ADN/El Mundo.- El viaje de 16 horas a Sudáfrica de Barack Obama con George W. Bush y Hillary Clinton en el Air Force One fue un momento inusual que la prensa estaba ansiosa por cubrir y también por fotografiar. Dentro del grupo de reporteros que acompañan siempre al presidente, también había fotógrafos, pero la Casa Blanca sólo dejó que retratara las escenas del vuelo el oficial, Pete Souza.
Por eso, durante el ‘briefing’ diario de la Casa Blanca, la sala de prensa de la Casa Blanca se llenó este jueves de gritos de reporteros y de clics de protesta de fotógrafos. El caso del concurrido Air Force One es sólo el último incidente para un gobierno muy controlador de la imagen del presidente.
La Casa Blanca presume de ser la más transparente de la historia por exhibir cada mes una galería de fotos cercanas del presidente (http://www.flickr.com/photos/whitehouse), pero los periodistas se quejan de la falta de acceso de los gráficos a muchas reuniones de Obama.
Treinta y ocho medios ya han escrito una carta de protesta a la Casa Blanca para pedir más cobertura gráfica independiente. El jefe de fotografía de Associated Press, el español Santiago Lyon, publicó este jueves un artículo en el ‘New York Times’ acusando a la Administración de un control “orwelliano” y “antidemocrático” de la imagen del presidente. Lyon se queja de que la Casa Blanca deja poco espacio a los fotógrafos y sólo pasa las imágenes “limpias” de Souza.
En el caso del viaje a Sudáfrica, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, se intentó justificar con que los Obama, los Bush y Hillary Clinton “estuvieron en público mucho tiempo y fueron fotografiados muchas veces” fuera del avión. Pero el portavoz reconoció que hay un problema y prometió “trabajar” para mejorar el acceso.
Carney dijo que habrá “ocasiones” en las que la prensa no podrá estar presente, pero aceptó la diferencia entre la cobertura oficial y la del resto. “No hay sustituto a una prensa libre e independiente cubriendo una Presidencia”, dijo el portavoz de la Casa Blanca. El debate “merece la pena”, según él.
Los periodistas estadounidenses están acostumbrados a un nivel de acceso e información inédito en España. Todos los días de todos los años desde que es presidente, Obama está acompañado por un ‘pool’ de reporteros, que se van turnando entre diarios, televisiones, radios, agencias y webs. Informan de las reuniones del presidente, del color de su corbata, de sus palabras o de la hora exacta en la que sale de la Casa Blanca. Varias veces al día, mandan por e-mail actualizaciones con los detalles a todos los periodistas suscritos a la lista de correo electrónico de la Casa Blanca.
La prensa siempre sabe dónde está Obama y también le acompaña en sus días de vacaciones, públicos y muy claros. El grupo de periodistas a veces tiene que esperar en una furgoneta mientras Obama juega al golf o compra unos libros con sus hijas, pero sabe dónde está el presidente. Cuando no lo sabe o no lo ve en varios días, se queja.
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