Guadalajara, la perla tapatía, la ciudad de la rosas, la perla de occidente o la negra perla, como le llama Zona 13 en sus canciones, es, fue y será una ciudad importante, cosmopolita pero aferrada a su pasado, un pasado sin el que México no se entendería…
La gente de esta ciudad es tapatía, es su gentilicio aunque despectivamente también se les llama jalisquillos en referencia al estado de Jalisco.
Asentada en el valle de Atemajac, con un clima templado trastocado por el smog que a mediodía lo convierte en una olla de vapor no deja de ser sin embargo una ciudad fascinante que por desgracia no deja de crecer y crecer, como un muonstruo hambriento que destruye los variados ecosistemas y sus municipios que la rodean que la rodean sin que nadie haga nada por detener esta caótica expansión
de fraccionamientos con hermosas calles y casas, pero, también, de asentamientos irregulares con calles lodosas y llenas de charcos y casas de cartón o lamina o plásticos, o todos eso junto, donde la miseria lastima la vista, donde el Estado es ausencia y la miseria, presencia, lo mismo que la violencia, la prostitución, la drogadicción, la basura, los zapatos enlodados antes de subir al trasporte público para ir al trabajo, a ganarse el pan de cada día…