El sospechoso asesinato del empresario del Évora y tres personas más en Guamúchil
Cristian Diaz/Río Doce.
No quedó evidencia en el motel. En el cuarto 51, en donde todo sucedió, ya no quedan rastros de que ahí fueron asesinadas cuatro personas; en la pared blanca solo se ven unas manchas de cemento que ocultan los huecos que dejaron las balas esa madrugada, cuando entraron los marinos en busca de dos camionetas que supuestamente los habían atacado momentos antes.
Del supuesto enfrentamiento quedaron muertos Carlos Humberto Barroso Ceceña, empresario en el ramo de radiocomunicaciones; los menores de edad Óscar Alonso N y Daniel Eugenio N; el otro fue identificado como José Guadalupe Arreola Rangel.
De las primeras versiones que se conocieron de manera extraoficial es que los dos menores y Arreola Rangel pertenecían a una célula del Cártel de Sinaloa, comandada por Orso Iván Gastélum, conocido como el Cholo Iván, quien controla los municipios de Salvador Alvarado, Mocorito y Angostura; días antes habían “levantado” al empresario y a uno de sus empleados, Daniel Montoya, de quien hasta el cierre de esta edición no se sabe nada.
De lo que sucedió en el municipio de Salvador Alvarado la madrugada del pasado 7 de diciembre hay versiones distintas; sentados en la misma mesa el gobernador del estado Mario López Valdez y el procurador de justicia Marco Antonio Higuera, se han contradicho.
En Guamúchil hay empresarios indignados. La propia alcaldesa Liliana Cárdenas Valenzuela ha manifestado su desacuerdo con la versión que dio la Armada de México, donde se señaló a Barroso Ceceña como un delincuente.
Carlos Humberto Barroso Ceceña fue un reconocido empresario de 53 años de edad, nació en Mochis pero radicaba en Guamúchil; por nueve años presidió el Patronato de Bomberos, y el año pasado aspiró para la presidencia de la Cámara Nacional de Comercio de la localidad.
Actualmente se desempeñaba como Tesorero de la Asociación de Ejecutivos de Ventas y Mercadotecnia de Guamúchil, que en 2009 le entregó el galardón como el “Ejecutivo del Año”.
Barroso Ceceña egresó del Instituto Politécnico Nacional de la ciudad de México como ingeniero en Comunicaciones y Electrónica, fundó en 1991 la empresa Radiocomunicaciones F.M. de Guamúchil, S.A. de C.V., conocida comercialmente como RAGUSA y ubicada por la calle Rosales.
La empresa aparece en registros de la Subsecretaría de Administración, Dirección de Bienes y Suministros del Gobierno de Sinaloa como proveedor en el 2012, con el número PR02623, con la dirección ubicada en Guamúchil y con el giro de radiocomunicaciones.
En la relación de proveedores de gobierno de este año, Radiocomunicaciones FM de Guamúchil aparece con el registro PR03786, ubicado por la carretera a Navolato en la colonia Alto de Bachigualato en Culiacán. Sin embargo, se registra con el giro de fabricación y venta de productos de limpieza.
RAGUSA también cuenta con un contrato de prestación de servicio por mantenimiento de equipo de radiocomunicación privada y telefonía con el Ayuntamiento de Salvador Alvarado por alrededor de 17 millones de pesos.
Radiocomunicaciones F.M. de Guamúchil, S.A. de C.V. instalaba antenas y sistemas de radiocomunicación en ciudades y comunidades de la zona serrana.
El gobernador Mario López Valdez, Malovacomo se le conoce en Sinaloa, en rueda de prensa, dijo que tenía antenas en tres cerros. Una fuente de manera extraoficial informó que las antenas abarcan la zona conocida como el Triángulo Dorado, compuesto por Chihuahua, Durango y Sinaloa y que entre su padrón de clientes se encontraban algunos miembros de la delincuencia organizada.
Además de vender los sistemas de radiocomunicación y programar la radiofrecuencia de los sistemas móviles y fijos, daba el servicio de instalación de sistemas de video vigilancia.
En la página de internet www.ragusa.com.mx, que fue dada de baja el 8 de diciembre, un día después de que mataron al empresario, dice que la empresa se dedica a la “asesoría, venta, mantenimiento e instalación de equipos y redes de telecomunicación, integrador de soluciones troncales, convencionales, digitales y Banda Ancha”.
