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images (7)Foto: Animal Político.

Agencia MVT: 19 Enero 2015 – 18:20
José Contreras Contreras

ALMOLOYA DE JUÁREZ, México, 19 de Enero.- La mayoría de las presas del módulo número ocho del Centro de Prevención y Rehabilitación Social de Almoloya de Juárez, todas sentenciadas por el delito de secuestro, llevan más de seis meses de no ver a sus familias, pues éstas carecen de los medios para desplazarse desde Nezahualcoyotl, Otumba o Texcoco, donde antes estaban recluidas.
En junio del 2014, se decidió concentrar en un solo lugar a todos los internos de penitenciarías que estuvieran sentenciados y sentenciadas por el delito de secuestro. Los hombres fueron llevados a Otumba, mientras las mujeres se concentraron en Almoloya de Juárez, en el llamado Módulo Ocho, donde actualmente hay poco más de 150 de ellas.
“Este es el hoter más caro del mundo”, dijo una de las internas a quien solamente identificaremos como “Alma”, pues pidió discreción con su identidad por temor a represalias por relatar la condición en que ellas viven. “Aquí todo cuesta y cuesta mucho, desde el derecho a dormir en litera, el colchón, las cobijas, el derecho a bañarse, el papel higiénico, las toallas sanitarias, el jabón de baño, el jabón para lavar la ropa y hasta el agua que se utiliza”, señaló.
Dijo que actualmente la están pasando muy mal muchas de ellas, sobre todo las que fueron trasladadas a Almoloya de Juárez desde penitenciarías de la zona oriente de la entidad, pues sus familias son de escasos recursos económicos y no cuentan con lo necesario para desplazarse cada semana a la visita familiar y mucho menos para llevarles algo para sobrevivir.
“Ahora tenemos que hacer talachas, hacer el quehacer que otras tendrían que hacer, pero que ellas no lo hacen porque tienen dinero para pagar a quien lo haga”, relató, y explicó que por lavar una cubeta llena de trastes reciben como pago 10 pesos, mientras que lavar ropa ajena o la ropa de cama de internas que sí cuentan con recursos les puede dejar unos 15 pesos a la semana.
Dijo que con ese dinero pueden ahorrar e ir pagando lo indispensable, como el papel higiénico o las toallas sanitarias que requieren mensualmente. “Hay cosas que hemos aprendido a no usar, pero hay necesidades básicas, como el papel de baño, que no puedes dejar de utilizar”, precisó.
Comentó además que tiene más de dos meses que no habla telefónicamente con sus familiares, quienes viven en Nezahualcóyotl, porque no ha sido capaz de reunir los 50 pesos que cuesta una tarjeta “Ladatel” para hacer la llamada telefónica.
Dio a conocer que trabajan arduamente en la elaboración de artesanías, incluso tejen o bordan servilletas de cocina para tratar de venderlas entre los familiares de quienes sí vienen a visitar. “Pero eso no es suficiente, y como aquí solamente llegan las visitas de las mismas que estamos aquí, pues somos muchas las que vendemos y pocos lo potenciales clientes, por lo que casi no ganamos nada”, relató.
Por último, pidió a las autoridades estatales revisar la decisión de concentrar a todas las mujeres vinculadas con el delito de secuestro en un solo lugar, pues eso ha hecho todavía más complicada su estancia en las penitenciarías, además que pidió alguna forma de empleo fijo y permanente para que tengan algo bueno qué hacer.
“Aquí estamos encerradas, sin hacer nada, solamente aprendiendo más sobre el delito, conociendo a otras que verdaderamente tuvieron una larga vida delictiva, y no hacemos absolutamente nada de beneficio para la sociedad que nos mantiene”, concluyó.

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