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Asesinato de Gerardo Martín Demerutis

Río Doce.- Los homicidas apuntaron hacia arriba y dispararon, dando en el blanco: Gerardo Martín Demerutis Chaul, empresario del sector agrícola y miembro de una connotada familia que a la vez forma parte importante de la comunidad griega asentada en Culiacán, todos ellos dedicados a la siembra de hortalizas y con gran presencia en la economía local.

Hijo de Ángel Demeritus, uno de los más prominentes horticultores del estado, el hoy occiso encabezaba una empresa que venía a menos y se había limitado a sembrar pepino en invernadero —n menores extensiones de tierra pero con más rendimiento— por resultar más barato que el tomate.

Pero la bonanza que vivió la familia Demerutis durante los setenta y ochenta, como propietarios de campo Pénjamo —ubicado por la carretera Culiacán-Eldorado—, se vino abajo, y versiones extraoficiales señalan que Gerardo Martín, de alrededor de 48 años, tenía problemas financieros.

“Él andaba corto de dinero, pero puede garantizarse que no tenía problemas de otro tipo, de que anduviera en negocios chuecos, sucios”, manifestó una persona allegada a sus actividades empresariales.

El asesinato 

Demerutis Chaul circulaba en un automóvil Acord blanco, de modelo reciente y placas VNF-7030, por la calle Cerro de los Pilares, en el fraccionamiento Montebello, y luego de cruzar la avenida Monte Olimpo fue alcanzado por hombres armados, quienes les dispararon desde un vehículo en movimiento.

Los homicidas efectuaron un ataque directo en contra de los ocupantes, tres en total, y siguieron disparando sus armas AK-47, conocidos como Cuerno de chivo, y 5.7, llamadas matapolicías por su capacidad para atravesar los chalecos antibalas que usan los agentes de las corporaciones policiacas.

Al parecer, ya detenido el vehículo de las víctimas tras chocar contra un árbol, subirse a la banqueta y estrellarse contra la pared de una vivienda, los gatilleros siguieron disparando. En total, en el lugar fueron contabilizados al menos 100 casquillos de los dos calibres mencionados.

La pared de la vivienda en que se estampó el automóvil tenía alrededor de 40 impactos. Cristales, llantas y carrocería del Acord quedaron destrozados.

Versiones de vecinos del lugar señalaron que era cotidiano ver a Gerardo Martín, pues al parecer familiares suyos viven en el sector y en Colinas de San Miguel; y que en el día del homicidio fueron vistas en vehículos diferentes, personas que no viven en el sector. Al parecer, vigilaban los movimientos de la víctima.

Las muertos fueron identificadas como Gerardo Martín Demerutis; José Cruz Morán Escobar, de 33 años, y Uvaldo Hernández Sarmiento, de 42, ambos empleados del agricultor. También fue herido, pero aparentemente está fuera de peligro, Fernando Infante Ramírez, de 68 años, quien se desempeña como velador en una de las viviendas del sector.

Al lugar llegaron agentes de las diferentes corporaciones, peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado, y elementos del Ejército Mexicano.

De la cumbre a la tumba 

Ángel Demeritus encabezó durante muchos años un próspero negocio en el terreno de la horticultura de exportación. Durante décadas —en los años setenta y ochenta, sobre todo—, alcanzó a sembrar entre 500 y 600 hectáreas de tomate y otros cultivos, y contó con la mano de obra de cerca de 6 mil trabajadores en el valle de Culiacán.

“Era una empresa muy sólida y fuerte, una de las más destacadas, además de que Ángel Demerutis era un hombre apreciado por la comunidad, con buenas relaciones, gente de trabajo, a pesar de que renegó de las organizaciones de productores agrícolas, como Caades y AARC, porque decía que no servían, que no funcionaban”, manifestó una persona cercana a la familia y al sector agropecuario.

Así, los Demerutis, junto con los Papatheodorou, Canelos, Petrulias y Crisantes, entre otros, formaban esta casta de griegos asentados en Culiacán e impulsores de la nueva era en la horticultora regional y nacional.

Papatheodorou, por ejemplo, fue un importante vínculo de la comunidad griega con la Presidencia de la República, cuando ésta fue encabezada por Lázaro Cárdenas, y participó en Michoacán en programas de reforestación, antes de migrar a Culiacán.

“Es un golpe al orgullo de los griegos, a esta comunidad, pero también al agro sinaloense, este asesinato, sobre todo porque a ninguno de ellos se le ha vinculado con el narcotráfico”, señaló un agricultor.

En la actividad agrícola estatal, advirtió, las grandes empresas que están teniendo un crecimiento acelerado y que siembran hortalizas y granos, tienen “dinero raro”, y cerca del 50 por ciento se alimentan con recursos de procedencia ilícita.

En este gremio, nadie afirma que Gerardo Martín haya estado vinculado con el narcotráfico, pero sí reconocen que esta actividad delictiva ha penetrado en todos los ámbitos de la vida estatal y el agro no es la excepción.