“Ragusa Telecomunicaciones le lleva los servicios de internet donde usted los necesite, abarcamos los municipios de Cruz de Elota, Culiacán, Navolato, Badiraguato, Angostura, Mocorito, Salvador Alvarado, parte de Guasave y parte de Sinaloa de Leyva”, se leía en la página de internet de la empresa.
Una fuente cercana informó a Ríodoce que el empresario fue buscado por la Marina Armada de México para solicitarle que cortara la comunicación en la zona serrana como parte de las estrategias de la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, haciendo caso omiso la primera vez y obligándolo a hacerlo en una segunda visita por elementos de la Semar.
La fuente manifestó que el empresario fue advertido por la Armada para que saliera de la ciudad de Guamúchil, por lo que estuvo algunos días fuera de la ciudad junto con su familia, pero posteriormente regresó.
Vecinos de donde se encuentra ubicada la empresa de Barroso recuerdan que era muy común que el empresario pasara mucho tiempo ahí, y verlo salir a la calle era común, informaron que ya había pasado un tiempo desde que no se percataban de su presencia en sus oficinas.
Luego de su muerte se supo que en noviembre llegaron unos hombres a la empresa y delante del ingeniero Barroso se llevaron de manera forzada a uno de sus empleados del que hasta el momento no se sabe nada, posteriormente el día primero de diciembre se llevaron al empresario, aunque fuentes extraoficiales indican que seguía manteniendo comunicación con su familia.
“Debo decirles que nosotros no tuvimos ningún registro de denuncia con respecto al hecho relacionado con el empresario; hoy sabemos dentro de la investigación que fue privado de su libertad en su negocio el día primero de diciembre, pero antes el día 23 fue privado un empleado en su presencia; tampoco tenemos denuncia, no hubo petición de dinero, no hubo nada”, manifestó el procurador del estado, Marco Antonio Higuera a los medios de comunicación.
El Procurador informó que el día 7 de diciembre los agentes de la PGJE encontraron cuatro personas muertas, dos rifles AK-47 conocidas como “Cuerno de Chivo”, un AR-15 y una pistola calibre 45, además de diversos cartuchos en las habitaciones 51 y 52 del motel Las Fuentes, ubicado en la carretera México 15 en el municipio de Salvador Alvarado.
La versión de la marina
Luego de que se dio a conocer que uno de los fallecidos en el motel “Las Fuentes” era Barroso Ceceña, la primera versión que se manejó en los medios de comunicación fue que había sido una operación fallida por parte de elementos de la Marina que intentaban rescatar al empresario.
Ese día Malova estuvo en Guamúchil acompañado por la alcaldesa Liliana Cárdenas en una comida con representantes de cámaras empresariales de la localidad, donde presentó su quinto informe de gobierno, pero ninguno de los empresarios mencionó nada.
Al finalizar la comida, Malova fue abordado por los reporteros y manifestó que esperaría los reportes oficiales, manifestó su pésame a las familias de los cuatro muertos y reconoció las labores y apoyo por parte de la Marina en las labores de seguridad.
“No adelantemos juicios, esperemos los reportes oficiales, ya hay una carpeta de investigación, se están haciendo las diligencias para ver cómo es que se presentaron los hechos”, dijo.
Ese mismo día en la noche la Marina, a través de su cuenta oficial de Twitter, desmintió la primera versión que indicaba que se trataba de la privación de la libertad de empresario donde intervinieron.
“Personal de la Armada de México repele agresión con armas de fuego en Guamúchil, Sinaloa. Cuatro agresores pierden la vida”, ante ese mensaje el empresariado manifestó su indignación, pero el Gobernador siguió manteniéndose firme en la versión de la Marina.
Posteriormente a través de un boletín, la SEMAR informó que “personal de la Armada de México que realizaba recorridos de disuasión en la ciudad de Guamúchil, Sinaloa, fue agredido con armas de fuego por lo que los elementos navales repelieron la agresión”.
El boletín explica que la agresión se llevó a cabo cuando los elementos realizaban un recorrido por Guamúchil y “avistaron a un grupo de personas armadas que viajaban a bordo de un vehículo”, por lo que ante la posible flagrancia de delito empezaron a seguirlos.
