Andrés Villarreal.- Al PAN lo fueron socavando. Y como suele pasar en esos casos, los habitantes no se dan cuenta hasta que el piso queda en falso y se derrumba.
En 2010 los priistas que siguieron a Malova tomaron por asalto al PAN, coordinaron la campaña a la gubernatura, jalaron sus recursos, marcaron líneas estratégicas… y ganaron. Les hicieron creer a los panistas que habían ganado y muchos hasta se convencieron.
Malova empezó gobernando como lo que era —y es—, un priista, y se rodeó de cerca con quienes se identificaba en redondo, los priistas. Cedió una dirección aquí y una secretaría allá a los azules y amarillos, pero nunca lo estratégico: las finanzas y la política interna. Les dio chamba, no poder.
Excavar por debajo fue más fácil de lo que cualquiera hubiera pensado. La siguiente movida fue influir en la decisión del relevo de Francisco Solano en la dirigencia estatal.
En 2012, el gobernador Malova le hizo “la encomienda” a Roberto Cruz. Así se los dijo el entonces Coordinador de Asesores a un grupo de consejeros encargados de votar por el nuevo dirigente estatal del PAN. Los citó una tarde de sábado, previo a la elección interna, y les repitió: “El gobernador me hizo una encomienda”, es darle el apoyo a Edgardo Burgos Marentes para la dirigencia estatal. El otro contendiente era Juan Alfonso Mejía. Los consejeros tenían dudas de la llegada de alguien tan joven al mayor cargo, y Roberto Cruz para convencerlos les dijo que Malova “se identifica más con él”.
Burgos Marentes ganó con 50 de los 90 votos.
Al año siguiente, en la elección intermedia estatal, el mapa de las candidaturas a las alcaldías y diputaciones se armó en conjunto entre la dirigencia panista y la Secretaría General de Gobierno. El caso extremo fue Ahome, donde se influyó en la candidatura del PRI y en la Alianza del PAN-PRD.
En apenas tres años el hueco estaba hecho. Nadie, dentro del PAN, veía cómo se iba socavando la estructura del partido. Peor, sin identidad, entre los panistas era imposible saber si eran oposición o gobierno.
Estrepitosa la derrota de 2013 de la coalición PAN-PRD, se perdieron las posiciones ganadas en la elección local anterior. Y entonces, encabritados, muchos panistas —entre ellos el propio Edgardo Burgos— renegaron de Mario López Valdez y empezaron a culparlo de todos sus males. Sin ninguna autocrítica, el PAN llegó a la elección federal de 2015 y la historia se repitió. Cayó a un número de votos de hace más de una década. Apenas ganó un distrito, más apoyado por el PAS que por los votos propios.
Margen de error
(La medalla de Frank) El viejo PAN parece no haber aprendido la lección. Su peor colmo es la salida de Francisco Córdova. Se pasa al apoyo de Quirino Ordaz y abandona al partido que lo trajo de Sonora a Sinaloa. Tendrán que pedirle los panistas a Córdova que les regrese aquella medalla al mérito que recibió en 2011. La medalla Manuel Clouthier le fue entregada a Córdova por los servicios prestados en el triunfo panista.
La salida de Córdova es más significativa de lo que los panistas se atreven a confesar. No arrastra a un grupo de militantes, ni representa un cisma, pero los significados se reflejan justamente en los servicios malovistas que ofreció en 2010 y que ahora les pasa al abanderado del PRI, Quirino Ordaz.
Mirilla
(La historia vuelve) El PAN está en un escenario muy parecido al de 2010. Héctor Melesio Cuen llegó avasallando, imponiendo condiciones. Lejos o cerca de la candidatura a la gubernatura, manteniendo o no la Alianza con el PAS, Cuen Ojeda ya ganó. El PAN le ha cedido suficientes diputaciones, alcaldías y regidurías para hacer crecer considerablemente a un partido tan joven como el PAS. A los panistas llegar a esos niveles les tomó décadas, sangre, sudor y lágrimas.
Primera cita
(Peña y el Chenel) Las declaraciones de Enrique Peña Nieto al estrenar el avión presidencial hacen recordar una de las muchas salidas ingeniosas del expresidente de Angostura, Sinaloa, José Manuel Valenzuela, el Chenel. Los extremos terminan por juntarse siempre. En el estreno del Boing 787-8 —que costó más de 7 mil millones de pesos—, el Presidente hizo una aclaración que consideró necesaria: “Vuelvo a recordarles: este avión no es propiedad del Presidente; lo utiliza el Gobierno de la República para que el Presidente pueda cumplir con sus tareas, con la representación oficial que tiene al interior del país y a giras internacionales.” En menos palabras: No es de él, pero lo usa él.
Siendo alcalde el Chenel le preguntaron sobre su nueva camioneta Suburban, último modelo. Él respondió, como si se tratara de una aclaración, que no era suya, que era del Ayuntamiento… pero que la traía él.
DEATRASALANTE
(El olvido) Manuel Gómez Morín, multicitado por los panistas, escribió en una carta a su amigo Miguel Palacios de su desesperación del México post-revolucionario de 1926: “Nos hacemos viejos, Miguel, y no componemos el mundo”. Ese hombre que se sentía viejo tenía apenas 29 años. Eran los años en que Plutarco Elías Calles era presidente, y Manuel Gómez Morín creó el Banco de Crédito Agrícola, luego sería rector de la UNAM y al final del sexenio de Cárdenas fundaría el PAN, en 1939. (PUNTO)