Comprar y consumir cannabis es ilegal en la mayoría de los países del mundo porque las leyes dicen que es ilegal. A pesar de ello, mucha gente está dispuesta a cultivar su propia cannabis o a conseguirla a través de productores locales. El autocultivo es mucho menos mórbido de lo que puede parecer a los ciudadanos bienpensantes: se trata de disfrutar de los efectos benéficos de la cannabis sin promover el crecimiento de los carteles del crimen organizado, para quienes ni la calidad de sus productos ni las vidas de sus consumidores son un factor a considerar.
Como cualquier otra empresa, los carteles buscan alcanzar las mayores ganancias con el menor esfuerzo. Si un consumidor cultiva su propia cannabis, la calidad será mejor; si la compra a un cartel, incluso sin saberlo, tiene parte de responsabilidad en las operaciones económicas de este. Tal vez en el actual debate sobre la legalización de la cannabis estos factores deberían entrar en juego. Por lo pronto, si eres un consumidor de cannabis y eres consciente de que la marihuana “no sale de la nada”, he aquí algunas señales que pueden decirte que tu hierba viene de un cartel.
Ciudades fronterizas: Si vives en alguna ciudad de la frontera entre México y Estados Unidos, lo más probable es que tu cannabis provenga de un cartel. Estas zonas están sumamente vigiladas, tanto por las autoridades de ambos países como por los grupos criminales, interesados en traficar no sólo cannabis, sino cocaína, armas y personas de un lado a otro de la frontera.
Frescura: La marihuana de los carteles se cultiva, empaca y almacena en ocasiones durante meses o años antes de llegar a la calle. Las plantas “viejas” tienen un característico olor a heno, que puede decirte que tu hierba ha pasado mucho tiempo empacada; la marihuana vieja no suele ser tan buena, además de que probablemente provenga de los carteles.
Semillas: Si tu paquete de cannabis tiene una cantidad excesiva de semillas (digamos, si necesitas limpiarla cuidadosamente antes de fumarla) probablemente venga de un cartel. En variedades como chronic, una semilla es un regalo no solicitado, de muy buena calidad; por el contrario, si tu paquete está lleno de semillas, probablemente procede de un campo de cultivo ilegal, donde no se han separado a las plantas hembra de las macho, y con mayor probabilidad la hierba será de mala calidad. Muchas semillas, sea como sea, implican que la hierba proviene de un productor poco cuidadoso.
“Ladrillo”: Si tu paquete tiene forma cuadrada, la hierba viene muy comprimida o fue cortada con un cuchillo (puedes notarlo en cogollos con marcas de sierra o en cortes limpios a través de estos) sin duda proviene de un cartel. Los productores locales no necesitan empacar grandes cantidades de hierba, y mucho menos comprimirla y almacenarla para que ocupe menos espacio.
Sello y marcas: Si tu paquete viene sellado en bolsas o tiene marcas manuscritas como números o letras en la bolsa, probablemente proviene de la bodega de un cartel. En general, las prácticas de empacado y almacenamiento de los carteles de la droga son las de cualquier empresa que necesita tener un control de su inventario, por lo que al producir a gran escala necesitan pesar y empacar por adelantado.
Objetos que no son cannabis en tu cannabis: La presencia de basura y pequeños objetos como ligas, piedras o bolas de papel dentro de las bolsas de cannabis indica que han sido empacados por un cartel. El peso de estos objetos puede ser pequeño y tú no tienes más que retirarlos y tirarlos a la basura, pero a gran escala, si se ganan apenas unos gramos por cada bolsa colocándoles algo de basura, a la larga implicará una gran ganancia para ellos.
El movimiento a favor del autocultivo y autoconsumo va de la mano con promover la seguridad de quienes han decidido consumir cannabis y también por la calidad de lo que consumen. La guerra contra las drogas en países como México, Colombia, Brasil y EU ha dejado durante los últimos 30 años miles de muertos e incontables daños materiales. La prohibición del consumo no ha hecho que el consumo disminuya, solamente que los precios suban y la calidad (específicamente de la cannabis) disminuya. La manera en que los consumidores de cannabis pueden generar un contrapeso es informarse y aprender a producir su propia hierba, o consumirla de productores locales: no son raros los casos de jardineros, biólogos o amigos de toda la vida que cultivan con cuidado y cariño sus plantas, en ocasiones incluso como ornato. Las plantas no son buenas o malas: es lo que hacemos con ellas –y cómo lo hacemos– lo que requiere un poco más de atención.
[The Weed Blog]