Las Universidades se están convirtiendo en una fábrica de sueños
Por el Lic. Jesús Medina Olivares en rueda de prensa del PT 18 de septiembre de 2014
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La educación superior ha dejado de ser atractiva para muchos jóvenes ya que, en la actualidad, no garantiza conseguir mejor empleo ni porvenir cierto. Lo anterior ante la dificultad de los egresados de las universidades por conseguir mejores oportunidades en el campo laboral.
La dura realidad que enfrentan los profesionistas es el desempleo, o en el mejor de los casos, empleos mal pagados y sin prestaciones, al amparo de un andamiaje legal e institucional que ha dotado la Reforma Laboral. La lógica del mercado laboral se mueve en un contrasentido. A mayor nivel educativo mayor es el grado de vulnerabilidad al desempleo. Beneficia más a quienes tienen pocos estudios así lo confirman los datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).Ante este difícil panorama, irremediablemente se agudiza el fenómeno de la fuga de cerebros creciendo cada año donde jóvenes entre 15 y 24 años se van a otros países en busca de mejores oportunidades.
Este es un tema latente, de mayor transcendencia por lo que debemos abordarlo con la seriedad bajo una perspectiva integral por el impacto en el desarrollo de nuestra sociedad. No es negando realidades ni desconociendo su existencia como se van a resolver los problemas. Idealizar virtudes y minimizar defectos es una simulación.
Es un hecho evidente que no existe una vinculación efectiva entre las universidades con los sectores social, público y productivo. Si bien es cierto se reconocen algunas medidas que se han implementado con las instituciones educativas para enfrentar esta situación sin embargo los esfuerzos han sido insuficientes y parciales que en su mayoría no han producido los resultados esperados.
Por otra parte estas instituciones no pueden ni deben reducir su función ni estar supeditadas al interés estrictamente del sector empresarial para convertirse en centros de adiestramiento según la demanda del mercado laboral. La universidad debe equilibrar la función de formación para la vida ciudadana así como para el desarrollo laboral y profesional. Deben ser incluyentes más no excluyentes.
En este sentido es necesario que el Estado adopte un papel estratégico en la planeación de la educación superior y que desarrolle políticas económicas que permitan conciliar tanto la educación como empleo generando un desarrollo económico y profesional en la sociedad. De la misma manera fungir como coordinador y árbitro para transformar las actividades productivas mediante la ciencia, la tecnología y la innovación Y finalmente como conocedor de los procesos entre la comunidad académica, sector productivo y la sociedad en su conjunto para generar una visión compartida para el futuro de nuestro estado, Aguascalientes.
No existe alternativa en el contexto actual, las instituciones de Educación Superior en el estado se enfrentan a grandes retos formar profesionales dentro de un ámbito extremadamente complejo, dar soluciones a problemas del entorno social a través de la generación de conocimientos, innovaciones y trasferencias tecnológicas lo que representa un reto permanente.
En la actualidad, ante una economía de alta competencia resulta fundamental que nuestro sistema productivo modifique los procesos para mejorar su eficiencia, estándares de calidad y productividad para incorporarse al mundo de la libre competencia. Esto solo será posible buscando alternativas tecnológicas e innovaciones en los sistemas administrativos de sus respectivos negocios. Esos bienes intelectuales solo pueden ser proporcionados por profesionistas y técnicos altamente capacitados.
Lo anterior obliga a las instituciones de educación superior a formar egresados con el más alto nivel de conocimientos pues solo asi se alcanzaría el nivel de competitividad generando mayor productividad. En este contexto el sector empresarial tiene también sus propias responsabilidades con el crecimiento económico del estado en el contexto social. Debe existir conciencia de que el Estado necesita avanzar hacia una sociedad del conocimiento que se fundamente en la formación, valoración y aprovechamiento del talento de su capital humano y para lograrlo es necesario colaborar de una manera más directa con las universidades y el gobierno para que en conjunto se generen condiciones laborales más justas para sus trabajadores y reducir la desigualdad que nos afecta.