Ajo Blanco/Cuauhtémoc Villegas Durán
No está registrado ante las oficinas de prensa y nadie sabe quien escribe las notas, nadie quien se “fusila” las notas para pegarlas en su muro y tener una audiencia elevada aunque todos suponen que es Luis Fernando Ramírez director de La Jornada Aguascalientes y quien estaría siendo financiado por Movimiento Ciudadano con recursos que supuestamente llegaron a otros medios.
Detrás sin duda está Cristóbal Avendaño, que es uno de los pocos colaboradores que firma además de ser un tesorero sumamente cuestionado al interior de su propio partido por sus excesos y sus malos manejos de los recursos (asegura sin tener un recibo haber entregado 7500 pesos a Objetivo7 cuando este medio es atacado por él mismo para tratar de destruirlo), claro siempre al servicio de su padrino político Vicente Pérez Almanza. Ambos son siniestros, una característica de la Contraportada. Otra característica es que a pesar de su combatividad no escriben nada contra Movimiento Ciudadano.
Los políticos que dicen haber entrevistado ni siquiera conocen a quien los entrevistó, tal es el caso de Gilberto Carlos Ornelas de quien sacaron una nota de los ecotaxis sin que él supiera que lo entrevistaron o que la publicaron. Lo supo después cuando La contraportada saltó a la fama por la publicación de un anónimo contra el gobernador donde se le responsabiliza de la derrota electoral. La Contraportada como todo medio de políticos nació en época electoral, apenas este año.
La Contraportada tampoco tiene directorio ni hace periodismo de investigación. Sus notas más trascendentes las toman de otros medios de comunicación que hacen el trabajo, “las refritean” (les hacen algunos cambios y aseguran haber estado en el lugar de los hechos) y así han logrado posicionarse como un “gran” medio de comunicación aunque todo es tan oscuro como quienes supuestamente la financian. Nunca han hecho nada que no sea contra el gobernador que por cierto le da línea editorial al editor en donde si da la cara: La Jornada Aguascalientes, un medio oficialista y la única franquicia estatal de ese medio, con tendencias fascistoides y a dónde se mantiene también gracias no a su profesionalismo sino a su servilismo ante los políticos.