Ernesto Hernández Norzagaray/Río Doce.- Circula en las redes sociales cuenistas el pasquín Proyecto 3 que publican Richard Lizárraga y/o Álvaro Aragón y donde tengo el privilegio de que se me dedique un artículo completo bajo el título La “adicción mental” por Cuén Ojeda, en respuesta seguramente a mi artículo publicado en Noroeste el domingo pasado bajo el título “Cuenismo y Candidaturas Independientes”, donde sostengo en libertad la hipótesis que el PAS, después del fracaso de sus candidatos independientes, irá a la baja electoralmente y los candidatos independientes confiables arriba.
Esto desató la furia entre los cuenistas más intolerantes, que en lugar de evaluar mis dichos en clave más racional, se lanzan con todo: ¿Acaso los resultados obtenidos con las candidaturas independientes no indican ese declive que tiende a desinflar su único rendimiento electoral? o ¿no dice nada que aun con las expectativas altas por las candidaturas independientes, las del PAS estuvieron por debajo de los resultados promedios obtenidos en 2013, incluso sus candidatos no pudieron refrendar las firmas de apoyo para el registro ante el INE?
Les fue mal y cualquier definición futura debe partir de ahí, no del imaginario de lo que se cree tener, pues de continuar en esa línea, irán perdiendo sus activos que sin duda los tienen, y éstos irán a caer al abstencionismo o a su oposición partidaria o independiente.
A los dirigentes del PAS les falta objetividad en sus proyecciones electorales. Sus certezas están lejos de los números; le apuestan a una negociación ventajosa ante el desespero de sus posibles aliados. Omite la fuerza potencial de las candidaturas independientes, no partidarias. Y es lo que explica que quiera sacrificar al mensajero antes que leer bien el mensaje de los electores.
Pero, además, manda a sus peores escribanos con una sarta de denuestos y descalificaciones que lo único que provocan es precisamente lo contrario. Se exhibe su dirigente innecesariamente. Hay gente más inteligente en la UAS que milita en el PAS y le rinde a Cuén lealtad, pero no estoy seguro que estén dispuestos a subirse al ring mediático por una causa insostenible.
Los cuenistas están impedidos a tener credibilidad por muchas razones que sería largo enumerar. Bueno, quizá me equivoco, si la tienen en su séquito. Y entre ellos los que buscan cobrar sin trabajar en la UAS, entre ellos los periodistas de Proyecto 3.
Pero el tema de fondo de los señalamientos del pasquín es insostenible. Mi trayectoria en la UAS está ahí en la docencia en licenciatura, maestría y doctorado, la investigación y la extensión universitaria y dan cuenta premios, reconocimientos, decenas de libros y una infinidad de artículos académicos y de divulgación publicados dentro y fuera del país.
Me jubilé de la UAS siendo miembro del reducido grupo SNI nivel II que tiene la UAS y que hoy no supera a los 15, que es nada en una universidad de más de 10 mil profesores investigadores (así se nos paga).
Y además, directores y responsables de programas académicos de excelencia pidieron mi retención para contribuir y ser certificados por Conacyt. Cuén y Guerra Liera dijeron no a los argumentos que ellos expusieron buscando convencerlos tanto en la Facultad de Ciencias Sociales como el Doctorado en Ciencias Sociales (¿o no Dr. Gerardo López Cervantes?), así que antes de atacar, deberían documentarse para hacer bien la tarea.
Sé por mis estudios de la importancia del periodismo militante, aquel que convierte plataformas políticas en textos e imágenes sencillas. Su contribución al debate público. La capacidad de hacer públicas las ideas y los actos de sus dirigentes. Aportar a la ciudadanía valores políticos de avanzada para su formación.
En fin, hacer del partido un intelectual colectivo como lo recomendó Antonio Gramsci desde una prisión, de los tiempos de Benito Mussolini.
Si quienes hacen Proyecto 3 pretenden hacer un periodismo militante, están lejos de lograrlo. Su trabajo se inscribe más en los cánones de un periodismo mercenario. A la orden de quien paga.
Nada qué ver con el periodismo que recomendaba hacer Kapuscinski para generar verdadera información.
Y, bueno, este tipo de periodismo termina por manchar a quien se busca proteger de reflexiones que solo intentan, a lo mejor con imperfecciones e insuficiencias, exponer ideas para que la gente tenga otro referente en la toma de sus decisiones.
La verdad era mucho más decente en la argumentación y crítica Manuel el Cacho Cárdenas, en su defensa del maestro Cuén Ojeda. La verdad lo extrañamos.