De plagio en plagio
La Jornada Aguascalientes se fusila nuestro diseño
Medio nacido para transformar al periodismo en la localidad, Objetivo7 ha sido ejemplo para los medios de comunicación al grado de que La Jornada Aguascalientes cada vez más, toma el diseño de esta revista, lo que no es nuevo, su propio director editorial ha sido acusado de plagio de artículos cuando sólo era un columnista, y en vez de castigarlo fue premiado con la dirección editorial, ahora, dicho diario no se transforma para evolucionar, sino para imitar…
Aguascalientes, Ags.- El profesionalismo, la seriedad y la originalidad no son algo común en los medios de comunicación locales, mismos que se imitan entre sí en su forma de recolectar la información, escribir, diseñar, autocensurarse y aceptar la censura gubernamental.
Es común ver las páginas web de los distintos diarios prácticamente con el mismo formato y, perdido el diseño original de La Jornada en La Jornada Aguascalientes, que poco a poco fue derivando en un caos en la portada pero, a partir de la publicación impresa de esta revista ha cambiado a un modelo más limpio y periodístico, claro, simulando las características esenciales de la página principal de Objetivo7, cuando nunca lo habían hecho así. Así lo demuestra ya la edición del viernes 7 de septiembre: foto amplia al centro, cabeza de ocho columnas sobre la foto, solo le faltaría haber hecho una cabecita inferior y cambiar tipo y color de fuente lo que hubiera hecho más grotesco el plagio.
“Hombre de letrinas”
A continuación, por su elevada calidad, presentamos parte del artículo “Veo a Edilberto Aldán caer como un hablador y mamarracho”, publicado en La Jornada Aguascalientes el 18 de agosto de 2012, con firma de la coordinadora del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Aguascalientes y ex candidata a senadora y a gobernadora, Nora Ruvalcaba Gámez:
Edilberto Aldán en su escrito “Veo a Satán caer como el Relámpago” publicado en La Jornada Aguascalientes el lunes 5 de septiembre de 2011, sin la más mínima honestidad intelectual de quien presume ser un “erudito literario” plagia el título del ensayo de René Girard, editado por Anagrama en 2009 sin merecerle siquiera referir, en el contexto de toda su invectiva, el nombre del escritor francés que analiza de manera magistral la violencia desde lo bíblico a través de la figura del “satán seductor.”
Edilberto Aldán sabe que comete el delito de plagio, quien sin indicar la fuente se atribuye como propio el título de una obra protegida por la Ley de Propiedad Intelectual. Si a ello agregamos que el escrito de marras contiene frases y párrafos publicados en Internet, la “disertación erudita” del colaborador a sueldo de La Jornada Aguascalientes queda por los suelos y el prestigio intelectual, moral y jurídico también. Con la accesibilidad web sin detenernos en la calidad del hardware, software, infraestructura de red, idioma, cultura, localización geográfica o capacidad del usuario, el copiar y pegar textos en trabajos académicos, literarios o periodísticos sin señalar su procedencia, se ha convertido en una práctica tan común en el mundo de nuestros días que muchos expertos en el tema hablan de una sociedad digitalizada mal entendida que es capaz de suplantar autores y autorías en tiempo real, tal como lo hizo Edilberto Aldán en “Veo a Satán caer como el Relámpago” en el octavo párrafo de su artículo: “(…), en el tercer día de la Creación, el hijo de la Aurora se paseaba por el Edén hasta que el engreimiento le hizo perder la cabeza. ‘Subiré por encima de las nubes y las estrellas –dijo– e instalaré mi trono en Safón, el monte de la asamblea, y así seré igual a Dios’. Esa ambición fue castigada, el arcángel brilló como el relámpago al caer y quedó reducido a cenizas, su espíritu revolotea en la oscuridad profunda del abismo”. Si este texto lo confrontamos con lo publicado en Internet por Rubén Lois en su blog denominado Photosíntesis el 17 de febrero de 2009 que puede ser consultado en http://rubenlois.blogspot.mx/2009/02/el-angel-caido.html – comment-form nos daremos cuenta de que el copiar y pegar quitando algunas palabras para acortar el texto sin ningún entrecomillado ni alusión a la fuente es una “maña” bien utilizada por Edilberto Aldán: “en el tercer día de la Creación el principal arcángel de Dios, un querubín llamado Lucifer, hijo de la Aurora (“Helel Ben Shahar”) se paseaba por Edén entre joyas centelleantes, su cuerpo resplandeciente con cornalinas, esmeraldas, diamantes, bérilos, ónice, jaspe, zafiro y carbunclo, todo ello engarzado en el oro más puro. Durante un tiempo Lucifer a quien Dios había designado Guardián de las Naciones se comportó discretamente, pero pronto el orgullo le hizo perder la cabeza. ‘Subiré por encima de las nubes y las estrellas -dijo- e instalaré mi trono en Safón, el monte de la asamblea y así seré igual a Dios’. Dios, observando las ambiciones de Lucifer, lo arrojó de Edén a la Tierra y de la Tierra al Sol. Lucifer brilló como el relámpago al caer, pero quedó reducido a cenizas, marcado para siempre; y ahora su espíritu revolotea a ciegas sin cesar por las oscuridad profunda del Abismo sin Fondo.”
Baste este pequeño ejemplo para revelar que existen hampones, habladores y mamarrachos con marcada ineptitud para ordenar y glosar los más conocidos y choteados plagios bíblicos, más refriteados que los pescados que se vendían en Casa Terán por obra y gracia del gobernador del estado y la alcaldesa de Aguascalientes.
Así las cosas y en virtud de que la sabiduría popular nunca reclama derechos de autor cuando se trata de gritar verdades, con Edliberto Aldán se cumplen al pie de la letra los viejos refranes que rezan “cae más pronto un hablador que un cojo” y “ver la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio”. No cabe duda de que después de la medalla de oro obtenida por la selección mexicana en futbol olímpico en Londres, existan mexicanos que se ufanen en portar medallas, aunque sean de cobre, por su presunta “honestidad intelectual y prestigio literario”.
Aldán replicó, Nora argumentó y ya no dijo nada el “hombre de letras”.
Este texto publicado en el ejemplar impreso de Objetivo7 tampoco tuvo replica.