Al amanecer llegaron los soldados. Rompieron puertas y encañonaron a la pareja. Misael Torres Urrea, hijo de Javier Torres Félix, preso en el penal de máxima seguridad de La Palma, en el Estado de México, estaba con su esposa Karen y su hija, de apenas seis años.
“¡No te muevas cabrón!”
Con el escándalo le pidió a su mujer que se fuera con la niña. Y esperó. Lo bajaron y lo amarraron a una silla con vendas para curaciones. Esculcaron la casa y empezaron a sacar lo que les gustó: cuatro armas de cacería que estaba registradas en la SEDENA, algo de dinero y joyas.
Iban alrededor de 30 soldados en camionetas y un camión militar. Serían las ocho de la mañana cuando llegaron los elementos de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).
Ingresaron un agente del Ministerio Público, un auxiliar y dos policías federales. Lo desataron y empezaron a preguntar. Qué haces, a qué te dedicas, dónde tienes el dinero, la droga, las armas, qué otras casas tienes.
También al amanecer los soldados habían cateado una casa en la colonia Chapultepec, ubicada por el bulevar José María Anaya, a una cuadra de la tienda MZ. Los soldados alegaban que de esa casa salieron llamadas para Misael y que había armas guardadas. Pero no encontraron nada ni confirmaron la relación con Torres Urrea y se fueron como llegaron.
En la casa de Misael, ubicada por la calle San Lucas 4137, pasaron todo el día, los soldados afuera y los agentes federales adentro. Desayunaron y comieron con los detenidos, mientras realizaban las diligencias.
A media mañana, los agentes dejaron ingresar a la casa a dos mujeres. Una de ellas, María Luisa, hermana del JT y la otra, Agapita Urrea, madre de Misael. Estuvieron allí para confirmar que estaba bien, pero ya no dejaron salir a nadie, ni a la niña.
Por el barrio, los autos y las camionetas de “halcones” y familiares de los detenidos no dejaron de pasar. Calle cerrada, solo tenían acceso a ella los vecinos.
Fue hasta las 7:30 de la tarde cuando los soldados se prepararon para la retirada. Los agentes federales salieron con Misael Torres esposado y lo subieron a una camioneta que, escoltada por los militares, se dirigió directa al aeropuerto. Detrás de ellos, varias camionetas con amigos y familiares del detenido siguieron al convoy.
La razón era la desconfianza, pues los soldados habían solicitado llevarse al detenido, pero la familia pidió a los agentes de la SEIDO que no lo permitieran, que mejor se lo llevaran ellos, incluso a la ciudad de México.
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Misael Torres Urrea, de 34 años, fue presentado en una mesa de la SEIDO alrededor de las 5:30 de la mañana del viernes, donde rindió su declaración preparatoria. Según fuentes allegadas a la familia, la fiscalía solo le achaca el delito de delincuencia organizada y posesión de una pequeña porción de droga.
Las mismas fuentes advirtieron que presentarían una denuncia contra los soldados por el robo de pertenencias de la familia entre ellas los rifles de cacería —pues están documentados— alhajas y dinero.
La existencia de Misael Torres Urrea se hizo pública a partir del 20 de septiembre de 2008, cuando el Ejército filtró a los medios una fotografía de él y su tío Manuel Torres, el Ondeado, muerto por el Ejército en octubre de 2012.
Esto ocurrió luego de que elementos militares aseguraron un arsenal en el rancho El Carrizal.
Luego de su detención, el Gobierno estatal declaró que no cuenta en Sinaloa con antecedentes penales y el alcalde de Cosalá, Samuel Zacarías Lizárraga, reconoció al sitio HYPERLINK “http://www.laparednoticias.com” www.laparednoticias.com que Torres Urrea había sido electo síndico de la Ilama a partir de marzo pasado, pues llenó los requisitos y fue el único que se registró para el cargo.
A Misael Torres se le veía en las plazas comerciales y, de acuerdo a fotografías publicadas en la cuenta de Facebook de su esposa, viajaba por el país.