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jadame_02may2014

ADN/OyT.- Con un lleno absoluto en la Monumental de Aguascalientes en una tarde con mucho viento, se ha llevado a cabo la octava corrida de la Feria Nacional de San Marcos. Fue lidiado un encierro de Los Encinos, terciado en presentación y de juego variado.

Morante de la Puebla: bronca en su lote
Julián López El Juli: una oreja y silencio
Joselito Adame: vuelta en su lote.

Foto: Monumental de Aguascalientes
“Que se siente” gritaron en el tendido cuando Morante acababa de tomar su capote, entonces, cuando dibujó con tan buen pulso las primeras verónicas de la tarde, pensé que por fin al de la Puebla le había podido un insulto, o que como me dijo un amigo, le diera vergüenza alternar con el Juli y pegar otro petardo; pero no fue así. Llegó el último tercio y otra vez nada con la muleta, otra vez pasando muy lejos del toro cuando se tiraba a matar. Inumerables pinchazos y bronca.

Para el cuarto de la tarde Juli y Joselito ya habían armado la escandalera, entonces a Morante no le quedó más que fingir que le interesaba sacarle algo al toro, sin embargo pronto lo descubrieron en los tendidos y otra vez bronca desde que tomó la espada. Lo dicho, Morante: tu non habes verecundia

Julián López Escobar El Juli dio dos clases hoy en, la primera de salón en la Plaza de Toros San Marcos, las fotos cuentan por si solas que hubo un lleno de churumbeles, un acontecimiento que seguramente van a recordar siempre, de esos que uno cuenta cuando se hace mayor y le preguntan cómo se hizo aficionado a los toros.

La segunda clase fue práctica, en la Monumental de Hidrotermápolis, así el Juli con la maestría que da la sapiencia acunó a Jocotillo en su percal por verónicas y entonces se escuchó un clamoroso olé, después el quite ajustado por chicuelinas, le ánimo a tope y mientras nos frotábamos las manos a la espera de algo bueno; una figura del toreo se encaminaba hacia el centro del redondel, entonces apresuró el paso y quitándose la montera brindó la muerte de el de Los Encinos a un público emocionado, en ese instante mi piel se volvió de gallina.

Pases por abajo con la tela roja, flexionada una pierna y con quietud metiendo al toro; después el madrileño intentó los naturales pero el niño Eolo gritando a todo lo que da, entonces hizo un movimiento de mano como diciendo “calma, esto apenas empieza”. El torero dio clase con su muñeca izquierda lenta y con la diestra su mando, siempre es un deleite ver que a Juli los toros le obedecen; es una pena que haya taro con estocada trasera, sin embargo le valió para cortar la única oreja de la tarde.

Con el quinto de la tarde silencio, y es que entre el viento y la sosería del toro no se pudo mucho.

Pero ahora tengo que prevenir os, porque si esta feria alguien os pregunta quién ha conquistado la Monumental Hidrotermápolis, vosotros contestareis: Joselito Adame. Si alguien os pregunta por qué en la plaza suena el olé fuerte, por qué el alboroto, por qué se agita y no cabe ni un aficionado más; entonces vosotros teneis que contestar lo mismo: Joselito Adame.

El torero en plan de figura. Rodillas en la arena y una larga al tercero de la octava corrida, volvió de inmediato el de Los Encinos y Joselito por prendió de su capote con el lance básico, luego las chicuelinas para poner al toro en suerte con el picador. Un capote recreado a la hora de hacer el quite fue lo que empezó con la algarabía. Derechazos largos como la espera de dos personas que se aman, una dosantina con fondo y forma como un Velásquez. ¡Ay José !que le pasó hoy a tu espada que no fue certera en el primer intento y te dejó con una vuelta al ruedo.

¡Ay José! si tu maestra de la secundaria 14 te viera hoy, no creería que eres el mismo que iba a su aula a tomar clase de español. Y es que hoy el hidrotermopolitano se pegó un arrimón que asustó hasta al Cid y a Roldán juntos. Muy templado y reposado, pero eso no es lo más de esta faena, esta tarde sucedió que José se puso en los terrenos del toro, erizate y soberbio ha sido ver que terminó con la distancia entre toro y torero, juntos él y Amate, él la taleguilla y Amate los pitones, ellos unidos.

¡Ay José! otra vuelta al ruedo por ese estoque que falló.