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Imagen activaWashington, 2 ene (PL) Las fuerzas terrestres norteamericanas en Iraq corren serios peligros y están a punto de participar en combates directos contra los fundamentalistas, a pesar de la actual estrategia de la Casa Blanca, señala hoy el diario The Washington Post.

El rotativo pone como ejemplo la situación en la provincia iraquí de Anbar, donde más de 300 efectivos norteamericanos están en la base de Ayn Al Asad, blanco de la artillería y los cohetes del Estado Islámico (EI) desde localidades cercanas.

Hasta la fecha, los asesores estadounidenses no han sufrido bajas en esos ataques, pero el nivel de violencia en la zona subraya los riesgos que ellos enfrentan, añade la publicación.

El presidente Barack Obama prometió no involucrar agrupaciones terrestres directamente en combate en la lucha contra los fundamentalistas en el Medio Oriente, pero según el Post la actual situación conspira contra esa estrategia del mandatario.

Iraq sigue siendo un lugar peligroso, reconocemos los riesgos de las unidades estadounidenses, pero tomamos las medidas para mitigarlos, dijo al Post el coronel Patrick Ryder, vocero del Comando Central, entidad del Pentágono a cargo de las acciones en Medio Oriente.

El número de militares norteamericanos estacionados en suelo iraquí crecerá próximamente hasta tres mil, de unos dos mil que hay actualmente estacionados en Bagdad, la capital iraquí, en la norteña ciudad de Irbil y la provincia de Anbar, ahora bajo una intensa ofensiva del EI.

Aunque altos oficiales del Departamento de Defensa pretenden a largo plazo expandir las actividades de sus fuerzas terrestres en Iraq, las misiones aún están limitadas a asesorar a los jefes locales y al entrenamiento de las tropas.

Por otra parte, según medios de prensa estadounidenses, más de 17 mil 049 civiles iraquíes murieron en 2014, casi el doble que en 2013, producto de la violencia del EI y de los ataques aéreos iniciados el 8 de agosto pasado por la coalición encabezada por Estados Unidos.

Washington y sus aliados emprendieron además una campaña aérea contra los extremistas en territorio sirio el 23 de septiembre último, sin la anuencia de las autoridades de Damasco, que consideran estas acciones como una violación a su soberanía.