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NUEVA YORK, 22 Jun. (Notimérica/EP) –

Este fin de semana se cumplen 50 años de los asesinatos en Mississippi de tres activistas por los derechos civiles cuyas muertes sirvieron de propulsor definitivo para la integración racial en Estados Unidos tras décadas de segregación.

James Earl Chaney, de raza negra, Andrew Goodman y Michael Schwerner fueron asesinatos a tiros en la noche del 21 al 22 de junio por miembros del Ku Klux Klan de Philadephia. Las muertes causaron tal conmoción en todo el país que detonaron la aprobación de la Ley por los Derechos Civiles en 1964 y el Derecho al Voto en 1965, ambas instrumentales para constitución del estado de igualdad racial en el país.

UN PAÍS DIVIDIDO

A principios de los años 60, la mayoría de los Estados sureños se mantenían contrarios al Gobierno Federal a raíz de una serie de decisiones del Tribunal Supremo favorables a la integración racial. Ante ello, la población blanca respondió con atentados, asesinatos y coacciones para intimidar a la población de color y a aquellos que les apoyaban.

Ku Klux Klan

En particular, la organización ‘Caballeros blancos’ (White Knights en inglés), una rama del Ku Klux Klan creada y liderada por Samuel H. Bowers, fue una de las más prominentes en esta iniciativa, aprovechando por el pánico social generado en el sur frente a los rumores, exagerados, de una posible invasión de los estados del norte.
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“VERANO DE LA LIBERTAD”

Andy Goodman se crió en una familia de clase media-alta en Manhattan. Desde muy joven, se centró en la protección de los demás, protestando contra las injusticias sociales que ocurrían en todo el país. Durante su adolescencia, Goodman participó junto a su hermano menor en la manifestación que luchaba contra la segregación escolar en el sur.

Víctimas de los asesinatos de Mississippi por el KKK

Estos actos le llevaron a trasladarse a Ohio en 1964, donde coincidió con James Chaney, un estudiante de raza negra de 21 años y que vivía en Mississippi, y con Michael Schwerner, estudiante de 24 años natural de Nueva York. Junto con otros cientos de voluntarios de la campaña llamada ‘Verano de la libertad’, estudiaron formas de combatir la agitación racial y el acoso potencial que atemorizaba Mississippi.

Schwerner fue el encargado de dar un discurso sobre la libertad de las escuelas en una iglesia en Ohio, cuando más tarde, miembros del Ku Klux Klan destrozaron e incendiaron dicha iglesia, además de agredir a los asistentes y a los activistas.

El 21 de junio de 1964, los tres activistas decidieron investigar lo sucedido, cuando fueron arrestados por la Policía del condado, acusados de exceso de velocidad y para ser investigados por sus actos. Tras esto, los tres activistas desaparecieron.

El presidente Lyndon B. Johnson ordenó al FBI ayudar a los policías locales en la búsqueda de los desaparecidos. Uno de los ayudantes del presidente Johnsosn, Lee White, aseguró que no había rastro de los activistas desaparecidos y que “habían desaparecido de la faz de la tierra”.

Finalmente se conoció que miembros del Ku Klux Klan fueron los encargados de secuestrar a dichos activistas. El 4 de agosto de 1964 fueron hallados los cuerpos de los tres jóvenes en una propiedad aislada de un miembro del KKK. Los tres habían recibido disparos y Chaney, además, había sido brutalmente golpeado.

Durante las seis semanas en las que estuvieron desaparecidos, la Policía halló los cuerpos de nueve hombres negros en algunos pantanos locales. Muchos afroamericanos desaparecieron y presuntamente murieron sin recibir la suficiente atención por parte de los centros médicos de Mississippi.

Arde Mississippi

En el momento en el que los tres cadáveres fueron hallados, la nación se conmovió ante tal hecho. Sin embargo, las fuerzas políticas más progresistas descubrieron que la legislación de entonces les permitía muy poco margen de maniobra.
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Sirva de ejemplo lo sucedido cuando el Departamento de Justicia, dirigido por el Fiscal General Robert Kennedy, intento por primera vez dar una lección ejemplar a los sospechosos del Klan.

Kennedy era consciente de que muchos de los miembros del jurado –la mayoría de raza blanca– y de las autoridades iban a rechazar categóricamente los cargos el asesinato que pesaban sobre los sospechosos, por lo que se vio obligado a recurrir a una anticuada ley de 1870 por la que solo siete de los 18 acusados fueron condenados a violaciones de derechos civiles y no por asesinato. Ninguno de los condenados superaron los seis años en prisión.

A pesar de que tres miembros del KKK fueron absueltos del caso, el nombre de uno de ellos salió a la luz décadas más tarde. En 1988 el periodista de investigación, Jerry Mitchell empezó a indagar en los hechos sucedidos en 1964 tras ver la película de Alan Parker ‘Arde Mississippi’, protagonizada por Gene Hackman y Willem Dafoe.

Un par de agentes del FBI consideraron que la investigación en la película no era del todo cierta. “Lo que fue horrible para mí era que tenía más de 20 chicos involucrados en el asesinato de estos tres jóvenes y nadie ha sido procesado por asesinato”, dijeron los agentes al reportero.

Ante esto, Mitchell se dedicó a indagar en el caso de Mississippi. Obtuvo información de primera mano en la que descubrió los archivos de la Comisión de Soberanía del Estado de Mississippi, donde un grupo segregacionista trató de frenar el fuerte activismo por los derechos civiles. Mitchell descubrió que el Estado habría estado espiando a Michael Schwerner y a su esposa durante tres meses antes de ser asesinado junto a Goodman y Chaney.

Mitchell obtuvo una entrevista con el llamado ‘Mago Imperial’ Sam Bowers, uno de los miembros del KKK que fue partícipe de lo ocurrido en 1964 y absuelto en el juicio posterior. Bowers confesó al periodista de que “estaban bastante contentos” de haber servido de cabeza de turco para que el hombre que planeó el asesinato saliera completamente indemne. Ese hombre era el predicador Edgar Ray Killen.

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Edgar Ray Killen

En 2005, Killen fue arrestado y declarado culpable de asesinato por organizar el asesinato de Goodman, Chaney y Schwerner. A sus 89 años, cumple 60 años de prisión en la Penitenciaría Estatal de Mississippi de Parchman, prisión que albergó a cientos de activistas por la libertad en 1960.

EL FUTURO DE MISSISSIPPI

Tras el veredicto de Killen, el FBI recurrió a las autoridades locales y otras organizaciones para tratar toda la información acerca de los asesinatos raciales que quedaron sin resolver.

Finalmente, los tribunales reconocieron los asesinatos de Mississippi, pero la opinión pública se quedó dividida. El reportero encargado del caso se sintió amenazado en una zona donde la mentalidad de los residentes apoyaban lo sucedido en 1964.

Uno de los vecinos llegó incluso a escribir una carta al editor del diario ‘Clarion-Ledger’ donde escribía Mitchell, argumentando que “Mitchell debía ser empapado en alquitrán, cubierto de plumas y echado a patadas del estado de Mississippi”.
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Al contrario que esta parte de la población, Mitchell aseguró que muchos se mostraron agradecidos por la justicia que se había implantado en Mississippi, algo que hacía que el estado se quitase de encima la tensión racial.

Hoy en día, Mississippi cuenta con más funcionarios de raza negra electos que cualquier otro estado de la nación. “Mississippi ha llegado más lejos que cualquier otro estado”, dijo el periodista, “pero aún tiene mucho trabajo por hacer”.