Héctor A. Chávez Maya/El Financiero
A pesar de que autoridades sostienen que la carne producida en México es segura, en algunos estados existe un grave descontrol en los ámbitos ganadero y sanitario.
En entidades como Veracruz, Aguascalientes, Guanajuato, Michoacán, Chiapas, Tabasco y Jalisco existen decenas de rastros clandestinos que comercializan carne contaminada con sustancias prohibidas, entre ellas el clembuterol, en donde productores, comercializadores y autoridades están coludidos.
Dirigentes de organizaciones ganaderas aseguran que esto se ha convertido en una mafia pues los pequeños productores se han visto obligados a utilizar este tipo de sustancias prohibidas a pesar de las consecuencias legales que pueden enfrentar. Saben que si son detectados por las autoridades no sólo cerrarían sus ranchos y sacrificarían su ganado sino que también irían a la cárcel.
Para el presidente de la empresa Carne La Laguna, Juan Barrio, los rastros clandestinos y la falta de una regulación eficiente para garantizar que la carne que se consume en México esté libre de sustancias tóxicas o peligrosas para el humano, provocan que al menos 50 por ciento de ese producto esté contaminado con químicos ilegales.
Aclaró que no hay ninguna evidencia que los problemas de dopaje en el futbol provengan del consumo de carne que abastecen los productores y engordadores de ganado que cuentan con certificación Tipo Inspección Federal (TIF), mismos que proveen 50 por ciento del consumo nacional, por lo que garantizó que sus productos están libres de sustancias ilegales.
No obstante, para este y otros industriales de la carne hay preocupación, pues la sola declaración de que su producto podría estar contaminado con clembuterol afectaría las exportaciones –no se sabe en qué medida– como sucedió con el pollo y la influenza aviar que provocó la contracción de las exportaciones pues se tenían programadas ventas superiores a los 80 millones de dólares y sólo se lograron 44 millones en 2012.
Por su parte, el dirigente de ganaderos en Chiapas, Jorge Oropeza Guillén, consideró urgente una mayor regulación por parte de las autoridades tanto federales como estatales, así como una mejor estrategia de sanidad con instalación de laboratorios que vigilen la no aplicación de sustancias prohibidas, pues ello además permitiría abrir nuevos mercados para los ganaderos de la entidad.
En Querétaro, Francisco Domínguez, de la Unión Ganadera Regional, señaló que los ganaderos locales requieren engordar bovinos con clembuterol pues de lo contrario perderían ‘su mercado’.
Aseguró que se han comercializado, en forma ilegal, productos o sustancias biológicas, químicas o farmacéuticas no aptas para la alimentación de animales de consumo humano, lo que representa un grave riesgo para la salud de la población.
Por su parte, ganaderos de Tabasco reconocen que utilizan el anabólico porque “los compradores de reses en los principales mercados nacionales y algunos introductores en el estado, exigen como condición que el ganado haya sido alimentado en su fase terminal con la sustancia en cuestión, condición que consideran no es de alto impacto para la población consumidora de la entidad, ya que cerca de 80 por ciento de las reses engordadas tienen como destino final un mercado externo, principalmente del centro del país.
Destacan que con el uso de esta sustancia “la sangre sale magra (no grasosa), con buena textura, color rojo-rosado, y el animal con un buen rendimiento en canal”.
Además, detallaron que el uso del clembuterol permite que el animal gane al menos 2 kilos de peso al día mientras que sin las sustancia este sólo sube 1.2
kilos.
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