culiacán, de la Unidad de Servicios Estatales (USE) y del hospital Ángeles, en una zona enmontada donde aparentemente funciona un basurero clandestino. Al parecer, una llamada anónima alertó a los agentes y éstos acudieron, y luego de una búsqueda que duró más de lo esperado, lograron encontrarlo, alrededor de las 9:00 horas del lunes.
La víctima tenía lesiones de bala en la cabeza y no ha sido identificada, aunque era de aspecto joven y traía un pantalón de mezclilla y tenis seminuevos.
La otra persona, a la que las autoridades ubican como partícipe del homicidio de Benítez, fue localizada muerta en la carretera Benito Juárez, conocida como La costerita. El hallazgo fue alrededor de las 7:00 horas del lunes 23 de mayo y los peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado indicaron que la víctima tenía cerca de 40 años.
El cadáver estaba envuelto en una cobija a cuadros, grises y rojos, y tenía huellas de tortura.
El homicidio
Poco después de las 22 horas del sábado 21 de mayo, hombres armados llegaron hasta la vivienda de Benítez, quien apenas tenía cinco días de haber sido cesado como secretario de Seguridad Pública Municipal. Al parecer, junto con algunos familiares, veía en la televisión un programa deportivo, cuando fue sorprendido por los homicidas.
El homicidio fue por la calle Lago de Texcoco, en el fraccionamiento Lomas del bulevar. El ex jefe policiaco, cuyas escoltas —tres agentes, luego de haber contado con ocho policías que lo custodiaban—, recién se habían retirado, quedó tendido a pocos metros de un vehículo tipo Camry, marca Toyota, color blanco.
Al lugar llegó Martín Robles, subprocurador, y luego Marco Antonio Higuera Gómez, titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), quien habló con familiares del hoy occiso.
Las últimas horas
Funcionarios del gobierno estatal tomaron la decisión: cesar a Héctor Raúl Benítez Verdugo, como secretario de Seguridad Pública de Culiacán. El alcalde, Sergio Torres Félix, solo fue avisado “por cortesía” de esta decisión.
Antes de que se diera a conocer públicamente, el jefe policiaco recibió la noticia. Salió y entró a su oficina, en la colonia Bachigualato, donde está la sede de la Policía Municipal, e hizo varias llamadas telefónicas. Una de ellas, de acuerdo con versiones extraoficiales, se la hizo a Torres Félix. A todos sus interlocutores, funcionarios o no del gobierno estatal, les pidió que lo mantuvieran en el cargo.
Habló también con jefes de los fuertes grupos criminales que controlan la región, todos ellos del Cártel de Sinaloa.
Y todos le dijeron que no. Era una decisión tomada.
Apenas una semana atrás, dos agentes de tránsito fueron abatidos a tiros, cuando atendían un choque por el bulevar Pedro Infante. El domingo siguiente, un policía municipal fue muerto a balazos mientras discutía y forcejeaba con hombres armados, a uno de los cuales había detenido por la calle Universitarios, en el sector Tres Ríos.
El agente murió ahí y otro más resultó con heridas leves. Fuentes extraoficiales señalan que uno o dos de los homicidas fueron heridos por el uniformado, durante el breve tiroteo.
El orden, con estos tres homicidios, se había roto, y a mediados de mayo el número de asesinatos se acercó a 30, entre ellos tres agentes. En solo dos días, 8 y 9 de mayo, 12 personas fueron ejecutadas a balazos, la mayoría en la capital sinaloense. Además, la cifra de homicidios en los poco más de cinco años de gobierno de Mario López Valdez acumula alrededor de 7 mil asesinatos, contra los cerca de 6 mil 600 de la administración de Jesús Aguilar Padilla, su antecesor.
Pleitos sumados
Información del interior de las corporaciones policiacas indican que Benítez, quien se casó con una hija del narcotraficante Pedro Avilés Pérez, capo del tráfico de drogas en Sinaloa, conocido como el León de la sierra, asesinado a balazos en septiembre de 1978. En entrevista con Ríodoce, pocos minutos después de asumir la titularidad de la SSPMyT, dijo que él tenía alrededor de tres años, más o menos los mismos que su esposa, cuando “ese señor” murió.
“Yo no tengo problemas con nadie, soy una persona tranquila. Nunca he andado con problemas con algunas personas. No me gusta ser conflictivo. Me gusta llevar una vida apacible, sin problemas. No me da miedo estar aquí. Tenemos ya la experiencia de 14 años de estar en áreas delicadas, en áreas de homicidios. En Cosalá, Escuinapa, Costa Rica. En distintas agencias del Ministerio Público. Nunca ha pasado nada. Siempre nos hemos mantenido con una conducta intachable en esas encomiendas. Y el expediente lo tenemos limpio. Nunca he tenido problemas con nadie”, dijo, aquel 2 de febrero de 2014.
Pero sí los tuvo. Al menos luego de haber asumido la jefatura de la secretaría. No era integrante del grupo compacto que lidera Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, director de la Policía Ministerial del Estado, quien cuenta entre sus leales a Juan Antonio Murillo, Gerardo Amarillas, Jesús Carrasco y Héctor Ochoa Polanco, jefes y ex jefes policiacos de corporaciones municipales, y cercanísimos a Chuytoño.
