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SANTÍSIMA MARÍA DE WAD-AL-LUBEN, LA DEL RÍO ESCONDIDO La Virgen de Guadalupe tiene origen español. Los estudiosos del tema, que además incluyen al guadalupanismo mexicano, sitúan su origen en el río Guadalupejo, del cual tomó su nombre el pueblo español de Guadalupe. Esta advocación de la Virgen María es antigua. Aunque las leyendas la sitúan en su origen hasta San Lucas, la imagen está ya descrita por el año 590 y asociada a la devoción del papa Gregorio Magno. Los mexicanos le llaman “la morenita”, como si fuera algo sui generis del mexicanismo de la imagen, como si la hebrea madre de Jesús hubiera decidido aparecerse morena como los indios. En realidad, siglos atrás la Virgen de Guadalupe no sólo era “morena”, es en verdad NEGRA. Así es que siglos antes de su supuesta aparición en el Tepeyac, la Guadalupana española era ya una virgen negra. No sólo es la Patrona de México en el catolicismo romano, es la patrona de un montón de lugares y, sin ir más lejos, la Patrona de la Hispanidad. Si bien la figura que se venera en Extremadura no tiene mucha semejanza con la imagen del ayate expuesta en la Basílica de México, como ven ustedes, la escultura de la Guadalupana española de la foto (que data de 1498, es decir, 33 años ANTES del milagro del Tepeyac) es más que coincidencia: expertos aseguran que esa estatua sirvió de modelo para la pintura del ayate. Por último, dos etimologías guadalupanas, la árabe latina “guad-al-lupus” o río de lobos y la tendenciosa “Coatlaxopeuh”, que además no aparece en el Nican Mopohua, son improbables según los que conocen de filología (J.Alberto Betanzos).