Según el informe las personas armadas al darse cuenta de que los seguían empezaron a disparar, emprendiendo la huida e iniciándose la persecución que terminó en el interior del motel donde continuaron con la agresión.
Como “resultado del intercambio de disparos, cuatro agresores perdieron la vida y en el lugar fueron asegurados cuatro armas de fuego (un arma corta y tres armas largas), así como dos vehículos”.
Según fuentes de Ríodoce, las dos camionetas entraron al motel Las Fuentes alrededor de la 1:30 de la madrugada del día 7 de diciembre. Como cualquier huésped pidieron dos habitaciones ubicadas al final y se les asignaron los cuartos 51 y 52; momentos después entraron dos unidades de la Marina y elementos a pie, resguardaron a los empleados en la oficina y empezaron los disparos.
El cuarto marcado con el numero 51 tenía dos camas, entre las que quedó uno de los muertos, adentro de la cochera quedaron dos más y en la entrada otro más, el portón estaba abierto con algunos impactos de bala en la parte posterior.
La camioneta que habían metido de reversa tiene impactos en el cristal delantero, y la pared del cuarto es la que resultó más dañada; en dirección a donde estaban los marinos solo había un hueco en una pared.
Los vídeos de vigilancia del hotel fueron tomados como evidencia; dentro del cuarto no quedó ningún rastro de sangre, el agua que brotaba del tubo del lavabo del baño limpió cualquier rastro que pudo haber quedado en la alfombra y la cochera; dos días después, en el cuarto numero 51 ya no quedaba rastro, se hacían labores de remodelación.
Era sobrino de Heriberto Galindo uno de los menores muertos
Oscar Alonso N de 15 años, quien falleció en el supuesto enfrentamiento con la marina del motel Las Fuentes, resultó ser sobrino segundo del ex diputado federal Heriberto Galindo, quien negó conocer al joven y tener alguna relación con él o su padre que de manera extraoficial se supo que era uno de los principales encargados de narcomenudeo de la zona del Évora.
“En primer lugar no conozco al joven ni su nombre, ni lo conozco físicamente, nunca lo he visto en mi vida, él es hijo de un sobrino al que no veo hace cuarenta años, lamento mucho lo ocurrido, es una pena, es un dolor porque la persona que tenían secuestrada era amigo mío y era un hombre de bien, entusiasta, un hombre muy útil y muy positivo para Guamúchil”, dijo Heriberto Galindo.
“Solamente puedo responder por mis actos, no puedo responder por los actos de ningún pariente porque vivimos en una sociedad abierta, el hecho de que se haya mencionado que tienen parentesco aunque sea lejano me obliga a dar esta explicación”, puntualizó.
Atora el Cholo a los investigadores
Eran las diez de la mañana del miércoles, cuando tres agentes de la Policía Ministerial, adscritos a Salvador Alvarado, se dirigían a la base, por el circuito que lleva del casco urbano de Guamúchil a la carretera costera.
Iban en un auto del año Nissan Sentra, color negro, sin placas de circulación, cuando fueron interceptados por un comando. Eran cinco camionetas llenas de hombres armados. Al frente, Orso Iván Gastélum, el Cholo.
Los bajaron del vehículo y comenzaron a amedrentarlos. Los cachetearon y los golpearon con las culatas de los Cuernos de Chivo. A uno de ellos le desfiguraron la cara.
Eran los agentes encargados de iniciar la investigación sobre el asesinato de los cuatro hombres en el motel, la noche del lunes. La averiguación ya había sido turnada a la PGR, pero ellos seguían recabando información.
Las fuentes que informaron a Ríodoce sobre la intercepción de los policías aseguran que les preguntaron si trabajaban para la DEA, les advirtieron que ya dejaran el caso del motel por la paz y que si no lo hacían les “partirían su madre”.
Aseguraron, además, que el mismo Cholo le habló al jefe de la Policía Ministerial, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, para decirle que si no sacaba a sus agentes del caso los iban a matar.
Antes de dejarlos ir les quitaron las armas que portaban, escuadras 9 milímetros Glock y sus credenciales.
Chuytoño fue entrevistado por Ríodoce al respecto y negó los hechos. Se le preguntó si se había presentado denuncia por el robo de armas y dijo desconocer que hayan ocurrido tales hechos, que de armas estaban bien, completitos.