“No había entendimiento entre Benítez y Chuytoño. Benítez era prepotente y muchas veces quiso humillar a Chuytoño”, señaló una fuente extraoficial dentro de la policía, quien también se refirió a los desencuentros, por no decir desobediencias, respecto a jefes locales del Cártel de Sinaloa.
Su entendimiento también llegó a las altas esferas del gobierno estatal: Gerardo Vargas Landeros lo respaldó y cobijó, y Benítez hablaba de que iba a fungir como secretario estatal de Seguridad Pública, cuando el secretario General de Gobierno fuera mandatario. Ese cartucho también se le cebó al alcanzar la candidatura Quirino Ordaz y no Vargas.
Versiones extraoficiales indican que Benítez le reclamó al alcalde su cese y le dijo que si por qué lo corrían, si solo había obedecido órdenes. Molesto, el hoy occiso dio a sus interlocutores nombres de los jefes de la policía corruptos y cómplices del crimen organizado.
Los desencuentros con unos y otros se convirtieron en choques y amenazas. En la policía, la procuraduría y los grupos criminales locales, ya tenía serias e impagables facturas: “De ahí viene su muerte. De dentro”.
“No tengo enemigos”, solía decir Héctor Raúl Benítez, pero fue asesinado cinco días después de ser relevado como jefe de Seguridad de Culiacán
Héctor Raúl Benítez Verdugo salió de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPyTM) confiado, según él “sin broncas”, igual que cuando llegó.
Después de ser separado del cargo, el pasado lunes 16, se negaba a traer escoltas y por eso la noche del sábado 21 los mandó a descansar. Minutos después fue asesinado.
Testimonios de personas allegadas al ex funcionario en la SSPyTM, refieren que cuando fue separado del cargo no quería que le asignaran elementos para seguridad personal.
Como ex servidor público del área de seguridad tiene derecho a traer tres agentes de la Unidad Preventiva para su cuidado durante un periodo de hasta seis meses. Finalmente lograron convencerlo.
Por cada turno tenía seis policías que lo cuidaban durante las 24 horas del día, dos a bordo de la camioneta en la que circulaba él y cuatro más en una patrulla que lo seguía.
Después de haber sido depuesto, su vigilancia quedó reducida a tres elementos municipales que él escogió; mientras que el resto fue enviado a otras áreas de la corporación.
La noche del 21 de mayo, Benítez Verdugo traía a dos de sus escoltas, quienes lo dejaron en su casa en la colonia Lomas del Bulevar.
El ex Secretario les dijo que se retiraran a descansar a sus casas y volvieran al día siguiente.
Apenas se retiraron los escoltas, Benítez salió de su vivienda, cruzó la calle y se fue a la casa de su suegra donde estaban viendo un partido de futbol.
De acuerdo con los testimonios, pocos minutos después fue asesinado a tiros afuera de la vivienda, por al menos dos gatilleros.
Uno de los agentes consultados refiere que los dos escoltas estaban a unas cuadras del lugar y al escuchar las “ráfagas” se regresaron a la casa del ex funcionario.
Cuando llegaron, hallaron a Héctor Raúl tirado con disparos de arma de fuego en el cuerpo, principalmente en la espalda.
Como titular de la SSPyTM, Héctor Benítez tenía asignada una pistola que traía consigo cuando andaba en la calle, pero las fuentes consultadas no pudieron precisar si el día de la agresión todavía la portaba.
En el lugar los peritos hallaron casquillos de fusiles AR 15 y AK 47 que, de acuerdo con la Procuraduría General de Justicia del Estado, son armas que usan los sicarios.
En los dos años y tres meses que estuvo como responsable de la seguridad en el municipio se mostraba confiando y sin temor; los domingos por la mañana solía acompañar a sus papás a misa y todos los días, antes de irse a la Secretaría, iba a un gimnasio cerca de su casa, indicó.
El viernes 13 de mayo, en una conversación posterior a una entrevista concedida a Ríodoce, Benítez Verdugo, dijo que al terminar el trienio el próximo diciembre, regresaría a su vida anterior. Estaba seguro que en enero de 2017 volvería como titular de la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común Especializada en Investigación de Homicidios Dolosos, donde tenía un permiso sin goce de sueldo.
El silencio de la PGJE
Desde el asesinato del ex Secretario, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) ha guardado silencio.
Solo el domingo por la mañana, en la funeraria donde eran velados los restos, el Subprocurador Regional de Justicia de la Zona Centro, Julio César Romanillo Montoya, dio escueta información.
El fiscal solo dijo lo que se habían encontrado en el lugar del crimen y que Benítez Verdugo no había referido ni a las autoridades ni a su familia haber sido amenazado.
Mencionó que ya habían entrevistado a familiares pero, de las líneas de investigación, nada.
De acuerdo con personal de la PGJE, ofrecerían una conferencia de prensa ya que pasaran los funerales, por respeto a su esposa Nereyda Avilés y el padre del ex funcionario, Héctor Raúl Benítez Medina, quienes trabajan en la dependencia.
Pero la semana terminó y la fiscalía no ha informado sobre el homicidio.